La ciudad de Santa Fe tiene una particularidad por su enclave geográfico y por ser un nudo de conexiones -en algún momento llamada la rotonda de Argentina-, lo cual genera una fluidez de tránsito y de transporte a lo largo y ancho de la República que en algunos momentos pasa por Santa Fe. Eso la obliga a revisar todo su andamiaje de infraestructura para el transporte y el tránsito, y luego mirarse puertas adentro de la ciudad porque hoy tiene una complejidad enorme debido a que hay una zona conurbana muy ampliada con gente que está viviendo fuera de la ciudad, o trabaja en las afueras, y genera un tránsito pendulante a lo largo del día y de la semana. Por esto, va a tener que revisar necesariamente sus obras de infraestructura y su necesidad de ser resiliente por estar ubicada en un valle de inundación.
También deberá revisar su sistema de transporte público y su red de bicisendas, ya no solo para la ciudad sino para su área conurbana. Estos desafíos van a necesitar de un acuerdo entre Santa Fe y las ciudades de alrededor, tanto de la provincia como de Paraná (Entre Ríos) y su área de conurbano que provoca una situación de presión sobre Santa Fe que debe ser mirada desde la ingeniería y desde los espacios. Esto también va a generar un gran desafío desde el punto de vista del medioambiente para considerar, en un futuro, nuevas movilidades y vehículos, con transportes alternativos y complementarios a los actuales, como los trenes metropolitanos o los buses con carriles exclusivos que debieran transformar a Santa Fe en los próximos años.