Hablando de lecturas: si leer es más que repetir en voz alta lo que las palabras nos dicen, si leer implica como condición necesaria ¡interpretar!... son muchas más las cosas que pueden ser "leídas". Para la concepción actual, la lectura es "un proceso activo donde el lector interroga el texto para construir su significado basándose en sus experiencias previas, esquemas cognitivos y propósitos". Por eso, se lee una partitura, se leen las señales del cielo y un buen espectador hace una "lectura" de la película que está mirando.
Por cierto, muy necesaria es esta "lectura" para quien esté disfrutando por televisión, por ejemplo, la película "El Gigante de Piedra". Si uno se asoma a ella cuando ya comenzó, lo que primero que se pregunta puede ser: ¿Es rusa? ¿Bielorrusa? Y luego de informarse, gracias al "profe" Google, se entera con alegría que es ucraniana. Pero la forma de su estructura, de sus recursos escénicos, de la inspiración en lejanas mitologías germánicas, nos transportan inmediatamente a la antigua y famosa película "La Flor de Piedra" ("Kamennyy tsvetokaka" en ruso), del año 1946. Maravillosa muestra de un cine de vanguardia. Tiempos de la guerra fría... contienda que se libraba en todos los frentes.
Hollywood mostraba sus avances en la filmografía y todos hablaban de lo que cada uno había visto en el cine. Así que era "obligación" de la Unión de República Socialistas Soviéticas (la URSS) decir: "¡Miren de lo que nosotros somos capaces!" Con algunos aportes franceses surgió esta maravilla de "La Flor de Piedra". Bellísima realmente. Fue una adaptación del cuento de Pavel Bazhov (1879-1950), emparentado literariamente con los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm, y con el español Manuel Llano. De sus obras lo que primero se rescata es "El joyero de malaquita: cuentos de los Urales", donde Bazhov recoge y recrea cuentos folclóricos y cuentos de hadas, escuchados y narrados siglos atrás en los fogones de los buscadores de oro. Y en esa edición aparece el relato "Flor de piedra".
La película "Flor de piedra", para todas las edades, hizo las delicias del público. Cuento de hadas, sí, pero con tremendo suspenso. Una hechicera muy poderosa, la Dueña de la Montaña de Cobre, se enamora de Danilo, un joven tallador de piedras preciosas, y usará todos sus inmensos poderes para robarse el corazón del joven, que ama a su novia Katia de forma irrenunciable. La hechicera, que primero recurre a la tentación, lleva a Danilo en una recorrida por las minas de piedras preciosas. Surge un seductor momento, acompañado de los mejores efectos especiales. A su paso y a una simple señal de su mano, recorren la mina de amatistas, siguen entre esa luminosa galería y a otra señal, están recorriendo las galerías de esmeraldas, y así, golosamente, el joven mira con ojos de artífice esas maravillas.
El espectador queda embelesado ante ese universo de efectos especiales. Pero el amor que Danilo siente por Katia es más poderoso. Y la bruja, para someterlo, pero a la vez dándole esperanzas, le dice que podrá salvar a su amada si logra tallar, con forma de flor, una piedra preciosa, sin que en ningún lugar se note que está rajada. Es el secreto de la Flor de Piedra. ¡Nadie jamás, podría hacerlo! Por lo cual Danilo tendría que quedarse a vivir con ella y renunciar a Katia, para salvarla. Y el suspenso se hace doloroso a cada martillazo de Danilo en la piedra preciosa. Pero la habilidad del tallador y el amor verdadero triunfan.
Mucho de todo eso ha heredado "El Gigante de Piedra", también de tema feérico, pero sin hadas. Tiene mucho de esa la impronta rusa existente en "La Flor de Piedra". En otros países anunciada como "La fortaleza", "The Stronghold" ("El Gigante de Piedra"), es una película ucraniana especial para niños y jóvenes... ahhhhhhh, pero para muy grandes también. Es un fime de aventuras fantásticas, basado en el libro del mismo nombre. Vit'ko, un chico estudiante de nuestro tiempo, le tiene pánico a las alturas: lo inmovilizan. Algunos compañeros han detectado eso y el acoso se vuelve hiriente. Un eclipse solar activa un mágico portal del tiempo que succiona al chico y lo traslada a un milenio anterior.
Allí Vit´ko debe vivir un sin fin de aventuras entre famosos personajes de la mitología nórdica. Y la vida lo hace enfrentarse a su acrofobia. Gestos de superación como los que describía Bruno Bettelheim en "Psicoanálisis de los cuentos de hadas" ya que "podemos descubrir las tensiones internas de nuestro espíritu y el modo en que logramos la paz con nosotros mismos y con el mundo externo". En esta película aparecen todos los símbolos de los cuentos: el vaticinio, las piedras mágicas que sólo responderán al señalado por el presagio, el bien contra el mal, el poder que tiene el mal, siempre a punto de triunfar, lo que aumenta el suspenso de la trama y también está el Golem. Este gigante de piedra (o barro) aparece en el folclore medieval y en la mitología judía.
Los enemigos, sedientos de poder, recurren a la creación del Gigante de Piedra, el Golem ¿Cómo vencerlo? El mito golémico queda enredado porque le faltaba la palabra cabalística. Jorge Luis Borges en su poema "El Golem" (*), nos avisa que "a pesar de tan alta hechicería,/ no aprendió a hablar el aprendiz de hombre". Y en la película también, el Gigante de Piedra cae vencido, gracias a las triquiñuelas de uno de los personajes, redención de quien era un poco tonto y fatuo, pero que se las ingenia para derrotarlo y logra que el Gigante de Piedra se vaya enredando con sus piernas, con sus brazos, hasta terminar aniquilado. ¡Todo un mensaje! ¿Verdad? Como no hay que contar el final, todavía falta el Happy End para Vit'ko, que necesita regresar al "aquí y ahora" y salvar a su compañero en el tiempo actual. Pues para que todo esto suceda, habrá que ver la película. The End.
(*) Jorge Luis Borges, Obras Completas, Emecé Editores, año 1974. "El Golem", página 886.