Las situaciones que se describen en los episodios que componen la obra de títeres para adultos “¡Uh!... Manos” son tan pequeñas como reveladoras. En cada una, con matices, se describen y satirizan algunos rasgos que definen al ser humano, algo coherente con el juego de palabras que da título a la propuesta. Así, hay miedos, amores, alegrías, tristezas, odios, miserias, muerte, hastío, fracasos, lealtades, felicidad. Y la lista sigue.
La propuesta, desarrollada por Oscar Caamaño, María Cristina Pepe y Ruy Acevedo, integrantes de El Retablo de las Maravillas, se estrenó en agosto, para un público adulto. Hizo temporada y tendrá una función más el sábado a partir de las 21. El punto de encuentro será el de siempre: la sala cultural de El Retablo (Moreno 2441).
Podría sintetizarse como un intento de revalorizar las manos como instrumentos fundamentales, que constituyen la esencia del arte de los títeres, “rescatándolo -como dicen los propios creadores- de los estereotipos”. Es también un repaso por diversas técnicas relacionadas con este arte milenario que Oscar y Cristina transitan desde hace décadas.
A pesar de estar emparentado por algunos rasgos estéticos, “¡Uh!... Manos” difiere de los trabajos que suelen hacer estos titiriteros santafesinos, que encuentran la mayor parte de sus motivos de inspiración en la obra de autores avezados en la materia como Javier Villafañe o Luis Alberto “Kike” Sánchez Vera. En esta ocasión, se trata de historias de cosecha propia, caracterizadas por la creatividad técnica, la escenografía despojada y la contundencia de los mensajes.
Hay un intento de exploración estética a través de la construcción de los pequeños mundos donde se resuelven las situaciones expuestas en cada cuadro. Los realizadores aumentan la apuesta en forma sutil y cada vez generan más sorpresas. Inclusive, hay un “regalo” para el público, que apela a la memoria colectiva de los argentinos: una marioneta que evoca, con sus movimientos tan característicos, a Tita Merello.
La puesta a punto de “¡Uh!... Manos” les llevó al trío que compone el Retablo de las Maravillas alrededor de dos años de trabajo. Que no sólo incluyó la creación de las historias, el diseño de los títeres y los ensayos, sino también la selección de la música, una de las claves para reforzar los sentimientos que se desean generar. Cada uno de los personajes, creados especialmente para la obra, se asocia a un motivo musical.
Según comentaron a El Litoral, los artistas trabajaron en torno a dos ejes, que están resumidos en el título. La exclamación “¡Uh!” sintetiza el estado de ánimo que quieren despertar: asombro, sorpresa, jocosidad, distanciamiento y simpatía. Y “manos” que no alude al contenido, sino más bien al formato, integrado por pequeñas secuencias con diferentes códigos.
Vale destacar por último el sustrato ideológico sobre el cual trabajan estos titiriteros, que se sintetiza en una regla: “Defendemos un arte cara a cara, que no sea virtual, porque hoy competimos con gran cantidad de pantallas, tanto en el caso de los chicos como en el de los adultos”.
En los momentos previos y luego de culminada la función de “¡Uh... Manos!”, los espectadores podrán recorrer la muestra pictórica de Graciela Cruces, que se titula “Si las acuarelas hablaran”.