De la cocina al motor: cómo acceder al circuito del aceite usado en la ciudad de Santa Fe
La Municipalidad implementa un sistema de economía circular que permite convertir el Aceite Vegetal Usado (AVU) en el hogar en biocombustible de segunda generación. Hay que llevarlo a los Ecopuntos. No rige para bares y restaurantes.
De la cocina al motor: cómo acceder al circuito del aceite usado en la ciudad de Santa Fe
A través de convenios con empresas especializadas, la Municipalidad de Santa Fe avanza en una política ambiental orientada a la correcta gestión del Aceite Vegetal Usado (AVU), con el objetivo de evitar que este residuo termine en el sistema cloacal o sea vertido al suelo. En lugar de eso, el aceite recuperado se reincorpora a la matriz energética como materia prima ecológica, con potencial para su transformación en biocombustible.
Desde el municipio advierten que desechar el aceite de cocina por la cañería no solo genera un impacto ambiental negativo, sino que también representa un serio riesgo para la infraestructura doméstica y urbana. Al enfriarse, el aceite se solidifica y forma tapones que provocan obstrucciones severas en las redes cloacales, lo que puede derivar en desbordes. Además, la presencia de grasas complica los procesos de depuración en las plantas de tratamiento, incrementando los costos de mantenimiento del servicio de agua.
El problema se agrava cuando el aceite es arrojado directamente al suelo. En esos casos, el residuo impermeabiliza la tierra, elimina la microfauna y puede contaminar los acuíferos subterráneos, generando daños de larga duración en el ambiente.
Ecopuntos
Para facilitar una disposición adecuada, la Municipalidad dispuso un sistema de recepción en los Ecopuntos de la ciudad. “Esto comenzó a implementarse a partir del 19 de diciembre”, indicó Luisina Cuello, directora de Desarrollo Urbano Sostenible de la Municipalidad. Los vecinos deben dejar enfriar el aceite utilizado, colocarlo en envases limpios de plástico o vidrio y asegurarse de que estén bien cerrados. “puede ser un frasco o botella con tapa usados, que tengan a mano”. La entrega puede realizarse de lunes a domingo, de 9 a 19 horas, en cualquiera de los 13 Ecopuntos con atención personalizada, distribuidos en distintos barrios y espacios públicos.
Esta iniciativa busca dar respuesta a un problema ambiental crítico: un solo litro de aceite desechado incorrectamente puede contaminar hasta 1.000 litros de agua. Mauricio Garín (archivo).
Entre los puntos habilitados se encuentran la Plazoleta Alemania, el Parque Alberdi, la Estación Belgrano, el Parque Federal, la Costanera Oeste, el Parque Garay, la Rotonda Guadalupe, el Paseo del Restaurador, la Plaza Fournier, la colectora de la RP1, el barrio Las Flores, El Pozo y Centenario.
Biocombustible
Una vez acopiado, el aceite recolectado es “trasvasado en bidones, para luego ser trasladado al Complejo Ambiental de la ciudad” -indicó Cuello-, donde funciona una planta de acopio transitorio. Desde allí, el residuo es preparado para su posterior transformación en biocombustible, cerrando así un circuito de economía circular. “Allí permanece el aceite hasta que se acumula la cantidad suficiente para que pueda ser recolectado por algún operador habilitado”.
La implementación de esto era una deuda pendiente que teníamos, había muchos vecinos que nos preguntaban sobre el tema o directamente llevaban su aceite a los Ecopuntos pensando que había una campaña activa, por lo que decidimos comprometernos e iniciar esta campaña, para evitar que el aceite termine en la red cloacal o en la tierra, y produzca un gran daño ambiental”, advirtió Cuello.
Dicho daño impacta de forma directa además en los seres vivos que habitan los cuerpos de agua pero también “genera daños en la infraestructura urbana, como obstrucciones”, indicó Cuello.
Jabones
Otro uso que se le da al aceite usado es la transformación en jabón o detergente. En la ciudad ya hay una experiencia de tratamiento del mismo. Dicha iniciativa es de los alumnos y alumnas de la escuela Nuestra Señora del Calvario, quienes llevan adelante un proyecto que convierte lo que antes se tiraba en un producto útil: jabones artesanales hechos con aceite vegetal reciclado.
Esta iniciativa busca dar respuesta a un problema ambiental crítico: un solo litro de aceite desechado incorrectamente puede contaminar hasta 1.000 litros de agua. Mauricio Garín (archivo).
El proyecto, que une a la Municipalidad de Santa Fe, el colegio y la Asociación Civil Dignidad y Vida Sana, nació de una simple pregunta en el aula: ¿qué hace la ciudad con el aceite usado? La curiosidad se volvió acción. Los estudiantes de primer año realizaron el recorrido guiado por el Polo, donde observaron el destino de los residuos, y luego fueron ellos quienes enseñaron a otros: brindaron una capacitación a miembros de la asociación para que aprendan a fabricar los jabones.
“Esta experiencia generó además un intercambio de saberes entre el estudiantado y los miembros de la asociación Dignidad y Vida Sana, que a futuro puede derivar en un nuevo emprendimiento”, celebró Cuello.
Gastronómicos, no
El programa lanzado por el Municipio apunta a los desechos de aceite del hogar y no los de bares y restaurantes. El sector gastronómico opera de otra forma con empresas recolectoras de aceite usado.
Como antecedente de esto, en 2018 la Municipalidad de Santa Fe y la Fundación de Investigaciones Energéticas y Medioambientales (FIEM) firmaron un convenio para la recolección de aceites vegetales utilizados en locales gastronómicos de la ciudad, que luego se reutilizarían como biocombustible.
De esta forma, la FIEM recolectaba de forma gratuita el aceite vegetal usado de los bares y restaurantes de la ciudad -aquel que ya no es apto para consumo humano-, y luego lo transformaba en energía "limpia".
Se supo que al principio de esta iniciativa, 17 locales santafesinos aportaban aceite con el cual se fabricaba biodiesel para ser utilizado en vehículos del transporte público de pasajeros; se estimaba además que podía producirse un litro de biodiesel por cada litro de aceite vegetal usado.
En 2022, el por entonces concejal Sebastián Mastropaolo (actual secretario de Gobierno) había impulsado un pedido de informes -sancionado por el Cuerpo legislativo- solicitando saber si hubo fecha de finalización del convenio y la nómina de locales gastronómicos que aportaron aceite; los litros de aceite que se recuperaron; la cantidad de biodiesel que se produce y el destino de éste.
En la actualidad hay un vacío legal al respecto y los gastronómicos se manejan mediante acuerdos particulares con empresas de recolección de grandes volúmenes.
En paralelo, la actual gestión municipal impulsa este otro nuevo proyecto para el reciclado de aceite usado en el hogar que debe ser trasladado por los vecinos a los ecopuntos.
Con este gesto simple y cotidiano, cada vecino se convierte en el primer eslabón de una cadena de producción de energía limpia, transformando un residuo peligroso en un recurso valioso y contribuyendo de manera directa al cuidado del ambiente en la ciudad de Santa Fe.