Por quinta vez en lo que va del año, delincuentes hicieron de las suyas en una de las panaderías Franco Colella.
Esta vez fue el turno de la sucursal Colastiné, la que se ubica sobre la Ruta Provincial 1, a la altura del kilómetro 1.8
Durante la madrugada, autores ignorados violentaron la puerta e ingresaron al comercio. Ya en el interior se llevaron la caja registradora, una balanza electrónica, mercaderías y dinero. No conformes con ello, destrozaron estanterías y otros mobiliarios.
La empleada que fue a abrir el local encontró el negocio destrozado, las puertas rotas, mucho desorden en el interior y el faltante de elementos de trabajo.
Franco Colella (titular de la firma) mantuvo un diálogo hoy con este diario donde explicitó un comprensible hartazgo por la situación.
“Desde el 1º de enero a la fecha ya me robaron tres balanzas digitales y dos cajas registradoras. Esto sin contar todos los gastos que tuve que afrontar por rotura de vidrieras, muebles y demás.
Ya no sabemos qué medidas tomar. Para que no se lleven la caja ahora las dejamos con dinero; sin embargo se la llevan igual. En el último robo nos llamó la atención el grado de violencia con el que actuaron (los cacos). No puede ser que nadie haya visto nada, que nadie haya escuchado. Para llevarse todo eso hasta tuvieron que arrimar algún vehículo.
Al límite
Más adelante, el empresario se refirió al estado de incertidumbre que reina entre sus empleadas. “La sucesión de ilícitos dejó su huella entre el personal a mi cargo que ya desconfía de todo el mundo. Ven a cualquier pibe con gorra y no le quieren abrir la puerta”.
“Para colmo hay muchas de las chicas que aparte de ser víctimas de robo mientras trabajan en la panadería, también fueron asaltadas cuando se retiraban. Les robaron las motos y sus pertenencias”.
“Esto ya no da para más. Estoy harto -dijo Colella. Ahora mismo voy a reclamar medidas ante las autoridades municipales. También voy a pedir una audiencia con el ministro de Seguridad. No puede ser que no podamos trabajar. Me están llevando al límite de tener que cerrar una fuente de trabajo”, sentenció.
“Durante dos años y después de una época en la que tuvimos 14 robos en dos meses se había parado, pero ahora volvieron a ocurrir”, denunció.
La firma Colella cuenta con diez sucursales repartidas entre Santa Fe, Santo Tomé y Colastiné, y si bien “no hay específicamente alguna más golpeada que el resto, las más visitadas fueron las de Santo Tomé -avenida Richieri y la curva Maurig- y la de Colastiné”.
En Santo Tomé
Dos pilcherías de Santo Tomé no escaparon a esta oleada delictiva.
Minutos después de las 4, un estruendo despertó a los vecinos de la avenida 7 de Marzo al 1600. Un pesado adoquín había hecho estallar la puerta blíndex de la pilchería Aldea.
Con el paso liberado, los malvivientes ingresaron al tradicional comercio, que cuenta con más de 20 años de existencia en el lugar.
“Alcanzaron a llevarse algunas prendas de vestir y fugaron rápidamente a la carrera”, precisó hoy Darío de Arcángelo, titular del negocio. Tan rápida fue su faena, que en el interior del local dejaron olvidadas bolsas plásticas tamaño consorcio, donde tenían pensado cargar más mercaderías.
El empresario se mostró más que preocupado por lo ocurrido. Ya no hay medidas de seguridad que alcancen. Primero pusimos rejas, luego alarmas, pero los robos siguen ocurriendo. Lo peor de todo es que nos estamos acostumbrando”, sentenció.
Días atrás, un idéntico robo se perpetró en la pilchería Etcétera, la que se ubica también sobre la avenida 7 de Marzo al 1600.

































