Tras las huellas del viejo Puente Iriondo, que alguna vez conectó Santa Fe con Las Colonias
Fue construido a fines del siglo XIX y cayó al poco tiempo. Hubo pedidos y proyectos para ponerlo de pie, pero no prosperaron. No existen muchas imágenes; pocos lo recuerdan.
Tras las huellas del viejo Puente Iriondo, que alguna vez conectó Santa Fe con Las Colonias
Si hablamos de Santa Fe, indefectiblemente hay que mencionar ríos y puentes. En sus márgenes laterales, la capital de la provincia está delimitada por dos gigantescos cauces con cientos de kilómetros de extensión. Los ríos Paraná y Salado, rodean a la vieja urbe y la definen.
Precisamente, a lo largo de los últimos dos siglos, la sociedad santafesina vio proyectar, levantar y caer varios puentes. Algunos más grandes e importantes que otros, pero todos compartiendo la función vital de conectar poblaciones. Los hubo de madera, de hierro y de hormigón, para el ferrocarril o para vehículos tirados a sangre y a explosión.
Todo este introito sirve de pretexto para hablar de una vieja conexión que tuvo la capital de la provincia. El Puente Iriondo. Anterior al Colgante, al Carretero y, por supuesto, mucho más antiguo que el Oroño o el que cruza por el río Salado a la altura de la Autopista a Rosario.
El recorte de diario El Orden.
Al oeste
Este antiguo viaducto surcaba hacia el oeste para conectar la ciudad con el departamento Las Colonias, particularmente con Empalme San Carlos. Crónicas de principios del siglo XX ubican a 1887 como la fecha en que se construyó sobre la margen oeste de Santa Fe. No muy lejos, unos kilómetros al norte unos años atrás se había levantado el puente Mihura.
Sin embargo, sus años en pie no fueron muchos: apenas dos. Por aquel entonces, sirvió para la comunicación con la pujante zona agropecuaria, campos y quintas. Así lo recuerda un artículo de diario El Orden, publicado el jueves 13 de junio de 1935 y que se puede leer en la hemeroteca provincial:
“El puente ‘Iriondo’ sobre el río Salado, fue construido hace cuarenta y ocho años, pero tiempo después, debido a la calidad de los materiales empleados en su construcción y el mismo uso, quedó inutilizado, siendo vanas cuantas gestiones se realizaron ante los gobiernos pasados para que se colocara en condiciones de tránsito”.
El ambicioso proyecto para dotar de un nuevo puente a Santa Fe.
Plegarias de reconstrucción
Como se dijo más arriba, a la altura de Recreo existió otro puente (aún se pueden ver sus restos) que conectaba la capital santafesina con Esperanza. Sin embargo, el crecimiento demográfico y productivo de la urbe demandaba tener más y mejores caminos.
En varias ocasiones los diarios santafesinos, entre los que se destaca a El Litoral, se hicieron eco de la faltante de un puente hacia el oeste pujante, a las comunas agropecuarias de Las Colonias. En la cronología informativa, al citado artículo de El Orden se puede encontrar otro del vespertino publicado seis años después.
“Por autorización del Poder Ejecutivo será reconstruido el Puente Iriondo”, tituló El Litoral el jueves 20 de marzo de 1941. En la nota, se detalló la obra y se explicó cómo sería costeada. “Costará la obra 1.332.896.73 pesos, que serán abonados por el Poder Ejecutivo y por la sección de Ayuda Federal, ley N°. 11658”, detalló el periódico.
En el desarrollo del artículo, se describieron los principales puntos de esa reclamada obra. “Dicho puente tendrá acceso por Ruta 11, camino Santa Fe a San Justo a 150 metros de la capilla El Piquete (N del R: hace referencia a lo que hoy se conoce como Av. Blas Parera)”, señalaba la nota.
Y seguía: “Una vez cruzado el río Salado, se prolonga el puente casi en línea recta hasta las vías del F.C.S.F., empalmando allí con la carretera que une Santo Tomé con Empalme San Carlos. Por otra parte, a un kilómetro al sur de dicho empalme, se inicia una importante ruta que une las localidades de Franck, Las Tunas, San Jerónimo, Santa Clara y Pilar”.
El Litoral siguió de cerca el tema.
“La reconstrucción del puente Iriondo favorecerá una extensa zona agrícola, ganadera e industrial de los departamentos La Capital y Las Colonias”, auguraba El Litoral.
Además del viaducto propiamente dicho, el proyecto incluía pasos a nivel, expropiación de terrenos, plantación de árboles, “bosquecillos”, señaló el vespertino. Otro dato importante para la obra es que iban a ser utilizados algunos restos del antiguo puente de hierro que unió Santa Fe con Santo Tomé, hasta que se levantó el Carretero.
“Sobre la margen oeste, será levantada la costa y se construirá la defensa de la misma”, sumaba el diario en el citado artículo de 1941. Sin embargo, nada de lo planeado se llevó a cabo. Y comenzaron las plegarias.
Los años que siguieron, según marca la crónica periodística, estuvieron signados por reuniones, asambleas, encuentros y todo tipo de comité para “empujar” la deseada obra. Por ejemplo, en 1949, El Litoral dio cuenta de un “congreso” vecinal que tuvo lugar en Empalme San Carlos, con vecinos de la zona.
Representantes de la margen oeste fueron los anfitriones y junto a los capitalinos llegaron a puntos de acuerdo: un nuevo puente era necesario porque el único en funciones era el Carretero, ya que el Mihura “está intransitable para automotores”, decía la nota.
El artículo en cuestión reprodujo los puntos a favor que traería un nuevo puente, tanto para la ciudad capital como para las comunidades del otro lado del charco. Desafortunadamente, no prosperaron los proyectos.
En los años 50 El Litoral siguió el tema con sendas editoriales, fundamentadas principalmente en mejorar la conectividad y descongestionar el tránsito pesado que ya se hacía sentir en el noroeste de la ciudad de Santa Fe.