Unión no tiene luz de alarma pero está obligado a ganar

Por Enrique Cruz (h) - (Enviado Especial a San Juan)

El freno que le puso San Martín a Unión, en la cálida noche sanjuanina, no debe convertirse en una catástrofe futbolística ni mucho menos para el equipo de Quiroz. Fue un paso en falso que apenas si consigue encender una luz de alerta y obliga —eso sí— a tratar de “bajar” a Chacarita, que ayer empató con los mendocinos y, junto a Aldosivi, lidera la tabla de la B Nacional y llegará el sábado a Santa Fe.

La mayor bronca es la posterior: con los resultados que se dieron, si Unión ganaba quedaba segundo junto con Atlético de Rafaela. Pero ya pasó, Unión perdió el partido y la racha invicta de cuatro victorias que habían conseguido entusiasmar a la gente. Ahora viene el tiempo de la autocrítica, el análisis sereno y la búsqueda de soluciones. Esto último es lo que debe darse en forma urgente para que este tropezón no se convierta en caída.

El enojo del vestuario

Fueron duras las declaraciones de Quiroz y de Alessandria. Pero más que fuertes, lo que importa es que revelan un sentimiento de desazón muy grande y la necesidad de no cometer este tipo de errores si se quiere ser protagonista y pelear arriba.

Quiroz dijo: “Perdimos por una boludez”. Y Alessandria señaló: “Un equipo que pretende ser candidato no puede cometer errores; yo me equivoqué contra Instituto y lo reconocí. Pero si queremos ser campeones, esas equivocaciones son letales”. Fueron duros y concluyentes. Posiblemente, será el motivo de charla cuando el plantel se reencuentre para el trabajo de la semana. Quizás no para “encanar” a Gorostegui, que fue el responsable de haber perdido la pelota en la salida y generar la réplica que terminó con el golazo de Roda, sino para convencerse de que en un partido cerrado como fue el del viernes, una equivocación termina en derrota.

De todos modos, está bien que el “vestuario” se enoje, aunque sea con un compañero, pues eso refleja de que al plantel le duele perder. Peor sería que nadie diga nada; que nadie “salte” ante una adversidad que estaba dentro de las posibilidades pero que no por eso deja de doler y mucho, máxime teniendo en cuenta de qué manera se termina esta fecha que le ha ofrecido una buena posibilidad a Unión de seguir arrimándose a la punta, y por ese gol cuando todo daba para que sea empate al menos, se termina diluyendo.

Segundo partido sin marcar

Esta es la segunda vez en la temporada que Unión no puede marcar un gol. La primera fue en la fecha de apertura, ante Belgrano, cuando también cayó por 1 a 0 en Santa Fe. Después, vinieron seis partidos en los que el equipo convirtió, en total 11 goles, ubicándose, después de Chacarita (su próximo rival) entre los más goleadores del campeonato.

No es casualidad que Unión no haya hecho un gol en San Juan. Ofensivamente, lo de Unión fue pobre. En lo individual (fue bien marcado Pereyra y no anduvo Guerra) y también en lo colectivo. Recién se encontró algo de profundidad en la parte final, cuando entró bien Márquez, cuando “Tarrito” Pérez se animó en un par de proyecciones a llegar hasta el fondo y cuando Jorge Torres siguió complicando con sus remates desde afuera del área.

Es cierto que Pocjrnic fue una de las figuras de San Martín, pero no porque Unión haya jugado mejor ni tampoco porque lo haya “peloteado”. El ex arquero tatengue —que hacía casi un año y medio que no atajaba como titular—, fue seguro en los centros y, sobre todo, el responsable de que haya sido figura fue el Coqui Torres, que lo apabulló toda la noche con remates desde media y larga distancia que fueron bien dirigidos pero que se encontraron con el escollo insalvable que representó el arquero de San Martín.

Vocación y aptitud

Unión es un equipo ofensivo, eso está claro. Quiroz no frena a sus jugadores, no los limita. Ganó un partido (ante Olimpo) jugándole de contragolpe, pero lo atacó permanentemente, no es que buscó el momento para hacerlo. Por algo le hizo tres goles. Y esta remontada de Olimpo (hoy con el mismo puntaje que Unión), realza aquel triunfo logrado en Bahía Blanca.

Unión libera a Alejandro Pérez para que suba por su lateral (lo hace más que Gorostegui), a Jorge Torres para que arranque desde la mitad de cancha y se sume en todas las de ataque, más un Zapata que también tiene libertades. El equipo tiene casi siempre a cinco jugadores (los dos volantes, el enganche y los dos delanteros), posicionados en el campo rival, más alguno que se desprende desde atrás, como el ya apuntado caso de Pérez. En ese aspecto, el de la vocación ofensiva del equipo, no hay reproches para hacer.

La cuestión pasa por la aptitud de algunos que no andan bien. Si a Rosales se le exige que levante su nivel, es porque puede y debe hacerlo para el bien del equipo.

Incluso, hasta el propio Quiroz lo deja más tiempo en la cancha del que debiera. El viernes, estaba latente la posibilidad de poner a Alexis Fernández antes del gol de San Martín y cerrar el partido. Era la opción, o lo cerraba así o lo salía a buscar metiendo más gente arriba. De una manera u otra, el candidato a salir era Rosales, que se va fastidioso de la cancha más con él mismo que con la modificación en sí. En conclusión, no se trata de batir parches y cargar tintas con el “10”, pero convengamos que puede dar más de lo que está dando.