El Jardín del Movimiento Los Sin Techo cuenta con el apoyo de un grupo de madres voluntarias, que colaboran ad honorem.
El Jardín del Movimiento Los Sin Techo cuenta con el apoyo de un grupo de madres voluntarias, que colaboran ad honorem.
Como otros barrios de nuestra ciudad, Coronel Dorrego tiene su estigma: es definido por muchos como una zona “muy peligrosa”. De hecho, la mayoría de las personas que viven o trabajan en este barrio admite que la violencia es moneda corriente en sus calles. Sin embargo, algo se palpa en los dichos de sus habitantes y es la firme voluntad de superar esta realidad y ofrecer otro tipo de futuro. Este es el caso de Silvina Molina y Mónica Chiarlo, docentes del Jardín del movimiento Los Sin Techo, ubicado en calles Matheu y Alberdi.
Allí, todas las mañanas unos 35 niños divididos en dos salas -una para pequeños de 3 años y otra para los de 4 y 5-, reciben una educación y servicio de comedor que incluye desayuno y almuerzo. En esta tarea, las docentes no están solas. Cuentan con el apoyo de un grupo de madres voluntarias que colaboran en las tareas relacionadas con la cocina y la limpieza y comparten la creencia de que todos los granos de arena sirven en la construcción de posibilidades para los chicos.
Un jardín de todos
En este barrio norteño, la mayoría de los habitantes trabajan de changas o son empleadas domésticas. A ellos se suma un grupo menor que recibe la asignación universal por hijo. Todos son padres presentes en las actividades que organiza el jardín para los pequeños. “Los papás responden mucho en todas las cosas que proponemos, siempre están predispuestos a acompañar a sus hijos”, comenta Mónica Chiarlo.
Las necesidades son muchas. “El jardín se mantiene en base a las colaboraciones de la gente, hacemos beneficios y ahora nos arreglamos con un aporte mínimo de la cooperadora”, cuenta Mónica. Desde hace unos años, los jardines de Los Sin Techo implementan el método de inteligencia múltiple, “basado en el interés de los chicos -explica Chiarlo-; y sus ocurrencias son tantas que multiplican las necesidades: el material descartable es útil porque lo usan para construir, también témpera, plasticola, brillantina, lentejuelas. Todo sirve”.
Para ayudar: Acercarse al jardín o a la sede del movimiento Los Sin Techo, en San Jerónimo 3328 (Colegio Mayor Universitario).




