Una mujer hipoacúsica fue víctima de una seguidilla de hechos de extrema violencia que culminaron con su expareja, un hombre de 24 años, en prisión preventiva.
Su expareja ingresó de prepo en la vivienda y la mantuvo encerrada en dos oportunidades. Denunció agresiones, la violación de una medida de distancia y la rotura de un botón antipánico.

Una mujer hipoacúsica fue víctima de una seguidilla de hechos de extrema violencia que culminaron con su expareja, un hombre de 24 años, en prisión preventiva.
Se trata de Luis Alejandro Cecaro, quien fue imputado como autor de los delitos de “desobediencia a un mandato judicial”, “privación ilegítima de la libertad agravada por haber sido cometida con violencia”, “amenazas” y “lesiones leves dolosas doblemente calificadas”.
En la causa judicial consta que la mujer se vio envuelta en una situación de violencia de género que escaló hasta que los últimos días de junio su expareja la retuvo en contra de su voluntad, la maniató con cables y una sábana, y la golpeó y amenazó durante horas.
La investigación judicial está en manos del fiscal Arturo Haidar, quien dispuso la detención de Cecaro y el viernes pasado solicitó su prisión preventiva. La defensora pública Virginia Segado se opuso a la cautelar de máxima, sin embargo la jueza Celeste Minniti resolvió imponer la medida sin plazos.
Se conocieron a finales del año pasado en una institución que la asistió a ella con sus dificultades habitacionales, y a él con el consumo problemático de estupefacientes. Ella hipoacúsica, él oyente, con varios años de diferencia.
El vínculo prosperó hasta que en mayo de este año la mujer comenzó a advertir los primeros signos de violencia, cuando ella se negaba a darle dinero para comprar drogas y él respondía agrediéndola físicamente.
La víctima consiguió que el Juzgado de Familia N°5 de Santa Fe impusiera a Cecaro una prohibición de acercamiento a menos de 200 metros de ella y de su domicilio. La violencia escaló, y la noche del 27 de junio él la abordó cuando ella ingresaba a la vivienda, y la encerró dentro.
Según lo imputado, una vez en el interior de la casa Cecaro usó una sábana para amordazarla y la ató de pies y manos con un cable, mientras le decía que no hablara “porque lo iba a hacer poner loco y la iba a matar”.
La mantuvo privada de la libertad durante horas, y durante ese tiempo le propinó golpes de puño por todo el cuerpo. Luego la desató, y le dijo “que se iba a colgar con un cable porque ella lo había metido preso” con anterioridad.
La mujer logró liberarse recién cerca de las siete de la mañana, cuando Cecaro se quedó dormido y ella aprovechó para escapar.
El episodio volvió a repetirse dos días después, la mañana del 30 de junio, alrededor de las 6, cuando ella se encontraba en el frente de su vivienda. A Cecaro le atribuyeron que, al verla, la golpeó y forzó a ingresar a la casa, cerrando la puerta con llave detrás de él.
La imputación sostiene que luego él la agredió repetidamente mediante golpes de puño y tomándola del cabello. La mantuvo allí dentro por diez horas, hasta las 16, cuando personal policial se hizo presente en el lugar y procedió a aprehenderlo.
En su atribución delictiva, el fiscal Haidar sostuvo que los hechos fueron cometidos “en un contexto de violencia de género, caracterizada por una relación desigual de poder que implicaba ataques físicos y psicológicos sistemáticos hacia la víctima, lo cual afectaba su vida, dignidad, integridad y seguridad personal”.
La audiencia imputativa se llevó a cabo el 3 de julio ante el juez Pablo Spekuljak. Al día siguiente, el viernes 4, se resolvió la prisión preventiva, que lleva la firma de la jueza Minniti.




