Mientras calienta motores para el lanzamiento de su próximo disco, Felicitas Colina Cornejo (más conocida como Feli Colina) está recorriendo San Isidro, La Plata, Capital Federal, Santa Fe, Córdoba, Rosario, Madrid, Barcelona y Valencia, pisando fuerte nuevamente en España luego de haber participado del showcase del Primavera Sound 2024.
La parada santafesina será este viernes 19 de septiembre desde las 21, en Tribus Club de Arte (República de Siria 3572). Las entradas pueden adquirirse en la boletería de la sala y a través de Ticketway y sus puntos de venta (online y físicos).
El Litoral se acercó a esta polifacética artista para adentrarse en su proceso creativo y en el camino que la llevó de su Salta natal a los grandes escenarios del país y el exterior.
Proceso creativo
-Estás a punto de lanzar tu cuarto disco. ¿Cómo describirías este nuevo material en relación con lo que ya mostraste en los anteriores, y lo que ya forma tu identidad?
-Me re cuesta describir, en general; encontrar las palabras que abarquen cosas tan variadas y extensa. Es un disco un poco más electrónico tal vez que los anteriores; sigue habiendo instrumentos orgánicos porque así me gusta, pero tiene mucho más trabajo de laboratorio, de compu. Y es un disco más a tempo, más rápido, más intenso: muy energético.
-¿Las canciones fueron saliendo así o fue una búsqueda de “vayamos por acá”?
-Las canciones, como siempre, me van dictando el camino de lo que vendrá. Sí, fueron saliendo así, empecé a escuchar músicas diferentes a las que venía escuchando: esa es la manera en la que siempre empiezo un nuevo proyecto. Me empiezan a gustar nuevas músicas, entonces las composiciones que salen tienen que ver con estas nuevas influencias de ese momento; sumado obviamente a los procesos personales, que siempre son mi inspiración a la hora de escribir letras.
Sí, fueron saliendo así con ese carácter. Yo más bien les hago caso a las canciones, no es que las direcciono tanto para un lugar, sino que solitas me van dictando.
-¿Sentís que hay un lenguaje propio y una Feli Colina constante, más allá de este devenir de escuchar cosas nuevas y ir encontrando elementos nuevos?
-También me cuesta identificarlo. Pero el otro día estábamos charlando con un amigo y con una amiga que ya escuchó el disco. Mi amigo me dice: “Che, ¿qué onda? ¿Qué género es el disco nuevo?”. Y mi amiga le contestó: “Género Feli Colina” (risas).
Así que supongo que hay algo de todo lo que vengo haciendo que tiene un hilo conductor y que se entiende. Creo que hay algo en mi manera de hablar y en mi manera de escribir, e incluso (por más que abarque diferentes géneros) en mi manera de componer y de producir. Me siento la misma; son diferentes etapas, pero siempre trato de que sea honesto y hablar desde mi esencia, y desde el centro de mi ser.
Hay teorías que dicen que es inmutable y hay teorías de que no. Supongo que hay; tampoco sé si es de mi interés averiguarlo; pero creo que hay un hilo conductor.
Comunicar
-Antes de ese lanzamiento estás de gira por distintas ciudades de Argentina, y también por España, donde ya habías estado en el Primavera Sound. ¿Cómo se vive ese reencuentro con un público europeo, que te escucha desde otro lugar?
-Son mis primeras experiencias con públicos no argentinos: es muy nuevo para mí esta posibilidad, y es espectacular. Es buenísimo porque este año fui a tocar a Brasil, a San Pablo por primera vez; ahí ya hay como una diferencia de lenguaje directamente, de idioma. Y me fascina ver cómo somos el mismo bicho: todos los humanos somos la misma especie; la expresión de ciertas emociones... por algo dicen que la música es el lenguaje universal. En la emocionalidad contamos todos más o menos con el mismo aparato.
Es muy espectacular ver cómo no tiene fronteras la música: cómo una emoción se entiende más allá de las palabras y de los idiomas; se entiende por su energía, por su expresión. Así que me encanta ir a tocar afuera del país y ver qué pasa con esas cosas.
-En tus shows hay una apuesta por lo visual, por el vestuario, por el ritual completo. ¿Cómo se piensa y se arma toda la puesta del show?
-Me pasa igual que con las canciones. Voy haciendo lectura; viste que un día te levantás y decís: “Ay, qué lindo color que es el verde”, y por unos meses te parece el color más lindo. Unos meses después ya, no te gusta tanto el verde, y sentís que te gusta más el naranja.
Le voy haciendo caso a mis sensaciones: intento (porque soy muy mental) conectar con lo que me gusta y no me gusta instintivamente, y eso me va dictando todo. Las canciones siempre me aparecen con imágenes en la cabeza, con colores; y ni hablar estos universos que son los discos, que siempre aparecen en un hábitat, en un color: voy descubriendo qué personajes va a hablar.
Así que todo se arma medio de la misma manera, que es identificando qué me hace “ping”, cómo me toca el instinto.
Aprendizajes
-Arrancaste cantando en Salta, tocaste en el subte en Buenos Aires, hiciste un montón de cosas, grabaste en Abbey Road; hoy estamos hablando del cuarto disco. ¿Qué aprendizajes o qué momentos claves sentís que fueron marcando ese caminito hasta hoy?
-Uy, muchísimos, porque también es mi vida, Mis 20 años; ahora tengo 30, me parece una porción muy movediza de la vida que viví (risas). El subte fue de las decisiones más importantes que tomé. De haber cantado en Salta, conocí a personas con las que después empecé este camino; también empecé a exponerme, el subte fue reforzando eso.
El aprendizaje siempre es el mismo: insiste y se va desnudando de capas. Qué tan libre puedo ser, cómo expreso con todo mi cuerpo algo que quiero expresar. Cómo le doy un cauce a mis emociones, a mis pensamientos, y cómo voy quitándome vergüenzas o prejuicios para poder expresarlo con todas las herramientas y en su máximo esplendor.
Después, ya en Buenos Aires, fui aprendiendo más del oficio de la música: qué es un manager, qué un booker, qué es una discográfica, qué es derecho de autor. Cosas más del trabajo de músico: en Salta no tenía la más pálida idea de cómo funcionaba nada.
También cosas de instrumentos, el entendimiento de la producción y de las posibilidades a la hora de producir; de cómo comunicarme con una banda, cómo pedirles algo.
Dos cosas que ocupan mucho mi interés son: entender lo que siento y poder darle un lugar de expresión; y aprender mi trabajo, mi oficio: ¿Cómo es? ¿Cómo se hace?
-Dijiste que una de las decisiones más importantes fue el subte, ¿por qué?
-Porque entendí la posibilidad de trabajar de la música. Fue la primera vez que pagué mi alquiler, mi comida y mis cuentas, pude sustentarme, a través de la música, a través de cantar. Lo hice apenas llegué a Buenos Aires; tal vez en Salta tocaba frente a gente que conocía, frente a amigos, o amigos de amigos, y familiares. Y en el subte pude tocar frente a completos desconocidos y aprender cómo captar la atención. Y también reconocer que podía gustar mi manera de cantar, mi manera de presentarme: que un desconocido podía sentirse conmovido con lo que yo hacía.
Además era ir a un lugar en el que recibía palabras de aliento: “metele”, mucho apoyo. Tengo algunas personas que me escuchan desde ahí, desde el subte. No sé cómo será en este momento y en otras experiencias, pero a mí me permitió sustentarme económicamente, y toda mi energía se direccionó a la música; y eso siempre trae resultados más potentes que si tengo que dividir mi tiempo entre atender un quiosco y por la noche hacer canciones.
Conexiones
-Te referiste a tu forma de hablar, Salta está allí también. ¿Qué vínculo tenés hoy con tu raíz, con tu tierra natal?
-Tuve un momento hace unos años como de especial conexión con el norte argentino. Siempre siento esa conexión: soy salteñísima, hija, nieta, bisnieta de salteños; es mi ADN, es realmente mi raíz.
Pero cada vez lo entiendo más ampliamente: mi raíz argentina, mi raíz latinoamericana y también mi raíz humana, planeta Tierra. O mi raíz singular, mía, de Felicitas Colina.
Siempre estoy en contacto con mi raíz: trato de todos los días dedicarme un rato a eso. Salta particularmente es mi madre, mi cuna: veo un cerro y me siento acobijada. Pero así como uno se va de la casa de la madre también se va de la ciudad natal, y Buenos Aires es mi otra madre también. Y también me intriga el mundo.
-A lo largo del tiempo compartiste colaboraciones con diferentes artistas como Vera Frod, Blair, y con Florián (Fernández Capello), con el que te une la vida también. ¿Qué te atrae de encontrarte con otras voces y otras miradas que se complementen con tu música?
.Me parece re interesante. Cada vez lo hago más, lo estoy ejercitando especialmente en estos años. Porque el aporte de otro ser, de otra perspectiva (por lo tanto de otra voz) siempre enriquece; me gusta oír otras experiencias y otra vida.
-¿Hay fecha estimada de salida del disco? ¿Qué más se viene en tu futuro inmediato?
-Este fin de semana voy a estar ahí en Santa Fe, y voy a estar en Rosario y en Córdoba. La semana que viene también sigo de gira y el principio de octubre también. El disco está mezclándose: me encantaría que salga a fin de este año, principio del año que viene. Hay algunas cosas que resolver, de con quién y cómo; pero está haciéndose, así que seguiré dedicándome a eso.
Estuve todo el año muy dedicada a esta nueva etapa que estoy terminando sus detalles. Así que espero que este fin de año me vea sacando disco nuevo; si no será a principios del año que viene, y todo ese año presentarlo por todas las ciudades que quieran recibirme.