La tensión fue visible durante toda la jornada y desde bien temprano fue notoria una febril actividad en la Casa Rosada y en la sede del Banco Central. A primera hora, la jefa de Estado citó al palacio presidencial a todos los ministros del gabinete nacional: Florencio Randazzo (Interior), Nilda Garré (Defensa) y Carlos Tomada (Trabajo) interrumpieron sus vacaciones en la costa atlántica bonaerense para acudir a la Rosada.
Paralelamente, en el BCRA, un grupo de directores del organismo -alineados con la presidenta- desarrollaban una reunión de directorio que, horas antes, había sido suspendida por Redrado.
Mientras se desarrollaba este cónclave, Redrado permaneció en su despacho, atendiendo tareas de rutina y “profundizando el estudio técnico del Fondo del Bicentenario”, según dijeron desde el organismo.
Pasado el mediodía, comenzaron a circular rumores que anticipaban la proximidad de una decisión presidencial, que impactaron incluso en los mercados (caída de bonos). A media tarde, desde el BCRA se difundió un dictamen elaborado por la Gerencia Principal de Estudios y Dictámenes Jurídicos del Banco Central (BCRA), en el que se recomendaba al presidente de la entidad aguardar el pronunciamiento del Congreso Nacional, para disponer en el uso de las reservas.
Sin embargo tanto el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, como el ministro de Economía, Amado Boudou, argumentaron sobre un dictamen jurídico en contrario del Departamento de Asuntos Legales del BCRA. El titular de Economía afirmó que “el propio cuerpo jurídico del Banco Central había dicho que tenía que poner en funcionamiento el Fondo del Bicentenario”; desde la autoridad monetaria aclararon en cambio que esa área legal tiene la función de litigar contra terceros y no le incumbe dictaminar sobre los asuntos de la Gerencia específica que avala a Redrado.





























