Georgina Hassan es cantante, instrumentista, compositora, productora y docente. La materia prima con la cual crea su música está integrada por diferentes folklores del mundo, asociados a un lenguaje propio. Tiene cinco discos editados desde 2005, el último de los cuales se llama “Las formas de la noche”, que está acompañado por una edición física (libro y código QR para acceder a la música en alta calidad).
En este nuevo trabajo, Hassan, en voz, cuatro venezolano, guitarra y composición, está acompañada por Pablo Fraguela en piano, acordeón y arreglos, Rafael Delgado en violonchelo, Lautaro Matute en guitarras, Guido Martínez en contrabajo y Facundo Guevara en percusión. También participa el cuarteto de cuerdas integrado por Diego Tejedor: violín I, Tatiana Glava: violín II, Adrián Felizia: viola y Rafael Delgado: violonchelo.
Consultada por este medio respecto a la elección del título, “Las formas de la noche”, Hassan apuntó que casi podría decirse que el título la eligió a ella. “Durante muchos meses el disco tuvo otro nombre que no terminaba de convencerme. Y entonces sucedió que una mañana me desperté con la frase ‘Las formas de la noche’ como si el sueño me la hubiese dictado. Como el concepto del disco giraba en torno a la noche, a ese umbral entre el sueño y la vigilia, sentí que recibir el nombre desde ese territorio onírico era un regalo y una señal”, explicó.
Foto: Gentileza Anabela GilardoneEl deseo de permanecer en movimiento
-Las canciones que integran el disco nacieron en el tiempo de mayor encierro por la pandemia y se presentan en un momento en el cual ya esa pesadilla pasó. ¿Cómo se entrelazan las canciones con estas dos circunstancias?
-En verdad muchas de estas canciones nacieron antes de la pandemia y en ninguna de ellas aparece la palabra pandemia o encierro, pero sí tienen esa intimidad del momento de soledad nocturno. Algunas hablan del viaje, aunque no podíamos movernos de nuestra casa. Creo que, en el fondo, mantener ese deseo de movimiento, de volver a abrazar, de encontrarnos, fue una forma de resistir. Buscar el modo de imaginar un después durante ese tiempo tan monótono e interminable. Hoy siento que estas canciones pueden hablar de algo que todos y todas vivimos y tenemos aún muy fresco y cercano. Las canciones de “Las formas de la noche” no hablan de la pandemia pero están atravesadas por ella.
Foto: Gentileza Anabela GilardoneCanciones que conversan entre sí
-¿Cómo conviven en el disco tus composiciones propias con las de otros autores? En el caso de estas últimas, ¿Por qué las elegiste?
-De las catorce canciones del disco solo dos son de otros autores. Una de ellas es “Lugar de mí”, del compositor uruguayo Mauricio Ubal. Esta canción es preciosa y me acompaña desde hace muchos años aunque nunca la había grabado. Siento que de alguna manera me la apropié y creo que “conversa” muy bien con el resto de mis composiciones. En cuanto a la versión de “Volver a los 17” de Violeta Parra que incluimos como bonus track, al principio dudé si incluirla o no porque es una obra que tiene miles de versiones, es emblemática, es un himno. Pero esta versión en vivo, grabada junto a la Orquesta de Cámara Municipal de Rosario, tiene una magia especial, el arreglo de Pablo Fraguela es sublime y además habla de algo esencial, su letra siempre vuelve para interpelarnos, para movilizarnos. Sentí que era una hermosa manera de cerrar este disco.
Foto: Gentileza producción-Tuviste la posibilidad de contar con varios invitados especiales ¿Qué sentís que aportan ellos al disco?
Las canciones nacieron en la soledad de mi estudio, pero después empezaron a poblarse de los universos de cada una de las personas que participaron de este disco. En primer lugar, la riqueza de los arreglos de Pablo Fraguela, músico fuera de serie, amigo de hace años, con quien siento una química muy profunda. A partir de los arreglos y la búsqueda del sonido de cada canción que hicimos junto a Pablo, que además me acompaña en piano y acordeón, a Rafael Delgado en violonchelo, y a Gustavo Segal, mi compañero de vida pero también ingeniero de sonido y productor de mis discos, fuimos sumando otros colores y timbres: Guido Martínez en contrabajo, Facundo Guevara en percusión, y cuarteto de cuerdas en dos canciones de este disco. Finalmente llegó el momento de los invitados especiales, que terminaron de enriquecer y generar versiones que me conmueven: los instrumentistas Marcelo Moguilevsky y Lautaro Matute, las voces de Manuel García y Magdalena Matthey de Chile, y de Silvia Rusa Salomone y Liliana Vitale de Argentina
El coro final de Jazmín de deseo lo grabaron mis queridas amigas cantoras: Marta Gómez, Luvi Torres, Florencia Dávalos, Mishka Adams y mi hija Violeta Segal Hassan. Todas y todos los que participaron de este disco dejaron su sello, su enorme legado artístico. También quisiera nombrar y agradecer al querido periodista y escritor Víctor Hugo Morales, al poeta Eduardo Estévez y a la cantante y compositora Silvia Rusa Salomone, con quienes creamos tres de las canciones de “Las formas de la noche”.
Foto: Gentileza Anabela GilardoneQue la alegría sea un candil
-¿Cómo nació “Jazmín de deseo”, junto a tu hija Violeta y qué características tiene?
-“Jazmín de deseo” es de alguna manera una canción amuleto, la escribí pensando en mi hija con esa dualidad entre las ganas de que crezca libre, independiente, que un día viaje y tenga aventuras, y el miedo como contracara de ese deseo. Miedo y dolor con cada noticia de un nuevo femicidio, de una violación, de una desaparición. Esta canción es el deseo para ella y para todas las mujeres y niñas de que un día podamos andar por la calle sin miedo. También es el deseo de que tenga su propia voz y su propio camino, de que la alegría sea un candil que la guíe. Y que siempre pueda volver, volver a su casa, a su familia.