Lo que cuentan los rostros de los gobernadores santafesinos
De Oroño a Vernet, los rostros de los gobernadores santafesinos reflejan las etapas clave de la construcción institucional, política y social de la provincia y su papel en la historia argentina.
Lo que cuentan los rostros de los gobernadores santafesinos
Si asumimos la tarea de descifrar la singularidad que adquirieron los gobernantes santafesinos debemos conocer sus perfiles de gobierno y lo que posiblemente nos cuenten y escondan sus retratos. Para llevar adelante este desafío frente al pasado, deberíamos preguntarnos por el papel que tuvo Santa Fe en la gestación y desarrollo de la Argentina.
En primer lugar, aparece la figura pionera de Nicasio Oroño durante la conformación de la Argentina moderna bajo la organización nacional en 1853. Oroño, había nacido en Coronda en 1825, de profesión abogado, militaba en las filas del partido liberal.
En 1839, se casó con Joaquina Cullen, hija de Domingo Cullen, gobernador de Santa Fe. Participó en la Batalla de Caseros, en 1852, y en 1860 representó a Santa Fe en la Convención Constituyente que reformó por primera vez la Carta Magna.
Oroño y su cuadro.
En 1865 fue elegido gobernador de Santa Fe, en su gestión impulsó la organización institucional de la provincia. En 1867, se sancionó la primera ley de matrimonio civil y finalizando su mandato, en 1868, fue electo senador nacional y desde ese cargo promovió la colonización y la expansión de la frontera productiva de Santa Fe.
Su trayectoria se destaca, por cuanto sus proyectos apuntaban a la organización institucional del país, vislumbrando la necesidad de demarcar los límites territoriales, otorgando tierras para el fomento de colonias indígenas y el establecimiento de colonias extranjeras.
Años más tarde, en 1912, la provincia de Santa Fe fue el escenario de la primera contienda electoral en el país bajo la ley Sáenz Peña que sancionó el derecho al sufragio universal, secreto y obligatorio para los ciudadanos masculinos nativos y naturalizados mayores de 18 años. En aquella elección provincial, el partido Radical de Santa Fe obtuvo el triunfo que dio inicio a un ciclo de gobiernos de ese signo en la provincia.
La colección permanece guardada en el Rosa Galisteo. Foto: Fernando Nicola
Tres fuerzas políticas fueron las que participaron: la Unión Cívica Radical con la fórmula Menchaca-Caballero; la Coalición, facción del autonomismo (que gobernaba la provincia desde fines del siglo XIX) reuniendo la fuerza de tres exgobernadores: Rodolfo Freyre, Pedro Echagüe y Luciano Leiva, aglutinadas en torno a las candidaturas de Marcial Candioti-Alberto Paz.
El programa no fue expuesto a la prensa, basó su campaña en la organización de clubes y una gira por la provincia. Por último, La Liga del Sur, bajo la fórmula Lisandro de la Torre-Casablanca, quienes buscaban trasladar la Capital provincial a Rosario.
El partido Radical de Santa Fe llevó adelante una campaña electoral en todos los pueblos que convirtieron a la provincia en una fiesta, concertando reuniones masivas en teatros, manifestaciones, actos con música y banderas.
Las mesas electorales establecidas en los atrios de las Iglesias o locales de oficinas públicas, dieron el marco para que concurran a votar 69.172 ciudadanos que constituían el 70% del padrón electoral, porque en la provincia el voto no era obligatorio.
Luego de una contundente victoria en la votación del Colegio Electoral, el 10 de mayo de 1912, Manuel Menchaca asume el gobierno provincial expresando “Gobernar no es atropellar, ni improvisar, gobernar es dirigir por caminos previamente estudiados”.
La provincia de Santa Fe goza de una genealogía Constitucional cimentada a lo largo de los años, que acompañó la construcción de los elementos materiales e ideales del Estado provincial y los avatares propios de una dinámica entre Nación-provincia.
En julio de 1920, la Legislatura de la provincia de Santa Fe sancionó la ley 2003 que declaraba la necesaria reforma de la Constitución provincial de Santa Fe. Gobernaba Enrique Mosca del partido Radical, y era primera minoría el Partido Demócrata Progresista, decididos impulsores de la reforma, sobre todo del referido artículo 4 de la Constitución (asiento de la Capital provincial en la ciudad de Santa Fe).
Un año después, el 27 de agosto de 1921, el gobernador Mosca emitió un decreto que anuló aquella Constitución, porque la Convención había extendido sus sesiones por más de 90 días.
Unos años después, el 20 de febrero de 1932, Luciano Molinas del Partido Demócrata Progresista asume la gobernación de la provincia. El 8 de abril de ese mismo año remitió a la Legislatura un proyecto de Ley que declaraba que el plazo de 90 días fijado por la ley 2003 no era de carácter perentorio; que la Convención Constituyente de 1921 había tenido facultades, por propia autoridad, para prorrogar sus sesiones, debiendo considerarse válidas y obligatorias las reformas sancionadas y promulgadas el 13 de agosto de 1921.
Enrique Mosca, su retrato de gobierno. Foto: Fernando Nicola
La reforma de la Constitución de 1921, contiene otro singular elemento que está conectado con la historia de otro gobernador electo de la provincia. Leandro Meiners, nacido en Rafaela, se había recibido de doctor en abogacía por la Universidad de Buenos Aires y tuvo, a lo largo de su vida, idas y vueltas en el mundo de la política bajo la Unión Cívica Radical. Bajo la gobernación de Enrique Mosca, fue designado miembro de la comisión que tuvo a su cargo la reforma de la constitución santafesina en 1921.
Sin embargo, con la revolución de 1943 y la aparición de Juan Domingo Perón en la escena política, Meiners formó parte de la Unión Cívica Radical Junta Renovadora, un desprendimiento del espacio político original, que apoyó la candidatura de Perón y formó parte del Partido Laborista, el antecedente del Partido Justicialista.
En febrero de 1946, Meiners no había cumplido todavía 50 años cuando fue electo gobernador de la provincia de Santa Fe. Su triunfo fue aplastante: ganó con el 55,91% de los votos.
Sin embargo, pocos días antes de asumir su cargo, escribió una carta de despedida y decidió quitarse la vida. El político y abogado santafesino formaba parte del Partido Laborista, el antecedente del Partido Justicialista.
El 17 de mayo de ese mismo año dejó una carta a sus seres queridos: “No se culpe a nadie de mi muerte. No encontrándome en condiciones físicas para poder desempeñar el cargo de gobernador electo de Santa Fe y no queriendo defraudar al electorado, pongo fin a mi vida”, escribió el gobernador electo.
El Colegio Electoral de la provincia eligió, finalmente, a Waldino Suárez, también del Partido Laborista. El nuevo gobernador juró el día previsto, el 24 de mayo, pero su mandato no terminó bien: fue apartado del poder tras una intervención federal pocos años después.
Avanzado el siglo XX, aparece en el horizonte el rostro de otro gobernador santafesino. Carlos Silvestre Begnis, hijo de Salto Grande, gobernador en dos períodos constitucionales (1958-1962 y 1973-1976) interrumpidos por sendos golpes militares, pero dejó su impronta en obras y legados concretos que le cambiaron la vida a los santafesinos. Durante su primera gestión definió la realización de dos obras clave: el túnel subfluvial Santa Fe-Paraná y la autopista Rosario-Santa Fe.
Sylvestre Begnis y su retrato. Foto: Fernando Nicola
Se confunden en su imagen el caudillo político y reconocido estadista, impulsó la industria y la evolución de la provincia en los planos energético, vial, educativo y sanitario.
Pero sin lugar a dudas, el hito de su gestión gubernativa tiene su punto culmine el 14 de abril de 1962 cuando se promulga la nueva Constitución para la provincia de Santa Fe. Según comentan algunos memoriosos: “El gobernador Sylvestre Begnis tuvo que dejar una cirugía en el hospital Iturraspe para jurar la nueva Carta Magna”.
La reforma Constitucional de 1962 nos presenta una coyuntura particular en la cual el presidente de la Nación, Arturo Frondizi, había sido derrocado en marzo de ese año. Desde la provincia de Santa Fe se atestigua la inminente intervención federal, ante lo cual el gobernador Carlos Sylvestre Begnis optó por acelerar el proceso de discusión de la reforma constitucional.
La incertidumbre política del momento marcó las horas y días del debate. El proyecto de reforma fue tratado el 11 de abril y aprobado el día 14. La intervención federal se produjo el 24 de abril, pero un decreto posterior señalaba que no se veía afectada la elección de convencionales constituyentes.
Por lo tanto, la Constitución Provincial reformada en 1962 permanecía vigente. El rol del diario El Litoral fue crucial al publicar de manera “veloz” y en la búsqueda del consenso y la legitimidad necesaria que como resonancia tiene la opinión pública para la nueva Carta Magna provincial en sus páginas un 15 de abril de 1962.
El dos veces gobernador, Carlos Reutemann retratado. Foto: Fernando Nicola.
La reconstrucción democrática
El 30 de octubre de 1983 se cerró un capítulo de la historia de Argentina marcado por la inestabilidad política crónica. A partir de allí, comenzó un periodo de reconstrucción democrática. Una marcada frontera con el pasado en donde la democracia se consolida frente a lo no querido: el autoritarismo.
En aquel contexto histórico, al calor de una revitalización acelerada de la civilidad, los partidos políticos pasan a ocupar un lugar privilegiado. Inmersos en el proceso de transición a la democracia, recorren un camino de reconfiguración interno y profundo dado por lo vertiginoso del proceso de cambio de régimen al que se enfrentaban.
En Santa Fe, hacia el inicio de la década del ochenta, encontramos al radicalismo, al peronismo, el Partido Intransigente y el Movimiento de Integración y Desarrollo, el Partido Demócrata Progresista, las expresiones de la izquierda tradicional junto al socialismo popular y, finalmente, el Movimiento Línea Popular.
Luego de octubre de 1983, con la primera derrota nacional del justicialismo en manos del radicalismo, Santa Fe se convirtió en la provincia donde el peronismo logró consagrarse victorioso en las urnas.
José María Vernet fue el primer gobernador santafesino en el regreso a la democracia en 1983. Era un joven que militaba en las filas justicialistas y que gobernó los primeros cuatro años en una joven democracia.
Vernet, de profesión contador público, tenía 39 años cuando asumió la gobernación de Santa Fe, promovido por la Unión Obrera Metalúrgica. El primer gobierno democrático santafesino posicionó al reclamo federal como uno de los ejes de su construcción política. Este reclamo insistía en el incremento de la derivación de recursos nacionales a las provincias y en la reforma de las normativas de la coparticipación federal.
Bajo estos tumultuosos periodos de la historia nacional, los rostros de los gobernadores santafesinos fueron una parte clave en la gestación y el desarrollo de la Argentina. Sus decisiones, perfiles e imaginarios apuntaron a construir una agenda provincial que dialoga con las directrices nacionales, pero que mantiene su propia autonomía y singularidad en un mismo devenir político y económico.