Draft 2025 de la NBA: grandes ganadores y aún más grandes perdedores
Cooper Flagg, Dylan Harper y V.J. Edgecombe encabezaron una camada con menos hype que talento. En cambio, la noche marcó el tropiezo inicial para Ace Bailey, víctima de errores evitables.
Draft 2025 de la NBA: grandes ganadores y aún más grandes perdedores
En un Draft cargado de talento y proyección, la NBA volvió a dejar un mensaje claro: no alcanza con saber jugar. La clase 2025, repleta de jóvenes que podrían ser estrellas dentro de dos o tres temporadas, no marcó diferencias en lo físico ni el hype (quitando a la #1 pick), sino el carácter. Cooper Flagg, Dylan Harper y V.J. Edgecombe entendieron eso desde el día uno. Ace Bailey, no tanto.
La elección número uno no sorprendió a nadie. Cooper Flagg fue la apuesta lógica y segura de Dallas. El alero de Duke, atlético, maduro, con instinto defensivo y mirada de líder, llega para iniciar una nueva etapa en los Mavericks, ya sin Luka Doncic.
Lo interesante no es solo lo que hace Flagg, sino lo que no hace: no actúa, no exagera, no se vende como salvador. Simplemente compite. El nacido en Maine es para muchos el mejor freshman en la historia de Duke, algo que no se dice de cualquier jugador.
Además, fue protagonista de uno de los momentos más virales del Draft cuando seleccionaban a su compañero de cuarto de la universidad, Kon Knueppel, y él lo festejó en medio de una entrevista.
La tierra de Wemby
San Antonio, con el segundo pick, eligió a Dylan Harper. Hijo de Ron -compañero histórico de MJ en Bulls-, pero con identidad propia. Escolta zurdo, inteligente, físico, con oficio y mentalidad.
Dylan Harper, talento y oficio. Foto: Reuters
En el ecosistema de Wembanyama, Stephon Castle y el recientemente obtenido De’Aaron Fox, Harper puede crecer sin urgencias. Tiene ese aire de jugador que no necesita llamar la atención para dominar un partido.
Además se llevaron a Carter Bryant, un 3&D de la Universidad de Arizona que si es llevado con paciencia tiene el potencial de ser el próximo Kawhi Leonard o Paul George. Spurs quiere armar otra dinastía y está encontrando los nombres perfectos para ello.
Bryant... ¿el "Manu" de Wemby?. Foto: Reuters
Un nuevo Proceso en Philly
Philadelphia fue protagonista de una decisión que cambió el curso del Draft. Su intención era elegir a Ace Bailey, pero la negativa del jugador a participar de workouts le cerró la puerta.
En su lugar entró V.J. Edgecombe, escolta-base nacido en Bahamas que brilló en Baylor y subió en todos los boards con trabajo silencioso y eficiente. Edgecombe no necesitó escándalos ni campañas en redes. Hizo el trabajo y llegó.
Edgecombe, potencial sin techo. Foto: Reuters
En una de sus primeras entrevistas siendo jugador de NBA explicó como es su mentalidad defensiva y dejó sin respuestas a los medios: “Me molesta cuando los del otro equipo la meten… Simplemente me molesta. Odio que la metan”. Creo que fue bastante claro y si lo demuestra a partir de octubre, puede haber un nuevo Jrue Holiday/Rajon Rondo (o mejor) en el futuro.
Bailey y la foto más incómoda de la noche
El caso Bailey merece ser contado sin eufemismos. No fue el talento lo que lo hizo caer al pick cinco, sino una serie de actitudes poco profesionales empujadas por su entorno.
Horas previas al Draft, desde el círculo del joven aseguraron que “Bailey no quiere ser elegido por Utah Jazz”. ¿Cómo respondió Danny Ainge? Lo pickeó.
Bailey no sabía donde meterse. Foto: Reuters
Negarse a mostrarte, a competir, a sentarte frente a las franquicias, no es rebeldía: es inmadurez y ser irrespetuoso. Y en una liga que mide todo, hasta eso se paga. Utah se quedó con él, y el desafío ahora es más grande que antes.
Para ser lo mejor de la Liga, el talento lo tiene de sobra. Sería una lástima que su entorno no le permita crecer como jugador y persona.
Suns necesitaba grandes y eso consiguió
Khaman Maluach, pivote de Duke nacido en Sudán del Sur, fue elegido por Phoenix en el puesto 10 y protagonizó uno de los momentos más emotivos de la noche. A los 18 años, representa más que un proyecto: simboliza el poder de la NBA para cambiar vidas y geografías.
Además, al igual que otros rookies no va a necesitar ser “el pivot” porque la franquicia texana se hizo con los servicios de Mark Williams, centro de Charlotte Hornets que deslumbra con su atletismo y fuerza.
"Yang Jokic", la sorpresa de la noche
Yang Hansen fue LA SORPRESA del Draft. Portland lo eligió en el 16, en una jugada inesperada pero coherente. El pívot chino combina altura, movilidad y proyección. Le falta rodaje, sí, pero no actitud.
Hansen, lejos del escenario pero cerca de la gloria. Foto: Reuters
¿Datos interesantes? La pick fue tan inesperada que el jugador estaba en la tribuna, puesto normal para elecciones de Segunda Ronda en años anteriores. En sus pagos le dicen el “Jokic chino” y es toda una celebridad allí. Tiene su propia marca de ropa y sus partidos siempre están llenos de fans.
Algunos nombres interesantes
Cedric Coward, pick 11, traspasado a Memphis, fue otro de los que ganó terreno en las últimas semanas. Su desempeño en el Combine lo catapultó al radar general. Sin flashes ni lobby mediático, se ganó su lugar con fundamentos, lectura y físico.
Cedric, listo para aportar en Memphis. Foto: Reuters
Entre los perfiles menos ruidosos de las primeras picks pero igual de valiosos, apareció Kon Knueppel. Elegido en el puesto 4 por Charlotte, el escolta formado en Duke encaja como anillo al dedo en un equipo joven que le falta estructura.
Knueppel no deslumbra físicamente, pero entiende el juego con una naturalidad envidiable. Además, fue el dúo dinámico de Cooper Flagg en Duke.
Kon Knueppel, apuesta en un Magic que necesita juego y triples. Foto: Reuters
Puede tirar, pasar y leer. En un contexto paciente como el de los Hornets, tiene todo para convertirse en uno de esos robos silenciosos que en un par de temporadas hacen ruido sin haberlo buscado.
Los Nets: récord y nombres algo random
La historia de Brooklyn fue una de audacia y preguntas. Con cinco selecciones en primera ronda -récord de picks de 1ra Ronda por una sola franquicia-, los Nets dibujaron la línea entre potencial y desorientación.
Su pick más alto fue Egor Demin (No. 8), un base de 2,06 m de BYU, el facilitador más grande del Draft, aunque con dudas serias sobre su puntería exterior. Fue una elección llamativa: no tanto por su juego, sino porque varios lo veían caer en el pick 18. Brooklyn apostó por su visión y rango, convencidos de que puede transformar su arsenal ofensivo.
Después llegaron Nolan Traoré (No. 19), otro base europeo, esta vez francés, veloz y picante en pick‑and‑roll; Drake Powell (No. 22), un wing atlético con perfil two‑way; Ben Saraf (No. 26), escolta israelí que ya fue figura en U‑18 europeos; y Danny Wolf (No. 27), un ala‑pívot americano‑israelí de juego cerebral y manejo de balón en el poste bajo.
Demin, el ruso que oscila entre ser una estrella o un bust, sin punto medio. Foto: Reuters
Cinco caras nuevas, muchos idiomas en cancha y todas con un común denominador: visión de juego y versatilidad, pero ninguno con tiro totalmente confiable. La crítica fue fuerte. Ejecutivos de la liga, recogidos por Brian Windhorst, contaron que muchos “se reían” del plan de acumulación sin consolidación real de talento.
En lugar de subir para asegurar una superestrella, los de Jordi Fernández eligieron cantidad por sobre calidad. Los expertos calificaron la estrategia como “riesgosa” y con poco retorno inmediato, mientras que algunos analistas, como Pelton en ESPN, lo definieron como “C+”: un puñado de proyectos importantes, pero aún lejos de un paso firme hacia la élite.
Ahora, la pregunta será si esto puede convertirse en algo más que buenas expectativas. Si Demin controla el tiro, se transformará en líder de un aro a otro; si los demás responden al reto, Brooklyn habrá dado un salto a lo OKC. Pero si los errores se repiten, esas cinco elecciones quizá terminen siendo demasiado ruido sin rumbo.
Hawks, ganadores silenciosos
Atlanta fue uno de esos equipos que trabajaron en silencio, pero con resultado. Con la llegada de Kristaps Porzingis para formar un frontcourt de impacto junto a Clint Capela, los Hawks completaron su modelo con la elección de Derik Queen, un pívot moderno de Maryland.
Queen aporta juego en el poste, capacidad para pasar y firmeza bajo el aro, todo sin inflar la nómina salarial. Es una pieza perfecta para un equipo en transición, que mezcla experiencia y juventud con equilibrio.
Queen, el pivot del futuro. Foto: Reuters
Ese movimiento no solo refrescó la pintura: dio flexibilidad estratégica. Los Hawks incorporaron talento inmediato, redujeron presión financiera y sumaron opciones a futuro con activos que, bien manejados, pueden nutrir nuevas rotaciones o servir de moneda de cambio.
En una conferencia Este en la que se debilitaron los Celtics, Bucks y Pacers (lesiones, muchas lesiones), esa capacidad de anticiparse, sin hacer ruido, puede marcar la diferencia a mediano plazo.
Esta camada no solo tiene talento: tiene futuro real. Flagg, Harper, Bailey, Edgecombe, Maluach… todos pueden cambiar franquicias. Pero la NBA es una liga que no espera. La madurez, la entrega y la lectura del momento hoy pesan tanto como el catch&shoot o el wingspan. Y por eso, algunos ganaron más que otros.