En calle Vieytes al 2500 el colorido frente de una construcción llama la atención de quienes pasan por allí. Se trata de la sede de la asociación civil Un Futuro Mejor, perteneciente a Bica Infancia.
Un importante programa impulsado por Bica Infancia tiene como meta combatir la desnutrición infantil, no sólo trabajando con los pequeños sino también junto a todo el núcleo familiar.

En calle Vieytes al 2500 el colorido frente de una construcción llama la atención de quienes pasan por allí. Se trata de la sede de la asociación civil Un Futuro Mejor, perteneciente a Bica Infancia.
Dentro del local, todo es tan alegre y colorido como afuera. Decenas de chicos juegan, pintan, ríen y se alimentan mientras sus madres realizan distintas tareas relacionadas con la organización del lugar.
Claudia Pudda, Patricia Derisso y Silvana Menegazzo, las tres docentes a cargo de la enorme sala que hoy abre sus puertas a casi 50 niños junto a sus familias, cuentan que este proyecto está destinado a contener y mejorar la situación de niños desnutridos.
“Pero no se trata de darles de comer y listo”, explica Pudda. “Un chico no se recupera de la desnutrición si la familia no está comprometida. Por ello, nuestra función tiene que ver también con generar hábitos saludables, educar y trabajar sobre todo el contexto familiar”, agrega.
Y es ésta la premisa en la que todo el trabajo de la asociación encuentra su fundamento y coordinación.
La sede está equipada con un salón de usos múltiples, un sector con cunas para bebés, una cocina, un consultorio médico, un comedor y ámbitos específicos para recreación.
Tres etapas
Para ingresar a la institución es requisito que al menos uno de los niños del grupo familiar se encuentre en estado de desnutrición o de bajo peso. Una vez constatada esta situación, comienza el programa que, a grandes rasgos, cuenta con tres etapas.
La primera dura aproximadamente tres años. En ésta, los niños asisten al centro diariamente con sus madres. Allí se les brinda enseñanza en áreas relacionadas con nutrición, higiene, cuidado de sus niños, sexualidad y violencia. También se ofrecen cursos y talleres de capacitación, tales como computación, costura y talabartería, a fin de que puedan tener una posibilidad de insertarse en el mundo laboral.
La familia ingresa al centro a las 8 de la mañana y a partir de dicho horario las madres trabajan en la cocina con el desayuno y almuerzo, compran los alimentos necesarios y se ocupan de la higiene de sus propios hijos. Mientras tanto, los chicos juegan y trabajan en distintas salas junto a las tres maestras.
Una vez que la familia logró adquirir hábitos saludables, continúa una segunda etapa donde las madres ya no tienen la obligación de concurrir diariamente al centro y los niños reciben ropa, útiles y todo tipo de apoyo escolar para sus estudios primarios. Durante este período también se asiste a los pequeños con el desayuno y la atención médica necesaria.
En una tercera etapa los niños, ya adolescentes, son acompañados de manera externa, a través de becas de ayuda económica para que puedan continuar con sus estudios secundarios, terciarios o universitarios.




