Fue una situación aún más grave que aquella de principios de 2005, cuando al club lo conducía Darrás, el técnico era Pizzi, el equipo había perdido con Arsenal en el Brigadier López su tercer partido consecutivo y Vignatti entró a la cancha a frenar el malestar de los hinchas, disconformes con el rendimiento de los jugadores. Esto fue mucho más grave. Y se vieron situaciones insólitas, que pueden traer consecuencias y que van más allá de la suspensión del partido:
• 1) La fuerte discusión entre Yllana y Gigliotti. El técnico pidiendo a los jugadores que salieran y Gigliotti diciendo “andá vos a poner la cara”.
• 2) La posterior discusión del propio entrenador con otros jugadores, por el mismo motivo.
• 3) Las discusiones subidas de tono de Gigliotti, Marcos Díaz y Jourdan, entre otros, con Fernando Peverengo y la gente de Seguridad.
• 4) La demora (más de media hora) de los jugadores en salir del campo de juego, aún con el cordón policial armado para que pudieran acceder a la manga.
• 5) La represión policial con balas de goma para desalojar la tribuna norte y parte de las plateas.
• 6) Los proyectiles de todo tipo (piedras, botellas, azulejos, etcétera) que fueron arrojados al campo de juego, sobre todo desde el sector noroeste de las tribunas, cuando se produjeron destrozos en el portón que divide la popular de las plateas.
Antes de irse del campo de juego, Yllana dijo que “hay que seguir trabajando, acostumbrarse a jugar bajo presión y no todos pueden hacerlo. A todo esto, se agrega que el club está atravesando un año político”, dejando en claro que a pesar de haber perdido el cuarto partido consecutivo (más allá de que el Tribunal deberá resolver si lo da por terminado o si el partido continúa pues fue suspendido a los 34 minutos del segundo tiempo) y de haber cosechado apenas el 25 por ciento de los puntos que disputó, iba a continuar. O al menos eso fue lo que pensaba en ese momento.
La situación fue vergonzosa y la reacción de la gente se tornó incontrolable para el personal policial y el operativo de seguridad. De inmediato se armó otro operativo especial para lo que iba a suceder con la salida de los jugadores, pues la gente se dirigió hacia el portón ubicado en Rodríguez Peña, por el que ingresa y sale el micro que transporta a los futbolistas.
Alguna sanción para el estadio seguramente habrá. El año pasado, por un partido que fue suspendido, a San Telmo le quitaron puntos en ese encuentro que no alcanzó a disputarse ante Aldosivi, justamente cuando Yllana era el entrenador del Tiburón. Lo primero que se deberá resolver, es la disputa de los minutos que faltan o la finalización del partido con el resultado que se estaba dando (1 a 0 a favor de Mitre). Por el otro, saber cómo actuará el Tribunal frente a la suspensión y el informe que elevará el árbitro, que pudo irse del campo de juego sin problemas.
El otro tema es la crisis institucional que acompaña a la debacle deportiva. El “que se vayan todos” se escuchó durante varios momentos del partido, la gente se manifestó en contra de los jugadores y de los dirigentes ya desde antes del encuentro y este martes está prevista la reunión de las agrupaciones porque el círculo político de Colón está muy preocupado por esta delicadísima situación por la que atraviesa el club.
Una dirigencia debilitada, un equipo que está fracasando de manera estrepitosa y un hincha enojado que no le puso freno a la furia. Colón atraviesa la crisis más fuerte y preocupante de los últimos tiempos, con una caída que no parece tener fin.