Por estos días Hugo Lazzarini está presentando “Cuentos ilustrados 1”, un libro de narraciones acompañadas por fotomontajes, óleos, acuarelas y dibujos de historietas, en el que este verdadero “hombre renacentista” plasma sus diversas inquietudes históricas, arquitectónicas y pictóricas.
Aprovechando este lanzamiento, El Litoral conversó con Lazzarini para recorrer su mundo creativo en todas las disciplinas, como así también las inquietudes y los “pendientes” de una extensa trayectoria.
Pluma activa
-Usted ha escrito varios varios libros, no solo de literatura. ¿Cómo es ese vínculo con la palabra escrita en sus diversas manifestaciones?
-Arriesgándome: soy una persona inquieta. Es cierto, ha escrito varios libros: por ejemplo, cuando era el director de la Escuela de Política escribí sobre las virtudes; otros libros sobre los términos políticos; después hice varios libros sobre la política en nuestra región.
Después escribí la historia de la Iglesia, en un libro que está listo para salir: esperemos que el año próximo o el siguiente. Escribí un libro sobre Jesús de Nazaret.
Tengo muchos artículos en El Litoral; no tanto este último tiempo, sino 30 años atrás: todas las semanas tenía una expresión sobre arquitectura, y sobre temas culturales o de o de noticias espectaculares. Que me permitían (a partir de allí) hacerle un repositorio histórico o una revisión.
Me gustó también expresarme, no solo a través del dibujo, sino a través de la palabra; y surgieron los temas, esos tópicos.
-El libro sobre Jesús recibió un premio.
-Sí, fue un premio que en el 86, 87 al mejor libro editado en la Argentina en su momento. Ese mismo libro lo volví a editar, lo rediseñé y le agregué partes y salió hace dos años. Lo publiqué también aquí en Argentina, y está dando vueltas por las librerías.
Arte habitable
-¿Cómo dialoga el ser arquitecto con el ser artista plástico? Son dos disciplinas que tienen que ver con formas y espacios. ¿Cómo influye el arquitecto en el pintor?
-Partamos de la base que la arquitectura es un arte también, igual que la pintura, el dibujo y la escultura. Arquitectura es la escultura vivible. En última instancia una obra de arquitectura nos permite introducirnos, palparla, habitarla y gozarla: es una gran escultura donde uno se mete.
Siempre digo que la carrera de arquitectura nos permite desde atar con alambre cualquier cosa, salir ir de improviso de cualquier cosa, hasta crear edificios de 50 pisos. La arquitectura nos habilita a ser este muy adaptables a todo, y especialmente al arte.
La preparación que hemos tenido a lo largo de los años nos ha permitido sondear el arte en todas sus manifestaciones: tenemos una base de preparación en las artes; por lo menos en la carrera de arquitectura de años anteriores.
Ahora mis nietos estudian arquitectura y veo que es mucho más somera la parte de morfología: es mucho más técnica. En nuestros tiempos los exámenes de Historia significaban aprender el diseño del palacio de Cnosos sin errores, o la catedral de Amiens. Prepararse en Historia llevaba meses, porque había que aprender de memoria edificios históricos que aparentemente no tienen relación; eran otros tiempos. Y eso nos ha predispuesto, nos ha agilizado a codearnos con las artes.
La arquitectura, al ser una manifestación más del arte, me ha permitido tener una base para arriesgarme a pintar, a exponer y, en este caso, a presentar cuentos ilustrados. Son expresiones: pueden salir mal o bien. Pero con un espíritu inquieto como el mío, quiero volver a hacer esculturas.
Volveré a fines de septiembre, en octubre comenzaré un mural en una iglesia; porque nunca pinté en fresco, y quería agotar una instancia más. Llego para pintar el fresco en una pequeña iglesia, María a los Pies de la Cruz: voy a hacer un Gólgota pintado, es una expresión de unos seis metros por seis. Es un tema que me está faltando en mi historia como pintor, como artista, entonces me animo a pintar un mural.
Aparte de estar este continuando con “Cuentos ilustrados 2”, que esperemos que salga bien. Mejor siempre las segundas expresiones, porque nos permite corregirnos.
Junto al dibujante Horacio Altuna, radicado en Sitges, y sus respectivas esposas, en una muestra. Foto: Gentileza del artistaFrente al público
-Tiene la constancia de participar en los salones anuales de Artistas Plásticos Santafesinos, en las Bienales de Arte Sacro. ¿Cómo es tener esa continuidad en el tiempo en los salones?
-La presentación en los salones son como escalones que uno va ascendiendo o descendiendo (si son fracasos). El currículum siempre es importante para mostrarnos; pero en última instancia el artista agota su parábola de expresión cuando la gente puede ver la obra concreta.
Soy feliz cuando ideo, cuando pinto, cuando me expreso; pero mucho más cuando esa obra da la vuelta y se muestra. Con recepción positiva o negativa, no importa. En esa instancia también está la participación en los salones: es un estar, un permanecer, un saber medirse. Porque tu obra puede ganar premios como también puede ser rechazada.
Son como desafíos permanentes que me autopropongo: para ir escalando, para llegar, para mostrarme, para medirme a través de la opinión del público.
Representación con historias
-Su campo de expresión es el denominado naturismo.
-Hoy el arte se divide en muchas corrientes, por supuesto; pero principalmente está el arte moderno, donde es muy valorada la expresión personal, salga lo que salga del interior; aunque no sepa dibujar.
Siempre en los encuentros que hago, en las clases que doy, siempre digo que no se apabulle a las personas si no saben dibujar; porque hoy el arte nos permite expresarnos desde el interior. Sacar de nuestro interior colores, trazos, expresiones, que son válidas en el arte actual. Vemos en una galería, o en los mismos concursos o salones, que gran parte de los cuadros son de técnica moderna, de expresiones sin ningún tipo de referencias al dibujo.
Y está la otra gran parte del arte, que hoy cobra un auge muy especial, especialmente en Estados Unidos, en Inglaterra: la vuelta al dibujo, a la expresión del naturismo o hiperrealismo. A técnicas que se remontan al pasado o se beben del pasado, y que quieren manifestarse a través de la corrección del dibujo perfecto, de la detención con la técnica; a diferencia del arte moderno. donde es expresión pura.
Aunque reconozco las bondades del arte expresivo, me inclino más hacia la técnica renacentista del dibujo detallado, de las secuencias de un cuadro en cuatro o cinco etapas: un buen dibujo, un sombreado, una grisada, una aplicación básica del color primero, una aplicación del color segundo y una terminación.
Estoy hablando casi de cinco etapas, en un cuadro que consideramos del llamado hiperrealismo o de naturismo. Me inclinó hacia ese perfeccionamiento que nos ofrecieron los artistas del Renacimiento en adelante. Allí es donde me siento cómodo, me siento bien.
Recientemente he vuelto una vez más al Museo del Prado; y lógicamente uno se vuelve loco en el Prado, porque reconocés la técnica y te sentís maravillado de esa técnica tan importante: por ejemplo de la pintura del siglo XIX. Estoy enamorado de la pintura histórica del siglo XIX española, al punto que me traje dos libros.
En el Prado me dediqué a esas salas no tan masificadas; por supuesto que recorrí Velázquez, Murillo y demás, pero me fui a los temas históricos, del siglo XVIII a principios del XIX, con una temática histórica y unos cuadros con una perfección extraordinaria.
Ahí es donde yo me manejo, donde me zambullo y donde navego con comodidad: me interesa el color, el diseño.
-En lo que se vende y circula en las galerías, se ve cierto gusto en el mercado hiperrealista por la representación de animales, de la naturaleza. ¿Cómo usa usted esa esa técnica jugando para ir con un mensaje más allá?
-Dentro del naturismo que realizo me interesa el cuerpo humano: la belleza de una mujer, de un hombre; la belleza del cuerpo humano como creación de la perfección. Y no busco el dibujo detallado, frío, esquemático de un modelo; sino que intento a través de los modelos (que se mueven y se expresan de alguna manera) me gusta dejar un mensaje, contar una historia.
Por eso el naturismo se nutre mucho de la literatura: tiene algo para contar, hay un fondo, hay un telón de atrás, hay una una reminiscencia histórica. Pero además los cuerpos, en su perfección, se mueven: se están expresando entre sí, están dialogando entre sí para contarnos una historia.
Eso me diferencia del hiperrealismo. Porque el hiperrealismo es expresión pura, exacta, de un objeto casi desagradable. En el hiperrealismo, por ejemplo, hay cuadros de un basurero. y está perfecto: es una foto pero a través de la pintura. A lo mejor nos dice algo, pero a mí me gusta contar otra historia.
Por eso en estos “Cuentos ilustrados” la literatura y el dibujo, acompañados con fotos y con cuadros antiguos, me permiten recrear una historia de manera mucho más contundente.
-Al traer una historia en la cabeza, uno le puede pedir a los modelos cierta actuación física, para poder encontrar lo que se busca.
-Tal cual. Trabajamos con un grupo de pintores en Buenos Aires, contratamos a los modelos y logramos distintas poses, que son muchas, se sacan fotos. Y después esas poses se pueden ir amalgamando, colocando una atrás y una adelante, para crear la historia, la acción o la escena de lo que quiere uno contar, a través de ese movimiento en particular de los modelos.
Vida institucional
-En varias etapas de su vida ha presidido y formado parte de la Asociación de Artistas Plásticos Santafesinos. ¿Qué rol deben tener estas instituciones, tanto en la promoción del arte como en la formación de los nuevos artistas?
-Sigo siendo miembro de la Asociación de Artistas Plásticos, estoy como miembro de jurado de eventos. Y estuve además en algunos años como presidente, vicepresidente, secretario.
Estas instituciones son muy importantes, de hecho tienen 80, 90 años de historia. La Asociación de Artista Plásticos Santafesinos es muy importante, porque nuclea a los artistas: les da nombre, les da apoyo institucional, y además les permite dar sus primeros pasos. La institución ayuda a aquellos artistas que recién comienzan (y que han hecho su experiencia en talleres de pintura) expongan por primera vez. Porque a veces resulta difícil para un pintor novel: “¿Dónde expongo?”.
Estas instituciones, como la Asociación de Artistas Plásticos, les da la posibilidad de exponer (en primera instancia en la casa que tenemos en calle Urquiza) de exponer por primera vez. Y por supuesto luego de acompañar, y permanentemente informar de los concursos, los salones, las muestras y demás.
De acompañar la actividad pictórica, que por lo general siempre está paralela a la actividad ordinaria de las personas: algunos son oficinistas, otros son profesionales o son amas de casa. Y estando en lo suyo, a veces no tienen noticias ciertas del arte, que es lo que le referencia la Asociación de Artistas. Por eso son instituciones muy importantes, que hay que seguir apoyando y aplaudiendo.
-Está este libro, está el próximo, está el fresco. ¿Qué otros proyectos tiene en lo personal?
-Tengo ganas de hacer escultura, de hacer algo en chapa golpeada; es un reglón que me está faltando. Me gustaría entonces (además del mural, de seguir pintando y escribiendo, y de ilustrar estos cuentos) volcarme por lo menos en algún rinconcito por allí a la escultura, a ver qué sale: trabajar en mármol, trabajar en piedra. Ya en algún momento lo hice con cerámicas y demás, pero me gustaría golpear. Pero eso será el año próximo.
Siempre estoy inquieto con una u otra cosa. Por suerte la vida nos regala salud, nos regala el tiempo. Y bueno, seguimos así, gozando de lo que la vida nos regala.