El pasado 11 de abril Hugo Daniel Blanco fue condenado a prisión perpetua como autor de los femicidios de Verónica Ramírez -quien fuera su pareja- y Valentina Escalante -la hija de 10 años de la mujer-. Poco más de una semana después, el tribunal de juicio dio a conocer sus fundamentos.
Los jueces Luis Octavio Silva, Pablo Ruiz Staiger y Néstor Pereyra -este último como conjuez- resolvieron de manera unánime, considerando a "Bebe" Blanco el autor del crimen ocurrido entre la noche del 25 y la mañana de 26 de mayo de 2019, en la vivienda de Azopardo al 10.425 (barrio Punta Norte).
Primero atacó a la menor, provocándole tres lesiones punzocortantes -una en cara posterior del tórax y dos en cara posterior del cuello- y excoriaciones en cuello y hombro derecho. No sólo la acuchilló, sino que también la asfixió, causándole la muerte por un mecanismo combinado (asfixia y pérdida de sangre).
Luego agredió a Verónica con el arma blanca, provocándole cuatro lesiones punzocortantes -dos en cara posterior del tórax, una en cara posterior del cuello y una en cara anterior de la mama derecha-, excoriaciones y equimosis, causándole la muerte por shock hipovolémico. Acto seguido tapó los cuerpos con frazadas, avisó a sus familiares y se dio a la fuga, entregándose voluntariamente a la policía recién al otro día.
A pesar de que en un primer momento se responsabilizó por el crimen, Blanco llegó a juicio proclamando su inocencia. Su versión era que aquella mañana arribó al hogar y encontró a Verónica y Valentina ya sin vida, sugiriendo que el doble femicidio había sido causado por un hecho de inseguridad.
Guillermo Di Salvatore El conjuez Néstor Pereyra, y los jueces Luis Octavio Silva y Pablo Ruiz Staiger.El conjuez Néstor Pereyra, y los jueces Luis Octavio Silva y Pablo Ruiz Staiger.Foto: Guillermo Di Salvatore
"Interrelacionado el plexo probatorio, advertimos una nutrida composición de elementos que, ensamblados, convergen al mismo resultado: el acusado es el autor material", señala el tribunal en su escrito. Luego, enumera nueve puntos clave para arribar a dicha conclusión:
Presencia en el lugar y momento del crimen:
"Es indubitable que el acusado convivía con Verónica Ramírez y que en esa ocasión su hija Valentina Escalante estuvo con ellos". Además, de la declaración de los vecinos surge que el sábado 25 a las 20.30 Blanco realizó una compra en un comercio del barrio, y que esa noche se lo escuchó en el patio de su casa hablando con dos hombres. Al día siguiente, el verdulero de la esquina lo vio pasar alrededor de las 10.30.
"En los cuerpos de las víctimas únicamente se encontró el patrimonio genético del acusado, en la mano izquierda de Valentina Escalante (hisopado relevado de las uñas) -como un posible indicio defensivo-" ya que cuando Blanco se entregó en la comisaría presentaba una herida que podría haber sido causada por un rasguño. También "se obtuvieron coincidencias parciales del perfil genético del acusado en el cuerpo de Verónica".
Contexto de Violencia de género
Este "quedó plasmado, no como un fenómeno aislado en este fatídico episodio, sino también en un historial de violencia recurrente, basada en un relación asimétrica estructural de poder, del que dieron cuenta vecinos, familiares y distintos funcionarios policiales".
"En un contexto de violencia de género en la relación de pareja, con usual despliegue de violencia doméstica, es muy factible presumir que en esas circunstancias, el homicida haya sido el mismo violento de siempre y quien antes, la amenazó de muerte, aprovechándose del acostumbrado vínculo de opresión, de las ventajas y facilidad que propicia la privacidad de la cohabitación y de la superioridad física desplegada sobre dos mujeres, una sometida habitualmente y otra, -una niña de 10 años de edad-, inmersa en ese esquema estructural de inferioridad sexista".
Para el tribunal, "los rastros de sangre detectados en los extremos del cinto y en la parte delantera inferior de la campera que tenía el acusado al momento de su aprehensión y que le fueran incautados en la Seccional 10° al día siguiente del crimen, configuran otra pieza indiciaria que encaja en su determinación de autoría".
Archivo El Litoral Verónica Ramírez tenía 34 años y su hija Valentina Escalante, 10.Verónica Ramírez tenía 34 años y su hija Valentina Escalante, 10.Foto: Archivo El Litoral
En referencia la "espontánea confesión del acusado, autoincriminándose por ambos homicidios, atestiguada por los funcionarios policiales de la Seccional 10°". Ocurrió el lunes 27 de mayo, cuando Blanco se presentó voluntariamente para "entregarse".
"La confesión extrajudicial del crimen a su hermana, esa misma mañana del domingo 26, revelada por un funcionario policial de la División Homicidios donde ésta declaró, se erige en otra dosis de autoría, que escala en relevancia por su congruencia con el resto de las pruebas", destacaron los jueces. Tras abandonar la escena del crimen, Blanco fue hasta la casa de su hermana y le dijo que había asesinado a Verónica.
A través de esta, "se acredita que, a las 11:49 hs. de ese 26 una femenina comunica que su hermano se acercó a su domicilio y le manifestó que asesinó a su mujer", aporta la dirección y dice "que su hermano es Hugo Blanco". Luego de este llamado "se despachó el aviso a la Sub Comisaría 14° para que concurran al lugar", donde encontraron a Verónica y Valentina ya sin vida.
Extraídos del celular de la hermana de Blanco, en los que ella tras enterarse del crimen le avisa a un hombre: "Tony, parece que la mató a la Vero, el 'BEBE'". Y le responden: "Uh, que boludo que es...".
Minutos más tarde, le llegó un nuevo audio: "Que boludo, que hizo cagada, loco, si anoche..., como a las 3, 4 de la mañana iba y venía cada rato, ...me estaba contando que se agarraron mal con la Vero, estaban ahí chupando, todos los otros...".
"Estos audios de Whatsapp concuerdan plenamente con el contenido de la declaración de la hermana (...), así como con el contexto del suceso y con la confesión policial del acusado al entregarse, consolidándose la autoría de Hugo Daniel Blanco "BEBE" en la ejecución de los crímenes", concluyó el tribunal.
Cuando los cadáveres fueron descubiertos, en la mesa del comedor de la vivienda se halló una carta "manuscrita con tinta de color roja (en dos hojas sueltas)". En la mochila de Blanco, secuestrada cuando se entregó, había "una agenda y un bolígrafo con tinta de color rojo".
"Se pudo demostrar la correspondencia existente entre esas dos hojas de papel sueltas empleadas en la carta, con las restantes hojas de la agenda espiralada, de la cual fueron arrancadas; como así también la utilización del bolígrafo con tinta color roja (...) y la pertenencia indubitable de esa grafía manuscrita, al patrimonio escriturario del acusado, es decir, su autoría caligráfica". Esto, a través de la declaración de las peritas que analizaron los objetos.
"Del texto de la carta se evidencian pedidos de perdón y comprensión" así como "manifestaciones con un sentido de despedida y de reproches hacia la conducta de su pareja, como buscando justificaciones por un hecho consumado, serio y de tanta gravedad". Algo "que lo llevó a alejarse de su casa y de otras y a deambular con intenciones suicidas, porque no quiere vivir preso, con un pedido a la policía para que no lo busquen".
"Indudablemente, este documento constituye otro componente probatorio de suma relevancia y conducente a establecer que el acusado fue el autor directo de los hechos", sostuvieron los jueces.