Semanas atrás, el presidente Javier Milei tuvo una extensa entrevista con el periodista Antonio Laje, en su programa de América TV. Esta visita de Milei no fue improvisada, todo lo contrario, puesto que en pleno desarrollo de la campaña electoral nuestro mandatario se muestra como abanderado de esta movida.
Ya no insulta, no levanta la voz para vociferar algún improperio, se muestra más empático, pero no tiene el menor atisbo de autocrítica, ni la menor gana de escuchar. Laje no lo importunó demasiado con preguntas incisivas o complicadas, pero Milei tampoco tenía ganas de apartarse de un libreto preconcebido.
Fue a decir determinadas cosas, a argumentar lo que más le convenía, a interrumpir alguna pregunta de Laje, breve y puntual. Milei, con modos aparentemente más civilizados, nunca dejó de ser Milei.
Para él, las denuncias pendientes son "falsas e infundadas": caso "Karina", caso "Libra", las denuncias contra algunos de sus referentes (ahora aparece el candidato José Luis Espert compartiendo un avión con un jefe narco y denunciado por apoyo económico para su campaña), la pésima gestión en Anmat, Andis, Droguería Suizo Argentina, por citar ejemplos.
Las denominó "chismes de peluquería", que son impulsados por "la oposición kirchnerista". "La oposición en general no tiene proyectos, sino un mero afán destructivo de lo que hacemos, los únicos que tenemos proyectos somos nosotros", dijo entre otras cosas. El mismo día se concretó la reunión de seis gobernadores que lanzaron en su momento el proyecto conocido como "Provincias Unidas".
Córdoba, Santa Fe, Corrientes, Chubut, Jujuy y Santa Cruz piden el voto para lograr un país federal, critican a Milei ("la motosierra sola no alcanza") y remarcan que hay que mejorar cuestiones como salud, trabajo, seguridad, mayor poder adquisitivo, disminuir la pobreza y demás.
La mayoría de estas provincias eran aliadas de Milei hasta que el presidente se dedicó a romper estos vínculos. Seguramente arrepentido de eso, busca ahora recomponer las relaciones, cosa que parece muy difícil de lograr en el camino de las elecciones del 26 de octubre.
Las críticas de los gobernadores fueron varias y fuertes. "En Buenos Aires nos destratan y nos ningunean"; "Queremos un país federal"; "En 2027 tendremos un presidente federal"; "Estamos cansados de votar a Cristina o a Javier"; "Fomentar la recesión no es el camino correcto", son, entre otras, las declaraciones que plantearon luego de la reciente reunión en Puerto Madryn.
El presidente federal que tienen en mente muchos es un ex gobernador mediterráneo con acento cordobés. Milei aprendió, o le dijeron, que sería bueno cambiar las formas, pero evidentemente no parece querer modificar algunas cuestiones de fondo.
Luego de la crisis que provocó la derrota en la provincia de Buenos Aires llegó el salvataje del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, "sin ningún tipo de condicionamiento" según Milei, aunque sí basado en lógicos y claros "intereses geopolíticos".
De todas formas, en estos días subió el riesgo país, subió el dólar, a la vez que la exención de retenciones a la soja duró muy poco y generó mucho enojo entre los productores ayer aliados.
La consigna "Ni Cristina ni Milei" que propone el proyecto "Provincias Unidas" puede parecer bueno y aceptable para muchos, pero que "eso" no signifique instalar algún viejo conocido que nos haga volver atrás en el tiempo y revivir lo que pasamos y no queremos más.
Los seis gobernadores tienen diferentes orígenes ideológicos y también distintos logros e intereses en cada una de sus gestiones provinciales. Tendrán que aclarar más profundamente cuales serían sus políticas para mejorar lo bueno que logró Milei en algunas cuestiones económicas, pero mitigando o anulando los negativos efectos colaterales.
Y sin grietas, como también pregonan desde este grupo, y fundamentalmente, sin ánimo destituyente, que es lo que pedimos la mayoría de los argentinos.