Este lunes, a la edad de 88 años, falleció el empresario Armando Gostanián, uno de los personajes más particulares de esa ya peculiar etapa política argentina que fue el gobierno de Carlos Menem.
Los “menemtruchos” le costaron una causa judicial. Menem le decía "el gordobolú".

Este lunes, a la edad de 88 años, falleció el empresario Armando Gostanián, uno de los personajes más particulares de esa ya peculiar etapa política argentina que fue el gobierno de Carlos Menem.
El deceso fue informado en redes sociales por Herminia, la hija del ex funcionario que lo recordó así: “Me inculcaste uno de los valores más importantes que una persona puede tener: la humildad. Ayudaste a tantas personas, algunas de ellas no te valoraron ni respetaron. Te conozco como nadie te conoce. Puse, pongo y pondré las manos en el fuego por vos sin miedo a quemarme”.
Gostanián se desempeñó como titular de la Casa de la Moneda durante los dos períodos de Carlos Menem, o sea que durante su gestión se comenzó a pergeñar y se ejecutó el plan económico de convertibilidad.
Gostanián, muy amigo de Menem, llego a la función público desde su exitoso presente como empresario textil: era nada menos que el dueño de la popular marca de ropa Rigar´s.
Nacido en 1933, solía jactarse de su amistad íntima con el ex presidente riojano, y el mismo se sonreía al confesar que Menem lo llamaba cariñosamente “gordo bolú”.
Cuando Carlos Menem cumplió 60 años, en plena gestión presidencial, a su amigo Gostanián no se le ocurrió mejor idea que imprimir una serie de billetes en homenaje a su amigo, que se conocieron como “Menemtruchos”.
Esta iniciativa le valió una causa penal por malversación de fondos públicos, en la que finalmente fue sobreseído.
Pero no fue la única causa legal que tuvo que enfrentar por su pasado como funcionario.
En 2009 fue condenado a 5 años de prisión por enriquecimiento ilícito y a devolver los 800.000 dólares que cobro de una coima de la empresa alemana Atlantic Zeiser, por pagar con sobreprecios equipos técnicos.
El negociado se desarrolló entre 1996 y 1999, y por el mismo se comprobó que la empresa le había depositado en una cuneta personal de Gostanián el 30% del valor del contrato.




