Las condiciones iniciales del mandato de Cristina Fernández de Kirchner son las más cómodas con que haya debutado un gobierno desde el retorno de la democracia, pero lo suyo no será un lecho de rosas. He aquí un listado de desafíos de la nueva presidenta:
Inflación._ Según el Indec, la inflación de 2007 será de 8 a 9 %, pero cualquier observador imparcial -ama de casa o consultor profesional- sabe que los precios subieron el doble o triple que eso. Además, en enero, Cristina deberá pilotear la absorción del aumento de 20 % en las tarifas de transporte urbano. Las fiestas, el inicio de vacaciones, el furor de consumo y conflictos en áreas como la producción láctea harán aún más difícil tranquilizar los precios. La primera respuesta será seguir dibujando las cifras del Indec, valiéndose incluso de una nueva metodología. A mediano plazo, el ajuste fiscal ya iniciado y algunas medidas monetarias podrían ayudar. Pero también aparecerán desafíos como el postergado aumento de tarifas y una puja salarial agudizada por la renovación de autoridades de la CGT.
Salarios y tarifas._ En el primer frente, la dinámica entre el kirchnerismo y los gremios moyanistas parece apuntar a la ``solución'' 15/15. Quince por ciento de aumento antes de las paritarias, escondido en mecanismos como bonus inflacionario o similares, y 15 % de aumento formal. Los empresarios dicen que eso es imposible de absorber. A su vez, los concesionarios de servicios públicos insistirán con una suba de tarifas, que Kirchner concedió parcialmente en los segmentos comercial e industrial pero postergó para el sector residencial y dejó a definir en una Revisión Tarifaria Integral a completar en 2008. Hay indicios de que Cristina buscará armonizar estas demandas con un esquema de ``tarifa social''.
Energía._ Los primeros calores testearán el sistema energético. El período de mayor vulnerabilidad serán las dos primeras semanas del nuevo gobierno, cuando los habitantes de los grandes centros urbanos estén aún en sus casas y quieran usar, entre otras cosas, el millón de acondicionadores de aire que se vendieron el último año. El desafío -atenuado- se trasladará luego a los centros de veraneo. El gobierno ya licitó 9 generadores por un total de 200 MW, 3 de los cuales funcionarán desde barcazas a emplazarse donde más se necesite. A más largo plazo, el consenso es que al menos hasta fin de 2009 la Argentina tendrá una frazada energética cortita, cortita.
Inversión._ El riesgo de colapso de la infraestructura en general exige mayor ritmo y eficiencia de las obras públicas y una aceleración de la inversión privada que, pese al fenomenal crecimiento 2003-2007, ha sido más bien amarreta, en parte por los desacuerdos tarifarios y por cuestiones como la irresuelta deuda con el Club de París, que dificulta la obtención de crédito a largo plazo, clave para acometer inversiones con horizontes de realización y de retorno de varios años.
Los mayores reclamos
Seguridad._ Aunque las principales víctimas sean los pobres, es el principal reclamo de los segmentos medio y medio alto y uno de los motivos de la derrota de Cristina en varios centros urbanos del país. El discurso K asocia los problemas de inseguridad básicamente a la situación social. Aunque tenga mucho de verdad, el discurso esconde serias deficiencias de gestión. En 2004 el gobierno lanzó un Plan Integral que terminó de hecho con la eyección del ministro de Justicia, Gustavo Béliz. La primera apuesta de Cristina ha sido unificar las competencias de Seguridad y Justicia en un nuevo ministerio, a cargo de Aníbal Fernández. Hay allí también importantes cuestiones políticas y jurisdiccionales, como la relación y coordinación con la provincia y la ciudad de Buenos Aires, bajo las conducciones de alguien a quien los Kirchner miran con desconfianza (Daniel Scioli) y de otro a quien buscarán hacerle la vida imposible (Mauricio Macri).
Institucionalidad._ La mejora de la ``calidad institucional'' fue una de las promesas de campaña de Cristina. Pero la presidenta electa se beneficiará de las prerrogativas de la ley de emergencia económica (que el Congreso intentará sancionar esta semana, tras el fallido intento del miércoles), un Presupuesto diseñado para permitirle el uso a piacere de los recursos fiscales y tres aumentos de retenciones a las exportaciones (agrícolas, petroleras y mineras) cuyos recursos irán enteramente al gobierno nacional, sin que las provincias vean un centavo. La lectura oficial seguirá asociando la institucionalidad con el enjuiciamiento a los autores de crímenes y violaciones a los derechos humanos durante la dictadura, pero soslayando otras cuestiones. El 2008 será el duodécimo año de violación del mandato de la Constitución de 1994 de que el país tuviera en 1996 una nueva ley de Coparticipación Federal. Otra exigencia desagradable al gusto K es la reciente decisión de la Corte Suprema, que por segunda vez en quince meses pidió que se garantice la movilidad de las jubilaciones.
Distribución del ingreso._ Según dijeron Néstor y Cristina, se buscará llegar a un reparto igualitario (``fifty-fifty'') entre capital y trabajo. Un primer frente para mejorar la distribución del ingreso es reducir la informalidad laboral. Al cabo de cinco años de crecimiento, el 40% de los argentinos que trabajan sigue haciéndolo parcial o totalmente en negro. El aumento del empleo formal depende tanto de mantener un alto ritmo de crecimiento (al que los Kirchner seguirán apostando, aún a riesgo de mayor presión inflacionaria) como de mejoras en la capacitación laboral y en la generación de valor agregado. La creación de un Ministerio de Ciencia y Técnica es una señal en ese sentido.
Sergio Serrichio (CMI)
































