Por Claudio H. Sánchez
En los festejos por el Día Internacional del Libro, en Barcelona, algunos autores firmaron y dedicaron libros a distancia sin moverse de su casa. Este sistema de escritura mecanizada tiene un curioso antecedente en el siglo XVIII.

Por Claudio H. Sánchez
Durante los recientes festejos del Día Internacional del Libro, en Barcelona, la compañía española SolidPerfil3D presentó el DexArm, un brazo robótico que permitió que autores como el sueco Jonas Jonasson, la chilena Isabel Allende y el francés Pierre Lemaitre firmaran y dedicaran libros a distancia sin moverse de su casa. Los autores escribieron sobre una pantalla sensible al tacto y la información digitalizada se envió a través de internet hasta el brazo robótico que reprodujo la escritura original.
Este sistema de escritura mecanizada tiene un curioso antecedente en "El Escribiente", uno de los autómatas creados en el siglo XVIII por la familia de relojeros y artesanos suizos Jaquet-Droz.
Pierre Jaquet-Droz nació en 1721 y desde muy joven se interesó en la relojería y la mecánica de precisión. Fabricó sus primeros relojes a los 17 años. Con el tiempo construyó relojes que eran muy superiores en calidad y precisión a los de sus competidores.
A partir de 1753 se especializó en la fabricación de autómatas, que diseñaba y construía con la colaboración de su hijo, Henri-Louis y de Jean-Frédéric Leschot, un aprendiz al que había adoptado. Estos autómatas eran muñecos mecánicos que podían realizar distintos movimientos y pueden considerarse precursores de los robots modernos. En 1773 presentó sus creaciones más elaboradas: el Escribiente, el Dibujante y la Pianista. En los años siguientes los autómatas se exhibieron ante las principales cortes europeas en París, Londres, Holanda, Flandes, Rusia y España.
El Escribiente es el autómata más complejo de los tres. Cuenta con más de seis mil piezas, con mecanismos específicos para cada una de las letras del alfabeto. Los mecanismos pueden combinarse para formar cualquier frase de hasta cuarenta caracteres. El autómata reproduce luego la frase así programada con una pluma que sostiene en su mano mecánica.
El Escribiente, el Dibujante y la Pianista se exhiben actualmente en el Museo de Arte e Historia de Neuchâtel, en Suiza. Los tres aún funcionan perfectamente.
(*) Docente y divulgador científico
El Escribiente es el autómata más complejo de los tres. Cuenta con más de seis mil piezas, con mecanismos específicos para cada una de las letras del alfabeto.




