“Al principio costó, porque no fue fácil la organización de la estructura laboral del grupo social: que la gente vaya todos los días, que se cumplan los horarios, etc. Pero una vez logrado el ordenamiento grupal se empezó a trabajar bien”, relató Citroni. Hoy el volumen de producción es de unos 5 metros cúbicos de hormigón por día, “que es bastante para este tipo de emprendimiento. Eso se traduce en una capacidad máxima para producir cerca de una decena de tubos, de canales y de placas por día. Es una experiencia muy interesante, y esperamos que la réplica encuentre eco en otros sectores de la ciudad y de la provincia”, dijo.






























