Por Darío Pignata - dpignata@ellitoral.com
El 0-0 con Banfield era recuerdo y negocio. Disfrutando en la sobremesa de la cena de ese Romeo y Julieta que prohíbe y multa la AFA, el humo del habano le hizo lugar a una frase del “Turco” Mohamed: “A Lanús, el martes, le voy a jugar con dos torres”. Al toque, cuando la cena moría, se lo llevó al “Bichi” Fuertes caminando y apenas alcanzó a decirle las palabras mágicas: “¿Estás preparado?...El martes arrancás vos...”. Así se revelaba un secreto a voces que será confirmado mañana cuando Colón pegue la planilla oficial para jugar con Lanús y el histórico número “20” aparezca entre los once titulares. Después de dos largos años, con éxodo a Chile y lesión incluida, el “Bichi” Fuertes volverá a jugar un partido desde el arranque como titular en Colón. Y hasta ese mismo año —el 2006— hay que remontarse para encontrar el último de los 80 goles que lleva con la sangre y luto. Fue el 5 de agosto, de penal y contra Independiente en Santa Fe, cuando el técnico era el “Huevo” Julio César Toresani.
De película
Si la vida de Palermo en Boca es “cinematográfica” como lo definió Carlos Bianchi, tranquilamente todo lo que le pasó al “Bichi” Fuertes en estos diez años en Colón es para hacer una película también. Pocos recuerdan qué era de la vida de ese pibito que llegaba de vestir la camiseta de Racing (8 goles en 36 partidos) y que antes había pasado por Independiente, El Porvenir, Los Andes y Platense. Era la segunda mitad del año 1997, con Colón intentando consolidar su plaza en Primera División de la mano de Francisco Ferraro.
La posibilidad de sumar minutos y tener continuidad empezó a dar sus frutos para ese muchacho que llevaba la camiseta número “9”. Claro que, apenas dos años después de llegado a Santa Fe, llegaba la posibilidad de concretar la esperada transferencia al exterior.
Siempre quedarán en el recuerdo sus dos millonarias ventas, al Derby County de Inglaterra primero y al Lens de Francia después. Allí, en el medio, la primera vuelta a casa con un Clausura 2000 para colgar de un cuadro: goleador absoluto con 17 tantos en 18 partidos con ocho anotaciones de penal. Allí, empezó a pulverizar marcas: primer jugador sabalero en el profesionalismo que termina como goleador en un registro de AFA.
Después de esa lluvia de goles, de Lens al Tenerife de España y de allí a conseguir el campeonato con River Plate. Entonces, en el 2003, se le dio forma a su segundo retorno al club que lo vio estallar en las redes rivales de la Argentina. El cortocircuito con Falcioni lo obligó al éxodo del otro lado de la Cordillera, para ponerse la camiseta de la Universidad Católica de Chile, paso previo el año pasado para concretar su tercer vuelta a casa.
El dueño de la “20”
Con esa misma camiseta que usó para ser el primer goleador de Colón en el fútbol argentino en el 2000, logró llegar a la friolera de 80 tantos y superar la marca de la “Chiva” Di Meola, para convertirse en el máximo anotador de la historia sabalera en AFA. Pero, además, entró al “Club de los 100” con la sangre y luto, lugar reservado para los pocos jugadores del fútbol argentino que quiebran esa marca.
Las cosas que le pasaron al “Bichi” Fuertes en Colón, por Colón y para Colón son verdaderamente “de película”. La primera venta millonaria a la Premier League con el Derby; el problema con el pasaporte en Inglaterra que lo “obligó” a volver; la segunda salida al Lens de Francia, la segunda vuelta desde River; aquélla noche contra Independiente en Avellaneda donde juega “inhabilitado” por AFA, entra igual, hace el gol y Colón gana; los goles en los clásicos; dos roturas de ligamentos cruzados, donde no se privó de nada: una en cada rodilla; el accidente automovilístico que le rompió el codo y también lo llevó a volver a empezar; la expulsión en Mar del Plata contra Huracán de Tres Arroyos, cuando el grandote Maglio lo informó con todo y el Tribunal de Penas le dio ocho (8) fechas de sanción, una de las penas más graves para un futbolista en la Argentina en los últimos años; el allanamiento de la Gendarmería Nacional en su casa, por la cuestión de la Afip; el éxodo a Chile por el cortocircuito con Falcioni; los ligamentos, otra vez; el tercer retorno, la recuperación y los cinco partidos al banco con Mohamed con una puertita que se abre para mañana a los 35 años con la histórica “20” en la espalda.
Cuando mañana el alta voz del estadio lo anuncie entre los once, recibirá una ovación. El doble, cuando pise la hierba del Cementerio de los Elefantes, dos años después de su último juego como titular contra Vélez Sarsfield.
Ningún jugador es tan buscado por la prensa nacional para “hablar de Colón” como el “Bichi” Fuertes. Ninguna camiseta con número que llevan los hinchas a la cancha supera esos números blancos que forman el “2” adelante del “0” para armar la “20”. Ningún jugador fue goleador en AFA con la camiseta de Colón. Ningún jugador gritó 80 goles en Primera División con estos colores. Ningún jugador fue tan querido e idolatrado en los últimos tiempos como el “Bichi” Fuertes. Nadie fue vendido dos veces seguidas al exterior dejando cifras millonarias en las arcas sabaleras.
“Con el nombre solamente, hoy no juega nadie; pero con los ídolos no se jode...”, pensó el presidente Lerche cuando le dio una inteligente salida hacia Chile, en medio del problema con Falcioni. Hoy, tiempo después, Esteban Oscar Fuertes “se comió el banco” como cualquiera, sin privilegios ni “coronita”. Fue suplente de Ramírez, Valdemarín y Cardetti. Sin chistar. Sólo como pueden hacerlo los grandes de verdad.
“Si 10 años después te vuelvo a encontrar en algún lugar...”, cantaba Andrés Calamaro en tiempos de “Los Rodríguez”. Vuelve Fuertes en Colón, justo diez años después.
...Distinto de aquél.
Pero casi igual.































