El reloj marcó las 20 y el ruido a cacerolas, mezcladas con bocinas, volvió a ganar el paisaje sonoro de Rosario este domingo. Convocada por el boca en boca, mensajes de texto y correo electrónico, una multitud salió a los balcones o se dirigió en masa al Monumento Nacional a la Bandera para volver a manifestar su repudio al interminable conflicto del campo.
Desde todos los puntos de la ciudad, y por el término de más de media hora, las calles del centro se inundaron de autos y peatones con un destino común, donde se reunieron para protestar.
La medida se repetía en muchas otras ciudades del país con la misma modalidad.



































