El Centro de Capacitación Laboral (Cecal), un instituto privado que dictaba Gastronomía -entre otros cursos-, decidió cerrar sus puertas por razones de índole económica. El sábado pasado, cuando los alumnos fueron a rendir exámenes, se enteraron de la novedad de la peor manera posible: los profesores se rehusaban a tomar las pruebas finales, había personal técnico desmantelando la cocina y reinaba la incertidumbre.
“Me siento estafada. De buenas a primera nos comunicaron que el lugar cerraba. Si no teníamos una clase ese día, no nos enterábamos. El dueño estaba ahí y nos decía, muy tranquilo, que no tenía plata para seguir funcionando”, contó Maricel Zeballos, de 33 años y alumna de Gastronomía.
La mujer relató que el sábado, en horas de la siesta, el malestar y la preocupación llegó a tal punto, que los estudiantes decidieron ir a la seccional 1ra. de Policía a denunciar lo que estaba ocurriendo. Poco después, llegó un patrullero a buscar al responsable del Cecal, Marcelo La Place, que debió ir a dar explicaciones ante un juez de instrucción.
Ese día, los estudiantes de segundo año tenían que rendir el examen final para obtener el certificado del curso de Gastronomía. “Quedaron colgados con la carrera porque los profesores no querían tomar las evaluaciones. Nos dicen que el Cecal firmó un convenio con el IGI (Instituto Gastronómico Internacional) para que podamos seguir el curso allí a partir del año que viene, pero en mi caso, ya perdí la confianza y no voy continuar”, señaló Zeballos, que hacía esta capacitación para tener un salida laboral.
Rumor y deuda
Por su parte, la profesora Silvina Schneider, contó que desde hacía unos meses estaba instalado el rumor de que el instituto se iba de Santa Fe. “La semana pasada, el dueño me aseguró en forma personal que iba a cerrar sólo por enero y a desmontar la cocina por el tema de los saqueos, pero que el año próximo iba a abrir normalmente”, relató.
Añadió que “el sábado llegamos y La Place nos dijo que cerraba en forma permanente. A los docentes nos debe tres semanas de trabajo y a los administrativos, cuatro meses de sueldo. Pero el tema acá son los alumnos: hay una señora que vende pan casero para pagar la cuota, otro que viaja 200 km los sábados para hacer el curso con sacrificio. Me da mucha lástima que todo termine así”, sostuvo la docente.
El Cecal está ubicado en Juan de Garay, casi esquina San Martín, frente a la plazoleta del teatro. Es un instituto privado de capacitación que forma parte de una red nacional y cuenta con certificación de la Universidad Católica de Santiago del Estero, según consta en su página web. Allí se dictaban, hasta ahora, cursos de Gastronomía, Computación, Administración, Diseño de Modas. Tiene unos 140 alumnos en Gastronomía y una cantidad menor en los demás talleres.
“No cierran los números”
Marcelo La Place se presentó como apoderado del Cecal Santa Fe y señaló a El Litoral que el instituto cierra por motivos económicos. “No podemos seguir porque no nos dan los números. Todos los meses veníamos poniendo dinero, a raíz de que las cuotas se mantienen congeladas y los costos fijos aumentan; la carrera de Gastronomía es muy cara”, explicó La Place, que es del Chaco, al igual que los socios inversores de este centro de formación.
“El costo fijo de Cecal es de $ 6 mil por día, así que se nos presentó un problema económico y consideramos que lo mejor sería que nuestros alumnos pasen al IGI y al IAC, ambos de un mismo grupo. Firmé un convenio en Buenos Aires para que el franquiciante de Santa Fe acepte a nuestros alumnos”, destacó.
La Place admitió que lo ocurrido el sábado fue “desagradable”, pero tiene su propia lectura. “Nosotros veníamos viendo varias alternativas, porque nuestra intención no era cerrar. Cuando se enteraron los profesores, no quisieron tomar los exámenes finales. Serán alrededor 15 profesores y 8 administrativos que quedan sin trabajo”, describió.
Por otra parte, dijo que los estudiantes adeudan cuotas y “no quieren pagar porque estamos cerrando, pero yo les cobro por las clases que ellos ya recibieron. Ellos llevaron esto a un escenario inapropiado: fueron a la policía, hicieron denuncias, tuve que dar todas las explicaciones ante el juez de instrucción. Fue feo lo que pasó, pero los alumnos no quedan colgados, sino que pasan al IGI”, aseguró.
Desde el Ministerio de Educación, dijeron que está permitido que las instituciones privadas ofrezcan cursos, y que la cartera oficial no tiene injerencia alguna porque funcionan como una suerte de contrato entre particulares. Sería ilegal si prometen titulaciones oficiales y no están autorizadas a emitir esos títulos.



































