Gastón Dubois
No importa ya de qué manera Colón tenga a bien zafar del descenso. Tampoco importa si Colón podrá festejar en la última fecha. Nadie, ningún hincha era capaz de soñar hace 6 meses atrás llegar a la última fecha con posibilidades de salvar al club de irse a la “B”. Hay que recordar cómo Eduardo “Lalo” Vega llegó al club. Colón estaba desvastado, destruido, de rodillas, inerme, casi sin vida. Con las arcas del club hundidas y con una quita de 6 puntos que hizo muchísima mella en el plantel. Acto seguido Colón no pudo incorporar a ningún jugador para afrontar la dura batalla de quedarse en primera.
“El Lalo” tenía en sus manos al paciente más difícil de su carrera como médico. Tenía un paciente con una enfermedad llamada desilusión que agonizaba y que de no haberle puesto un respirador llamando Osella jamás hubiera llegado con posibilidades a la última fecha. Colón necesitaba de un médico del corazón y “Lalo”, con una precisión quirúrgica atendió al paciente social más agonizante de su vida como médico. El doctor Vega eligió en soledad al técnico nacido en Acebal. Muchos de sus pares de comisión pusieron cara de asombro y algunos otros se negaron rotundamente. El ex médico del plantel se la jugó y en la más absoluta soledad eligió a un ignoto Osella para afrontar la dura batalla por no descender. Los resultados le dan la razón, aunque termine descendiendo.
Lo más importante que hizo el Doctor fue haber podido, en base a una gran capacidad de reacción, realizar en la más absoluta soledad dentro de la comisión la elección de un técnico que supo cómo jugar las 19 finales que le deparaban el destino. Colón hacía mucho tiempo no jugaba a lo Colón: sufriendo, tirándose al piso, mordiendo, y por sobre todas las cosas tener la humildad de saber que casi todos sus rivales en la previa eran mejor que Colón.
Los hinchas se identificaron enseguida con este equipo. Vieron que sus jugadores llegaron a esta instancia con sacrificio, con corazón, con entrega, pero con algo mucho más importante: transpiraron la camiseta. Nadie puede negarle a estos jugadores haber estado a la altura de las circunstancias. Ni a su cuerpo técnico tampoco. Nadie puede acusar a Eduardo Vega de haber intentado, en base a su amor por el club, recibirse de cardiólogo social.
Las diferencias políticas que hoy existen dentro de esta comisión deben dejarse a un costado y son sólo una anécdota, aunque algunos crean que tengan la razón. Todo el espectro político que hoy gobierna al club (aún con sus diferencias) fueron capaces de ser gobierno solamente por el prestigio del presidente, que tuvo el gran logro de volver a ilusionar al colonista.

































