“Desembarco en las Georgias”, el nuevo libro del periodista y escritor Felipe Celesia, lleva como subtítulo: “la verdad sobre el misterioso incidente que desató la guerra por las islas Malvinas”. Se trata de un texto que, a casi 40 años del conflicto bélico que conmovió al país en el Atlántico Sur pretende, a través de una pormenorizada investigación, echar luz sobre los hechos generados antes del 2 de abril, cuando un negocio millonario se mezcló con el recalentamiento de la histórica disputa entre Gran Bretaña y la Argentina por la soberanía sobre las islas Malvinas. Convirtiéndose, en perspectiva, en uno de los eslabones que formaron la cadena que terminaría en el desembarco argentino en Puerto Stanley y el posterior enfrentamiento con las tropas británicas.
Gentileza editorial Portada del libro.Portada del libro.Foto: Gentileza editorial
Celesia relata el viaje de un grupo de obreros y técnicos metalúrgicos a las islas Georgias, a mil quinientos kilómetros de Malvinas, con la intención de avanzar en el desguace de unas instalaciones balleneras que estaban abandonadas. Y sobre cómo el izamiento de una bandera precipitó el conflicto bélico, ya que Inglaterra envió al lugar buques y marines mientras que la Argentina hizo lo propio con un grupo de élite al mando de Alfredo Astiz. Al mismo tiempo, en un giro inesperado, tres navegantes franceses llegaron a las islas en un velero, arrastrados por una tormenta.
Gentileza del autor A lo lejos, la estación ballenera de Stromnes.A lo lejos, la estación ballenera de Stromnes.Foto: Gentileza del autor
“Por escala, magnitud y costo, Malvinas tiene un protagonismo central, pero donde se encendió la mecha fue en las Georgias. El conflicto entre las dos naciones arranca ahí, con la llegada de los chatarreros el 17 de marzo de 1982. Cuando se produjo el conflicto con los chatarreros, ambos gobiernos sabían que se preparaba la reconquista de Malvinas y le sirvió a ambos para posicionarse en el tablero geopolítico del Atlántico Sur. Al Reino Unido para sobrerreaccionar e indignarse en foros internacionales con la actitud argentina. También para tener una excusa y poner en marcha su maquinaria bélica que es como un mamut que debe ponerse en movimiento. De algún modo, ganaron tiempo con los chatarreros”, explicó el propio autor en una entrevista concedida a este medio.
Una iniciativa mal calculada
Todo comenzó cuando el empresario Constantino Davidoff descubrió las potenciales ganancias podría obtener a través del desguace de unas instalaciones balleneras que estaban abandonadas en las Georgias, a 1.500 kilómetros de las Malvinas. Conocía el tema, porque ya había rescatado líneas telefónicas en desuso apoyadas en el lecho del Atlántico. De modo que inició los contactos con los propietarios escoceses de esas instalaciones y a pesar del reparo inicial, le dijeron que sí. Davidoff, por 109.000 libras de la época se podía quedar con lo que rescatase de tres estaciones balleneras y un dique flotante. “Esto para él era la mayor oportunidad, lo iba a poder traer al continente y usarlo para todo tipo de reparaciones. La frutilla del postre”, explicó Celesia.
Gentileza del autor Alfas en su puesto.Alfas en su puesto.Foto: Gentileza del autor
Así, reclutó un grupo de obreros que, a comienzos de marzo de 1982, se trasladaron hacia las Georgias en el buque Bahía Buen Suceso de la Armada argentina. Pero poco después, zarpó otra embarcación, el Bahía Paraíso, que trasladó a los Alfa, un grupo de élite comandado por Alfredo Astiz, con la orden de custodiar la misión de los trabajadores. “Querían instalarlos en una casilla y dejarlos en invierno para hacer una especie de ocupación de facto. Algo de eso habían hecho en otra isla, donde habían armado una estación meteorológica y los ingleses si bien protestaron los dejaron. La idea era ocupar tener un antecedente en foros internacionales”, precisó Felipe.
Gentileza del autor El ARA Guerrico durante la operación en las Georgias.El ARA Guerrico durante la operación en las Georgias. Foto: Gentileza del autor
Pero cuando los británicos detectaron esos movimientos, los chatarreros quedaron en medio de un conflicto que no imaginaban. La guerra en ciernes, a partir de la Operación Rosario de la Junta Militar argentina que pretendía recuperar las Islas Malvinas se puso en marcha y ya no hubo cómo frenarlo. “A partir de ahí, todos los esfuerzos se colocaron en la retoma de las Malvinas. Pero el movimiento en Georgias se reactivó cuando los británicos enviaron 22 marines. Cuando los militares argentinos, al mando de Astiz, quisieron retomar las Georgias, los resultados fueron desastrosos para ellos. “Los mandaron de pechito a enfrentar a soldados de élite británicos. Iban con la idea de que no hubiera ningún muerto británico, para después poder negociar. Causó un costo altísimo para los argentinos, tres muertos, dos de ellos conscriptos, un helicóptero derribado, una corbeta seriamente dañada, siete heridos graves y muchos heridos leves”, señaló el autor.
En líneas generales, estos fueron los hechos. Pero lo que despertó el interés del periodista es que todo lo ocurrido estaba algo oscurecido, no se tenían los detalles. “Encontré que nadie sabía bien qué había pasado, a nivel militar y a nivel civil en las Georgias. Había datos genéricos, pero la documentación era difusa. Pensé que podía haber allí un gran tema. Cuando empecé a investigar, en 2019, no sabía quiénes estaban vivos y quiénes no de los protagonistas. Había visto un especial de Telenoche, algunos videos en Youtube y no mucho más, pero desconocía por completo quienes habían formado parte de ese contingente. Me parecía fascinante la historia de cuarenta laburantes que van al medio de la nada más absoluta para ganarse un mango y quedan atrapados en un conflicto de una escala enorme”, sintetizó Celesia.
Gentileza del autor Chatarreros en las Georgias.Chatarreros en las Georgias.Foto: Gentileza del autor
Resonancias en la actualidad
Para Celesia, los chatarreros de las Georgias fueron víctimas de la derrota. “Siempre las derrotas las pagan los que fueron al frente. Por más que haya reconocimiento a su valor y sacrificio, la derrota se paga. Además, eran personajes incómodos. Para la Armada, reivindicar a un grupo de civiles era raro. Y para la población civil también. Entonces, estos trabajadores eran como un elemento raro que nadie sabía cómo tratar”, explicó.
Gentileza del autor Integrantes del equipo de chatarreros.Integrantes del equipo de chatarreros.Foto: Gentileza del autor
Lo cierto es que la única acción de la Armada argentina fue incorporarlos como veteranos de guerra. “Estuvieron en el teatro de operaciones y fueron víctimas de la guerra, los primeros que volvieron a la Argentina luego del conflicto bélico. Ellos se sentían minimizados, despreciados por el público en general y por los malvineros. Algo de eso va a cambiar en este cuadragésimo aniversario de la guerra de Malvinas, donde creo que se va a intentar un relato superador a la antinomia que hay al respecto, entre los que dicen que fue una aventura criminal y los que afirman que fue una gesta patriótica. Es más complejo y no tan binario”, cerró.
Gentileza Ale López Felipe Celesia, autor del libro.Felipe Celesia, autor del libro.Foto: Gentileza Ale López