Un oficial de la URI fue golpeado y lesionado en la cabeza cuando ayer a la tarde se internó en uno de los pasillos de Alto Verde.
El superior de servicio de la Patrulla Urbana fue alcanzado en la frente por una pedrada cuando iba en persecución de dos delincuentes.
``Qué contradicción, mientras unos claman por seguridad otros vecinos obstruyen el procedimiento'', se quejó Juan Ruiz, el jefe de la URI.
El jefe policial hizo notar que eso ocurre cuando, paradójicamente, sus hombres responden con balas de goma a los tiros de pistolas 9mm.
El oficial atacado y herido en el pasaje 2 de la Manzana 3 no fue alcanzado por balas, pero un ladrillazo lo dejó fuera de acción.
Así lograron zafar de la persecución el Batata y el Narigón, dos alias que se insinúan detrás de cada crimen que se comete en la ciudad.
Los hombres buscados por los agentes de la URI tiraron con pistolas como las de uso reglamentario policial, varias cápsulas que quedaron en el camino.
La persecución desbaratada por el ladrillazo que dio en la cabeza del jefe de patrulla se reinició esta mañana en Alto Verde y zona de islas.
En una de las tantas corridas, precisamente una pistola 9mm., ya sin balas, fue arrojada por uno de los perseguidos hoy.
Al cierre de esta edición, los comisarios Ruiz y Amable, jefe y subjefe de la Policía capitalina, se sumaban al operativo.
Por tierra los delincuentes eran buscados por personal de Orden Público y Agrupación Cuerpos.
En el arroyo Santa Fe, bañados y zona de islas, los agentes de Homicidios con apoyo de la Sección Buzos Tácticos buscaban a los fugitivos.
Al tan mentado Batata lo pide la Justicia por el asesinato de Héctor Leones (18), el jueves 26.
La captura del no menos famoso Narigón fue solicitada a partir del balazo que en la Manzana 3 hirió gravemente a José Luis Pascual.
Uno y otro son buscados en relación con ese y otros episodios criminales iguales o peores, como el asesinato del agente Santillán.
Tampoco éstos serían ajenos a los enfrentamientos armados que a diario sacuden a Villa Hipódromo, San José, Guadalupe Oeste y otros vecindarios.
Ayer el Narigón y Batata estaban rodeados, pero el ladrillazo que derribó al jefe de patrulla les permitió fugar una vez más.
Episodios como éste se viven a diario en barrios que, sumados, forman dos tercios de la planta urbana, y no sólo entre el vecindario de Alto Verde.
En esta ciudad Narigones y Batatas sobran, y al cabo de varias décadas de intemperie social, se reproducen geométricamente en su caldo de cultivo.

































