Cuando los tratados filosóficos se refieren a la organización como madre natural de todo emprendimiento humano, también están describiendo, sin saberlo, a la disciplina deportiva que nos ocupa.
Pionera, formadora y sostén de generaciones de jugadoras, la Asociación Santafesina de Fútbol Femenino arriba a su 30° aniversario como la raíz viva de una disciplina que hoy crece y se consolida. Tres décadas de lucha, organización y convicciones que marcaron un antes y un después en la provincia.

Cuando los tratados filosóficos se refieren a la organización como madre natural de todo emprendimiento humano, también están describiendo, sin saberlo, a la disciplina deportiva que nos ocupa.
Nada puede edificarse sobre la improvisación ni el desconocimiento, y suele suceder con frecuencia aquello que el refrán español sintetiza con claridad: “a río revuelto, ganancia de pescadores”. El fútbol femenino no escapa a esa lógica, y su desarrollo ha dependido, en gran medida, de quienes entendieron que sin estructura no hay futuro.
El respaldo que la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) brinda al fútbol femenino no es meramente simbólico. Luego de varias Copas del Mundo, los máximos dirigentes del organismo comprendieron que están ante un fenómeno global que puede incluso desbordar las previsiones iniciales.
Por eso, y con notable acierto, se impulsó a escala planetaria —y en Sudamérica a través de la Conmebol— una política activa de promoción y difusión basada en un presupuesto millonario en dólares destinado a consolidar la disciplina.
Sin embargo, en la Argentina el fútbol femenino continúa siendo, en muchos aspectos, la cenicienta del sistema.
Ni la Asociación del Fútbol Argentino, ni numerosos clubes, y en ocasiones tampoco las propias protagonistas, lograron capitalizar del todo una coyuntura que no sólo es política y económica, sino que también choca contra el histórico estatismo estructural del deporte nacional.
En ese contexto, el 23 de diciembre la Asociación Santafesina de Fútbol Femenino celebra 30 años de vida institucional, y lo hace con la autoridad que otorga haber sido pionera.
En sus inicios logró congregar a clubes de toda la provincia y la región, entre ellos Rosario Central, Atlético Rafaela, Universidad Nacional del Litoral, El Cuarteador de Santo Tomé, Defensores del Oeste, Sportivo Norte de Esperanza, Central San Javier, Colón de Santa Fe e incluso equipos pertenecientes a importantes instituciones de la provincia de Entre Ríos.
A través de sus clubes afiliados, la Asociación Santafesina se consagró Campeón Provincial en tres oportunidades y representó a la provincia en numerosas ediciones de los Campeonatos Evita a nivel nacional.
También tuvo proyección internacional, enfrentando a equipos de México y Uruguay, y siendo invitada a disputar partidos preliminares del Nacional de Montevideo que disputaba la Copa Libertadores, una experiencia que marcó un salto de calidad para jugadoras y dirigentes.
Los años de oro, desde lo estrictamente deportivo, se vivieron hacia finales del siglo pasado, una etapa que dejó futbolistas de alta jerarquía y consolidó una identidad competitiva que aún hoy se reconoce. Pero el trabajo de la Asociación no se limitó al campo de juego.
En el plano político e institucional, continuó promoviendo charlas y conferencias vinculadas al rol de la mujer en la dirigencia de los clubes argentinos, y en su momento fue invitada a participar de un congreso internacional de la especialidad en Manduria, provincia de Taranto, Italia.
La realidad actual muestra un entusiasmo creciente a través de escuelitas e institutos que trabajan con admirable vocación en un deporte tan difícil de sostener. A todos ellos, que mantienen viva la llama del fútbol femenino en Santa Fe, corresponde un reconocimiento sincero por su esfuerzo cotidiano y su compromiso silencioso.
La incorporación y el aprovechamiento de la estructura de la Asociación dentro de la Liga Santafesina, proceso que se dio en los primeros años de este siglo, resultó exitoso para las jugadoras.
Se pensó en su crecimiento federativo, aprovechando que la Liga está afiliada a AFA, algo que la Asociación nunca pudo lograr por cuestiones administrativas, ya que no fue aprobada ni por la Federación Santafesina de Fútbol ni por la Dirección de Deportes de la Provincia, organismos que jamás acompañaron su desarrollo.
Hoy la historia es distinta. Con saber que uno de los equipos de Santa Fe compite en la máxima categoría del país alcanza para dimensionar lo conseguido. Pero para que un árbol dé frutos siempre debe tener raíces. Y en este caso, la raíz viva del fútbol femenino en Santa Fe tiene nombre propio: Asociación Santafesina de Fútbol Femenino.
Feliz cumpleaños a aquellas y aquellos dirigentes visionarios que vencieron al tiempo y a la indiferencia: Mónica Tessone, Alicia y Silvia Ollua, Luciana Foratti —hoy directora técnica en Minnesota—, Luis Contreras, Alfredo González y tantos otros que hicieron posible que el fútbol femenino no sólo exista, sino que tenga historia.




