Gastón Neffen
La sorpresiva crecida del Paraná aceleró obras que deberían haberse realizado antes y no a las apuradas. Hace seis meses que el gobierno provincial había licitado las obras de mantenimiento del anillo de defensa, pero recién se adjudicaron la semana pasada, cuando se disparó el alerta de crecida del Instituto Nacional del Agua, y luego de un informe especial de El Litoral que advertía sobre las cárcavas y los socavones en las defensas.
En Rincón, los vecinos reclaman que se mantengan limpios los desagües durante todo el año. Es una zona especialmente vulnerable porque hay mucho material suelto que los puede tapar: arena, restos de poda y basura. La gente dice que estas tareas también se realizaron a las corridas, ante la amenaza de que se viene el agua.
En Colastiné, del lado de Santa Fe, se hizo una obra importante en Los Jazmines y se comenzó otra en Los Algarrobos. El mantenimiento de los desagües también plantea muchas dificultades —y quejas de los vecinos—, pero lo más importante tal vez sea que se avanzó en la planificación de un Plan Director de Desagües para la Costa, un estudio estratégico para reducir la vulnerabilidad hídrica realizado por especialistas del INA.
La gente también tiene responsabilidad en el estado de los desagües y las defensas. Los terraplenes se rompen porque circulan autos, animales y se vandalizan. Los desagües se tapan con la basura y los restos de poda que arrojan algunos vecinos. Y encima, hay delincuentes que roban las instalaciones eléctricas de las estaciones de bombeo.
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