Al menos 10 soldados malienses murieron el miércoles en un ataque atribuido a fuerzas yihadistas, que perdieron unos 20 efectivos, contra un campamento en el centro del país, una de las regiones más inestables de Mali.

Al menos 10 soldados malienses murieron el miércoles en un ataque atribuido a fuerzas yihadistas, que perdieron unos 20 efectivos, contra un campamento en el centro del país, una de las regiones más inestables de Mali.
El ataque se produjo en la localidad de Boni, el miércoles, y también dejó nueve soldados heridos y pérdidas materiales, según explicó anoche un comunicado de las Fuerzas Armadas Malienses, que añadieron que los heridos fueron evacuados a Sevaré.
Tadayt, órgano de propaganda cercano a la organización yihadista Al Qaida, atribuyó el ataque al Grupo de apoyo al islam y a los musulmanes (GSIM, o Jnim, en árabe), alianza yihadista afiliada a Al Qaeda.
Es el ataque más sangriento contra las fuerzas armadas malienses desde principios de año. Los asaltantes utilizaron un vehículo blindado, un hecho muy inhabitual, para atacar el campamento militar de Boni, entre Duentza y Hombori, en la región de Mopti, según fuentes de seguridad.
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Además de las diez bajas, el ataque provocó ocho heridos, que fueron evacuados hacia un hospital local, según las fuentes militares y fuentes locales, bajo anonimato.
El ejército maliense indicó que durante el enfrentamiento recibió apoyo aéreo de Barkhane, la fuerza antiyihadista francesa en el Sahel. Una información confirmada a la agencia AFP por el portavoz del ejército francés, coronel Frédéric Barbry, que indicó que se utilizó un dron, aviones Mirages 2000 y dos helicópteros Tigre, que lanzaron varios ataques.
Según ese portavoz francés, "una veintena de yihadistas fueron neutralizados" durante esos bombardeos, en los que se destruyeron el blindado y 16 motos.




