Télam
Milicianos islamistas radicales tomaron la ciudad cristiana más grande de Irak y zonas circundantes, provocando la huida de decenas de miles de familias y un ‘desastre humanitario inmenso‘ que alarmó al papa Francisco y a la comunidad internacional, informaron autoridades y testigos.
La situación de violencia en el país árabe escaló a tal nivel que el Consejo de Seguridad de la ONU condenó hoy de manera unánime la violencia de los yihadistas contra la población iraquí.
Las autoridades de Estados Unidos, que invadió Irak en 2003 y retiró sus tropas de allí recién a finales de 2011, dijeron esta semana que no intervendría directamente en la actual esclada militar.
Sin embargo, la cadena CNN informó, citando a fuentes estadounidenses, que Washington comenzó ayer el lanzamiento de asistencia humanitaria desde aviones militares a los grupos minoritarios desplazados debido al hostigamiento de los extremistas islámicos en el norte de Irak.
‘El esfuerzo ha comenzado‘ para el lanzamiento de comida y agua, informó a CNN un funcionario estadounidense que pidió anonimato, y precisó que la ayuda es para los casi 200.000 desplazados, en su mayoría yazidíes kurdos y cristianos.
Con este avance, uno de los acontecimientos más dramáticos en una ofensiva de dos meses, el grupo Estado Islámico (EI), considerado más radical que Al Qaeda, extiende su control del norte de Irak y se sitúa ahora a un paso del territorio semiautónomo de los kurdos iraquíes, el Kurdistán iraquí, y de su capital, Erbil.
Combatientes del EI ingresaron a Qaraqosh, la ciudad cristiana más grande de Irak, en horas de la noche, tras la retirada de las fuerzas de seguridad del Kurdistán iraquí, o ‘peshmergas‘, que intentaban detener su avance, dijeron fuentes de seguridad y sacerdotes.
El EI también capturó otras localidades mayormente cristianas de la zona, como Telkif, Bertala, Al Hamdaniya y Karamlesh, entre otras, dijeron las fuentes de seguridad y el arzobispo católico caldeo de Kirkuk, Jospeh Thomas.
Miles de familias abandonaron sus hogares y huyeron hacia el vecino Kurdistán en busca de lugares más seguros, según las fuentes, que aseguraron que hasta el momento se desconoce la cifra de víctimas de los ataques de los yihadistas, dijeron las fuentes de seguridad a la agencia de noticias EFE.
El patriarca caldeo Louis Sako, líder de la mayor comunidad cristiana de Irak, estimó que hasta 100.000 cristianos dejaron sus casas y escaparon por la ofensiva nocturna del EI, agregando que los islamistas ocuparon iglesias, retiraron las cruces y crucifijos y quemaron más de 1.000 manuscritos, informó BBC.
Varias de las localidades quedaron totalmente vacías, agregó.
Desde el Vaticano, el papa Francisco urgió a la comunidad internacional a ayudar a los cristianos de Irak, que han emigrado en masa en la última década debido a sucesivos espasmos de violencia en el país árabe.
En un comunicado, la Santa Sede dijo que el papa argentino está viviendo ‘con preocupación las dramáticas noticias que llegan desde el norte de Irak‘.
En París, el gobierno de Francia, a través de una nota de su canciller Laurent Fabius, pidió una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU ‘para que la comunidad internacional se movilice para oponerse a la amenaza terrorista en Irak y para aportar ayuda y protección a las poblaciones amenazadas‘.
En junio pasado, el EI se hizo con el control de Mosul, la segunda ciudad de Irak, y a partir de entonces continuó con su conquista hacia otras regiones y ciudades, entre ellas la noroccidental Sinyar, lo que le acerca al último paso fronterizo con Siria que le falta por dominar.
Con su último avance, el EI se ubica ahora a distancia de tiro del Kurdistán iraquí, en algunas zonas a apenas 20 kilómetros de sus fronteras y a 40 de Erbil.
Esta semana, el primer ministro iraquí, el chiita Nuri Al Maliki, ordenó a la Fuerza Aérea dar apoyo a los peshmergas, en un inusual gesto de cooperación entre Bagdad y el Kurdistán que refleja la gravedad de la crisis, la mayor desde la retirada de Irak de las fuerzas militares estadounidenses, en 2011.
Al hacerse con el control de Sinyar hace tres días, el EI desencadenó una crisis humanitaria que ha sido denunciada por la ONU, ya que los residentes de la ciudad tuvieron que huir a las montañas de los alrededores, donde permanecen atrapados.
Se calcula que unos 200.000 civiles se encuentran desplazados, la mayoría de ellos kurdos pertenecientes a la comunidad religiosa yazidí, que se han refugiado en las montañas cercanas.
Hoy, el portavoz de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU, David Swanson, dijo a EFE que las 200.000 personas que se dirigen al Kurdistán se sumarán a los más de 300.000 desplazados y 230.000 refugiados sirios que ya se encuentran allí, lo que hace de esta situación un ‘desastre humanitario de proporciones inmensas‘.
La UNICEF denunció el martes que al menos 40 niños habían muerto en las montañas y pidió ayuda urgente para los cerca de 25.000 menores ‘atrapados en las montañas que rodean Sinyar‘.
































