Por Alberto Sánchez - Enviado especial a Mendoza - asanchez@ellitoral.com
Si usted, amigo lector unionista, estuvo en el 15 de Abril la lluviosa noche del lunes, o vio las imágenes del triunfo frente a Belgrano (1 a 0 con gol de Arrúa), comprenderá y confirmará lo que le digo cuando tenga (si no tuvo ya) la oportunidad de observar algo de la segunda victoria consecutiva tatengue con el mismo resultado (tanto de Serrizuela de tiro libre) ante Godoy Cruz, en el espectacular estadio mundialista de Mendoza.
Si bien es cierto que los tres puntos conseguidos batiendo al "Pirata" cordobés se dieron bajo condiciones anormales por el estado del terreno a causa del agua caída, nadie puede poner en duda que Unión pudo haberlo perdido, aun pensando que, si ganó, algo hizo para ello: el gol, por ejemplo, y ésa es una razón más que valedera.
Ayer por la tarde, en tierras cuyanas pasó algo similar, sólo que la diferencia fundamental radicó en que el campo se encontraba en condiciones normales, se jugó con un clima primaveral, sol a pleno y con una agradable temperatura.
Sin embargo, el elenco de Trullet volvió a tener serias dificultades en su funcionamiento. No jugó para nada bien, no mereció ganar; el triunfo fue demasiado premio, pero se lo ganó, y legítimamente, más que contra Belgrano (¿se acuerdan de Faraoni?). Y algo hizo para ello, el gol, por ejemplo, y ésa es una razón más que valedera.
El "Tate" vino hasta la Cordillera de Los Andes con el objetivo de mirar a todos desde la cúspide y lo logró. ¿A quién le importa ahora si juega bien, regular o mal? ¿A quién le importa si Unión mereció ganar, empatar o perder?
Los invito a dar un paso más atrás todavía. ¿Se acuerdan de la noche de la igualdad agónica frente a Almirante Brown? Ese sí que fue un cotejo por el cual cualquier hincha, dirigente o integrante del plantel pudo razonablemente retirarse molesto (por decirlo suavemente) del estadio de la avenida, algo que realmente sucedió.
El fútbol ahora cambió, la historia ahora cambió, la vida ya no es la misma en estas épocas resultadistas, en las cuales poco importan los métodos y sí el producto. Entonces, amigo lector unionista, ¡qué mejor que disfrutar de este presente rojiblanco! ¿O acaso el próximo domingo, cuando llegue Atlético Rafaela al 15 de Abril, usted preferirá ver a un Unión brindando un buen espectáculo futbolístico, pero quedándose con nada, como les sucedió a los cerca de 10.000 hinchas del "Tomba" ayer?
Menos emociones, más tranquilidad
Tanto Godoy Cruz como Unión llegaban a este enfrentamiento como escoltas con la misma cantidad de puntos (10). El que ganaba llegaba a la punta del campeonato de la Primera "B" Nacional; por eso la trascendencia del encuentro, que contó con gran cantidad de simpatizantes del "Expreso", aunque el Mundialista le queda grande, sobre todo, después de la no tan feliz normativa de la no concurrencia de hinchas visitantes a los estadios en esta categoría del fútbol argentino.
Empezó mejor el local, como queriéndose llevar por delante al equipo tatengue. Sólo dos minutos se habían jugado, cuando una equivocación de Canuto en el área grande requirió el esfuerzo de Vera para mandar al córner el disparo de Garín.
A los seis y a los siete, Leopoldo Gutiérrez tuvo dos ocasiones para abrir el marcador: en la primera, salvó Aseff, y en la segunda, remató por arriba del travesaño.
Después de ese comienzo arrollador, Unión emparejó las acciones e hizo que el "Tomba" bajara el rendimiento, porque los dirigidos por Trullet encontraron las marcas y comenzaron a tener un poco más el balón, aunque sin inquietar a Torrico, el guardavalla local.
Promediaba la primera etapa, el cotejo se tornaba aburrido y el lento transitar de la pelota lejos de las áreas era la característica, aunque esto le convenía al equipo rojiblanco, que no se podía descuidar, porque a los 27 minutos fue Vallés el que hizo lucir a Luis Aseff, con un tiro desde 20 metros que se metía en el ángulo superior izquierdo y que el arquero sacó al córner.
Otra vez el conjunto del +Checho+ Batista tomó las riendas del partido. A los 31, una media tijera de Cappa desde el punto del penal se fue muy cerca del caño izquierdo del "Turco", quien sólo podía mirar la trayectoria del esférico.
Esa primera parte terminó con Unión tratando de que la apertura del marcador en favor del local no se produjera antes de que se cumpliera el tiempo reglamentario, algo que habría perjudicado sobremanera los intereses de la visita.
Menos tranquilidad, más emociones
En el segundo tiempo, desde el vamos, se notó una actitud diferente por parte de los dos equipos. Rosales tuvo la primera, al rematar por arriba del horizontal, luego de bajar con mucha clase, entre dos defensores, una bocha que venía muy complicada.
Pero, a los siete minutos, Godoy Cruz, a través de Garín, que apareció muy solo por derecha, pudo conquistar la apertura del tanteador, si no fuera porque su disparo se fue rozando el vertical derecho de Aseff.
Esa jugada llegó por un pelotazo cruzado de izquierda a derecha, algo que tuvo a mal traer a los carrileros tatengues (Zapata y Torres), sobre todo a "Coqui", que en su afán ofensivo descuidaba su espalda y cargaba de trabajo a Vera.
Carlos Trullet ordenó la segunda variante (la primera había sido el cambio de Arrúa por Weiner al empezar el complemento), ingresó Marcos Flores por un intrascendente Rosales, que no pudo convertirse en la manija que Unión necesita.
A los 22 minutos se produjo la jugada clave. Foul en perjuicio de Leandro Zárate, a unos 25 metros (casi en línea recta) de la valla de Torrico. Se preparó Juan José Serrizuela, apoyó la pelota, apuntó y disparó. No con mucha violencia, pero sí con mucha precisión, el balón entró muy cerca del palo derecho del arquero, por detrás de la barrera.
El remate de Juan José Serrizuela merecía un festejo acorde a la acción y a lo importante que resultaba hasta ahí la victoria rojiblanca. A partir de entonces, a aguantar; para colmo, Yacob debió suplantar al mareado Renzo Vera, lo cual le imposibilitó a Trullet la conformación de una línea de cuatro para reforzar la defensa.
Cuando faltaba un cuarto de hora para que el encuentro terminase, sin que Unión tuviera más tiempo la pelota, se erigía en el dominador, aprovechando la desesperación local.
Desesperadamente, Batista buscó, con el ingreso del "Bibi" González en lugar del defensor Vallés, tratar de, con cuatro delanteros en cancha, lograr la igualdad. Pero se encontró con un "Turco" Aseff que se atajó todo lo que le tiraron, menos una que el "Negro" Acosta llegó a despejar antes de que se metiera en la valla tatengue.
Para Unión, sólo un par de contraataques que, por falta de precisión y cansancio físico, no se pudieron concretar. Quedaba tiempo para otra espectacular atajada de Aseff a Gabriel González y cinco minutos de descuento emocionantes, durante los cuales los dirigidos por Carlos Trullet se convirtieron en una muralla inexpugnable para Godoy Cruz.
Por fin, Miguel Mazzón decretó el final del cotejo. Todos los integrantes del plantel, cuerpo técnico incluido, se reunieron en el campo de juego para festejar la victoria.
¿Que si jugó bien, regular o mal? ¿Que si mereció ganar, empatar o perder? ¿A quién le importa eso ahora, cuando se mira a todos desde arriba?
Lo importante es que el Serri-zuelazo de Juan José sirvió para que, todavía dentro del vestuario, los protagonistas siguieran festejando. Y, si se festeja, es porque hay alegría. ¿O no están alegres ustedes, amigos unionistas?

































