La secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton, celebró el consenso alcanzado por la OEA de derogar la suspensión impuesta a Cuba en 1962, pero insistió en que ese país debe comprometerse con los valores democráticos del organismo regional.
Durante la XXXIX Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), los 34 miembros del organismo dejaron sin efecto la resolución que en 1962 excluyó a Cuba.
“Cuba puede regresar a la OEA en el futuro si la OEA decide que su participación cumple con los propósitos y principios de la organización, incluyendo la democracia y los derechos humanos”, dijo Clinton en un comunicado divulgado por el Departamento de Estado.
Estados Unidos y otros países, recordó Clinton, habían insistido en que la “respuesta correcta” era reemplazar la suspensión de 1962, pero condicionar el regreso de Cuba a que el país caribeño cumpla con los instrumentos de la organización, como la Carta Democrática.
“Me complace que todos coincidieron en que Cuba no puede simplemente tomar su asiento (en la OEA) y que debemos someter la participación de Cuba a una determinación más adelante, si es que algún día busca reingresar”, afirmó la diplomática.
“Cuando llegue el día de tomar esa determinación, Estados Unidos continuará defendiendo los principios de la Carta Democrática Interamericana y otros elementos fundamentales de la organización”, enfatizó Clinton.
Para la jefa de la diplomacia estadounidense, ese resultado correspondería a la postura estadounidense respecto a Cuba y al resto de la región.
Tomando como base el consenso del grupo, Clinton dijo: “debemos fortalecer nuestras metas con acciones que nos lleven más allá de la retórica a los resultados”, para avanzar hacia “el fortalecimiento de la buena gobernabilidad, las instituciones democráticas y el firme compromiso a los derechos humanos fundamentales, las libertades y el imperio de la ley”.
Además de dejar sin efecto la resolución VI adoptada el 31 de enero de 1962, la aprobada deja claro que la “participación de Cuba en la OEA será el resultado de un proceso de diálogo iniciado a solicitud del Gobierno de Cuba y de conformidad con las prácticas, los propósitos y los principios de la OEA”.
En paralelo, las reacciones en el Congreso de EE.UU. reflejan la perenne polarización que suscitan las relaciones entre este país y Cuba en los corredores del poder en Washington.
El presidente del subcomité para Asuntos Hemisféricos de la Cámara de Representantes, Eliot Engel, dejó en claro que la resolución de la OEA no significa el regreso inmediato de Cuba a ese organismo y que “la pelota está en el tejado de Cuba”.
De Cuba dependerá que cumpla con “los principios de derechos humanos y la democracia consagrados en la Carta Democrática”, dijo Engel, de Nueva York.
EFE

































