Las violentas protestas en el Reino Unido entraron en su cuarto día y se aplacaron en Londres ante un despliegue policial sin precedentes para esa ciudad, pero se extendieron a Manchester y Birmingham.
En esas dos ciudades, cientos de jóvenes incendiaron negocios y destruyeron vidrieras, informó la BBC.
En Manchester, centenares de jóvenes enmascarados y con pasamontañas lanzaron ladrillos a los agentes. La violencia abarcó casi toda la ciudad, y la vecina Salford. Se hicieron quince arrestos y la policía antimotines está custodiando el centro de la ciudad, informó la agencia ANSA.
En la contigua Salford fueron incendiados varios edificios, y fue atacado un cámara de la BBC.
En Londres se desplegaron 16.000 efectivos y la Policía Metropolitana estaba considerando el uso de munición de plástico, jamás utilizada hasta ahora en Gran Bretaña fuera de Ulster. El centroizquierdista diario Guardian, en su página web, informó además que se ha puesto en alerta el Tercer Batallón de Rifleros del Ejército Británico, con base en Glasgow.
La cifra de detenidos, hacia la noche de hoy miércoles, superaba los 560.
El conservador Telegraph, que confirmaba el alerta del batallón de rifleros, criticaba al gobierno por haber desguarnecido las provincias mientras volcaba sobre Londres agentes de hasta treinta lugares distintos.
Esta crítica se suma a otra, más generalizada, que decidió el endurecimiento represivo y la inflación de personal policial en la capital de Inglaterra. El jefe en funciones de la Policía Metropolitana, Tim Godwin, tomó la decisión tras verificar desde su centro de operaciones la magnitud de los acontecimientos del lunes.
Ante la solicitud oficial de más fuerzas policiales, Sir Hugh Orde, presidente de la Asociación de Oficiales en Jefe de la Policía, declaró al Guardian que "hemos dado a Londres todo lo que nos pidió, y si necesitan más se lo vamos a conseguir".
El primer ministro británico, David Cameron, había anunciado hoy que la policía triplicaría su presencia en Londres para concentrar unos 16.000 agentes y que el Parlamento interrumpiría sus vacaciones por la ola de disturbios.
Cameron calificó de "asquerosas" las escenas de edificios incendiados y de destrozos en las calles de Londres y varias otras ciudades, pero se abstuvo de ordenar medidas de represión más extremas exigidas por algunos parlamentarios, como desplegar al Ejército, imponer toques de queda y hasta tirar a matar.
En sus primeras declaraciones públicas desde el inicio de los desórdenes, el premier, que suspendió sus vacaciones en Italia y llegó anoche a Londres, dijo que su gobierno conservador canceló las licencias de todos los policías y llevará a Londres refuerzos de todo el país para enfrentar la crisis.
Las autoridades anunciaron este miércoles la primera víctima fatal como resultado de los desórdenes, un joven de 26 años aún no identificado que murió anoche en un hospital luego de ser hallado herido de bala dentro de un auto en el barrio de Croydon, en el sur de Londres, en momentos en que la zona registraba desórdenes.
Las protestas constituyen la peor ola de violencia en el Reino Unido desde que una serie de disturbios raciales dejó a Londres en llamas en la década de 1980.
"Haremos todo lo posible para restaurar el orden", afirmó Cameron frente a su residencia oficial luego de reunirse con su gabinete de crisis, informó esta mañana la cadena de noticias BBC.
Los disturbios comenzaron el sábado en Londres tras la muerte de un joven detenido por la policía, pero residentes y muchos analistas atribuyen la agitación al malestar social creciente en el Reino Unido por el desempleo, así como también a prácticas policiales insensibles y hasta al oportunismo de ladrones comunes.
La crisis constituye una gran prueba para el gobierno de coalición entre el Partido Conservador de Cameron y los centristas Liberal Demócratas, varios de cuyos miembros habían advertido hace tiempo que el duro ajuste por 130.000 millones de dólares implementado este año podría provocar inquietud social.
Sobre los jóvenes protagonistas de los saqueos, el primer ministro advirtió que "si son los suficientemente adultos para cometer delitos, también lo son para asumir las consecuencias".
Cameron dijo que los diputados interrumpirán sus vacaciones por un día el jueves y regresarán al Parlamento a discutir la crisis.
Hizo sus declaraciones después de la tercera noche seguida de desórdenes en Londres, donde jóvenes incendiaron edificios, autos y tachos de basura, saquearon comercios y arrojaron objetos contundentes a la policía en algunos de los barrios más pobres de la ciudad, que el año próximo será sede de los Juegos Olímpicos.
En una decisión inusual, las autoridades suspendieron el partido de fútbol amistoso programado para mañana entre Inglaterra y Holanda en el estadio de Wembley, con el objetivo de evitar las grandes concentraciones de personas y poder disponer de los efectivos policiales que debían custodiar el juego.
La situación continuó hoy tensa en muchos barrios de Londres, con informes de incidentes aislados y miles de comerciantes que decidieron cerrar y mandar a casa a sus empleados motu propio o advertidos por la policía de inminentes disturbios.
Diversos testigos dijeron que había algunos saqueos y que un grupo de personas se refugió en una peluquería por su seguridad.
En tanto, una comisión independiente que comenzó hoy a investigar la muerte del joven negro que desató las primeras protestas cuando dijo que la víctima, Mark Duggan, de 29 años y padre de cuatro hijos, murió de un solo disparo policial en el pecho.
El hombre falleció en Tottenham, en el norte de Londres, luego de que la policía detuviera el taxi en el que viajaba para detenerlo, y la Comisión Independiente de Quejas Policiales (IPCC, en sus siglas en inglés) dijo hoy que la "compleja investigación" de las circunstancias de su muerte podría durar entre 4 y 6 meses.
No obstante, la IPCC indicó en un comunicado que las pruebas balísticas indicaban que "en esta fase no hay pruebas de que el arma encontrada en la escena fuera disparada durante el incidente".
Las primeras noticias al respecto sugerían que Mark Duggan, de 29 años, había disparado a la policía. Pero según la IPCC, el falleciemiento de Duggan se produjo después de que un agente especial disparase dos veces, según la IPCC.
La pareja de Duggan, Semone Wilson, negó anoche que su ex novio fuera un criminal, pidió a la policía más información sobre su muerte y desestimó que las protestas estén vinculadas a su asesinato.
Fuente: Télam


































