El libro "Inventario: 200 obras del Patrimonio Arquitectónico de Santa Fe", indica que "como consecuencia de la importante actividad agrícola de la región, dentro del modelo de país agroexportador, en 1893 se inicia en la localidad de San Carlos Centro, departamento Las Colonias, el `Molino Santa Teresa', de Boero, Lupotti y Franchino SA. Este traslada, al año siguiente la sede industrial a la ciudad capital".
"Con el correr de los años cambia sucesivamente la razón social: Molino Ciudad de Santa Fe, de Franchino y Lupotti Sociedad Comercial y Colectiva, a partir de 1914; Molino Ciudad de Santa Fe de Lupotti y Franchino Ltda., desde 1927; sociedad que expiraría en 1985. Desde entonces, tomaría el nombre de Molino Franchino SAIyC.
"Parte del primigenio edificio ya estaba construido antes de trasladarse la firma a Santa Fe y contaba con tres cuerpos principales y una chimenea cilíndrica realizada en ladrillos comunes a la vista. Dicho conjunto fue arrasado por un ciclón en el año 1920.
"La construcción del nuevo edificio, silos de ladrillo común y tres cuerpos adosados (planta procesadora de granos, administración y empaque), estuvo a cargo de Peter Adolf, oriundo de Bavaria y especialista en la construcción de estructuras industriales con perfiles metálicos.
"En 1903 se anexa un desvío ferroviario para facilitar el transporte de granos del norte del país, extendiéndolo con posterioridad a la zona portuaria.
En 1928, dada la sostenida producción, son reemplazados los antiguos motores a vapor por los eléctricos y, dos años más tarde, se anexa la planta elaboradora de maíz.
"En 1961 se produjo un incendio que obligó a la restauración y reconstrucción de parte del edificio, construyéndose en 1973 los silos para embolse de harina. Finalmente se agregan el molino forrajero y las cocheras. De este modo, la estructura se se compone de tres franjas diferenciadas en el sentido este-oeste: talleres y silos, playa de maniobras, administración, planta industrializadora y silos, y playa de maniobras y silos, respectivamente.
"Lingüísticamente, el conjunto se expresa conforme a las preceptivas utilizadas en las diferentes fases de su construcción: la imagen resultante se inscribe en las características utilitarias y funcionalistas que distinguen este tipo de arquitectura.
"En la actualidad, con las vías de ferrocarril en desuso, y su conflictiva localización urbana, es memoria de aquel modelo de país agroexportador hoy desvanecido, al tiempo que identifica con fuerza el borde norte de Barrio Candioti y se constituye en un importante indicador ciudadano".
El 29 de julio de 1995, el Molino cerró sus puertas. 85 operarios y empleados administrativos quedaron en la calle. El edificio quedó abandonado a su suerte; el paso del tiempo fue erosionando los ladrillos y los reiterados incendios y hechos vandálicos hicieron el resto.
En los últimos años, el lugar fue protagonista de un frustrado comodato otorgado a la Fundación Santa Fe Activa para alojar a chicos en conflicto con la Ley Penal. Luego se destinó a la Patrulla Policial. Ahora espera que los trabajos anunciados le restituyan su valor como espacio neurálgico de la ciudad.


































