Atravesar la ruta N° 168 en la rotonda de la Fuente de la Cordialidad puede resultar una maniobra usual en los conductores. No obstante, la presencia de tránsito pesado, la excesiva velocidad y el progresivo aumento del flujo vehicular fueron transformándola en una riesgosa encrucijada.
El cruce a nivel sobre la ruta N° 168, a la altura de la rotonda donde está ubicada la Fuente de la Cordialidad, se ha transformado en un sitio conflictivo para los conductores de ciudad, que diariamente deben enfrentarse al tránsito pesado o de alta velocidad, que atraviesa la vía principal.
El sistema de distribución de tránsito del puente Oroño, del lado este, comenzó a dar muestras de sus limitaciones, propias de una obra hecha hace más de 40 años. En busca de una solución a corto plazo, pero también pensando en una respuesta estructural, fue consultada una serie de voces autorizadas, las que a falta de proyectos concretos, opinaron acerca del problema que allí se plantea.
"Es un punto de conflicto porque los desvíos hacia la Ciudad Universitaria, la Costanera Este o Alto Verde generan entrecruzamiento de los flujos de tránsito, y un distribuidor a nivel no es lo más conveniente", precisó Rafael Pretto, jefe del 7mo. distrito de Vialidad Nacional.
Además del mencionado "entrecruzamiento de flujos de tránsito", que implica un riesgo en potencia, ocurre que en esa zona los vehículos transitan a altas velocidades, a pesar de estar urbanizada. Incluso, muchos conductores foráneos ignoran la existencia del cruce, que "no está lo suficientemente anunciado", aseguran los usuarios.
Las soluciones sugeridas son: la construcción de un puente a alto nivel -como el que comunica a El Pozo con el shopping-; mejorar el viaducto del puente Oroño; o eliminar el tránsito pasante con un sistema de rotonda. Sumado a eso se plantean exigentes controles de tránsito, colocación de cartelería y radares o cámaras de velocidad.
Jurisdicción municipal
Para Pretto "la solución definitiva sería hacer viaductos tratando de prolongar el puente Oroño" hacia el este. De ese modo el tráfico no se vería obligado a doblar a la izquierda para cruzar la ruta.
Claro que "cuando se establecen obras de alto nivel primero tenemos que evaluar la necesidad, la cantidad de vehículos que circulan por el lugar, y si los giros y entrecruzamientos son importantes para justificar un puente", contó el funcionario nacional.
Así las cosas, Vialidad seguirá encargada de asegurar la vía de comunicación principal, que es la ruta N° 168, mientras que por tratarse de un sector urbano "toma intervención la Municipalidad".
Una de las medidas "para evitar la rotonda fue pavimentar la bajada al Yatch Club, que permite ir a Alto Verde y cruzar por debajo del Oroño para tomar el Puente Colgante, o retomar la ruta N° 168", manifestó Norberto Berlanga, subsecretario de Control municipal.
En esa tónica, el secretario de Planeamiento Urbano, Gustavo Giobando, destacó la existencia de "dos sistemas superpuestos y bien diferenciados". Uno secundario, que conecta el Puente Colgante con la costanera Este, la UNL y el Pozo; y el de la ruta, de tránsito rápido. Entre uno y otro, "la rotonda es un punto de intercambio".
Con mapa en mano, el funcionario indicó el circuito alternativo, que permite moverse por la zona "sin tocar la ruta". Esto se debe "gracias al cruce del Colgante", resaltó Giobando, aunque reconoció que "para el que regresa al centro le exige una maniobra un poco más complicada".
Plan Urbano 2010
El municipio no es ajeno a la situación que plantea el acceso este de la ciudad, donde convergen miles de automóviles que circulan por día con destino a Paraná, así como los habitantes de Rincón y Colastiné que viajan a trabajar al centro.
Al flujo local se suma el del tránsito pesado, dado que la ruta N° 168 es parte del "corredor bioceánico", además de "una importante vía regional".
En la propuesta de ciudad conocida como Plan Urbano 2010, impulsada por el intendente Martín Balbarrey, está previsto fortalecer "las vinculaciones metropolitanas y regionales". En este caso, se trata del "área de mayor potencialidad turística de la ciudad", expresó el secretario.
Uno de los desafíos a encarar será "desarrollar el sistema alternativo de conexiones", el cual contempla ciclovías, la prolongación de la costanera Este hasta la playa del Ceride, y su posible conexión con El Pozo. El osado plan habla de que "podría continuarse y establecer una vía de conexión alternativa sobre las defensas del Colastiné y la Setúbal, como sistema alternativo a la ruta Nº 1".
Tal como declaró el arquitecto Giobando, "el desafío para los próximos años" será "urbanizar un área con alto riesgo hídrico, en pleno valle de inundación del río Paraná".
Las inconductas
No sólo la falta de obras hace que un cruce a nivel en la ruta resulte peligroso. En muchas ocasiones, el conductor tiene gran parte de responsabilidad en los siniestros registrados.
Ana Pino, a cargo del Departamento de Planificación Vial y de Tránsito, se mostró desanimada dado que "ante cada trabajo que hacemos, arribamos a la conclusión de que el conductor no responde a las expectativas de preservar la vida", al punto que "a veces nos preguntamos si es bueno o malo poner tantas señales. Porque no sabemos si no las respetan porque son pocas o muchas". Para advertir y mejorar esa situación, "existe un convenio con la Universidad Tecnológica Nacional que prevé no sólo la señalética vertical y horizontal, sino un estudio de sistematización vial, donde la universidad busca conocer cuáles son las mejoras que hay que realizar desde Planeamiento", destacó Berlanga.
Por otra parte, desde el municipio aseguran que "a menudo se realizan operativos en la zona, intensificados durante los fines de semana que es cuando mayor cantidad de gente transita por allí. Además, como se han radicado confiterías bailables sobre la 168, también se implementan controles de alcoholemia, para evitar accidentes".
Cabe destacar que en rutas nacionales "no permitimos lomos de burro" y los semáforos "no son convenientes", agregó rafael Pretto. Como alternativa podrían colocarse "bandas logarítmicas para que se disminuya la velocidad" -parecidas a los pianitos o reguladores-, pero "a futuro hay que hacer una obra distinta".
Otra mirada profesional
El secretario del Colegio de Ingenieros Civiles, Guillermo Ferrando, reconoció que fueron planteadas algunas inquietudes acerca del tema ante el directorio, no obstante lo cual "no tenemos definido un planteo", agregó.
Ferrando especificó que en el sector existe "tránsito de distintas categorías" que hacen del lugar "un nudo problemático". Dijo que los automovilistas no respetan los carteles de velocidades máximas, que marcan la disminución a partir de La Guardia.
"Los vehículos siguen pasando a 100 km/h, porque tienen delante una recta muy larga, incluso vienen confiados porque desconocen que hay entrecruzamientos a nivel y no obedecen las señales de tránsito", comentó.
Como entendido en la materia, coincidió con el resto de los profesionales consultados: "La solución clásica consiste en puentes a alto nivel". Al haber curvas cerradas y distancias cortas, "el tránsito en la derivación es más lento, mientras que los que circulan por la vía principal siguen pasando a 80 ó 90 km/h por debajo del puente".
Recordó que la construcción del puente Oroño en la década de 1960 "fue una obra espectacular, dinámica y adecuada al flujo de tránsito de ese momento", pero con la apertura del túnel subfluvial, y más tarde el puente Rosario-Victoria, "lógicamente ha quedado desactualizado".
Ferrando evaluó la posibilidad "de utilizar la rotonda para bajar la velocidad". Claro que eso implicaría "eliminar el tránsito pasante, y al obligarlo a hacer un rodeo" también generaría un conflicto más adelante, dada la considerable disminución de velocidad con respecto a la actual.
Si bien se inclinó por la colocación de un puente, "desde el punto de vista estético" prefirió la idea del viaducto, ya que una estructura de cemento erguida en ese espacio taparía la fuente "que es un ícono local".
Usuarios al por mayor
"El cruce a la ciudad universitaria es peligrosísimo", declaró el decano de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, Miguel Irigoyen. Son aproximadamente unas 12 mil personas que circulan de lunes a viernes, entre alumnos, docentes y no docentes. Se suma a la vía alternativa la gente que va y viene a El Pozo.
La variante, para evitar el cruce a nivel, "que es lo que debería hacer todo el mundo, es girar hacia la derecha, y pasar por debajo del puente Oroño". Aunque "la gran mayoría toma la rotonda, que es mucho más visible, y es el camino más corto". El trayecto por el Puente Colgante "es más seguro, pero también más lento" para los que circulan por bulevar Gálvez o avenida Alem.
El decano reconoció que afortunadamente no tuvieron que lamentar accidentes graves con las personas que frecuentan la ciudad universitaria, a pesar de que "no hay buena señalización, y no hay un cartel que anuncie el cruce peligroso".


































