Roberto Maurer
Pasó la película de Scorsese y nos dejó la expresión “buenos muchachos”, como una forma irónica de referirse a los gángsters. La expresión se convirtió en el título de un programa de C5N conducido por Beto Casella donde se reúne un puñado de personajes que serían un ejemplo de playboys apolillados de la noche porteña. Quienes asocian mecánicamente a la vejez con la sabiduría, son refutados en este programa. Coco Basile, Cacho Castaña, el Bambino Veira y Guillermo Coppola, se trata de ellos, despiertan admiración con el relato de antiguas picardías, que fueron a reproducir al living de Susana Giménez.
Coco Basile (1) no alcanzó a llegar por un problema en la rodilla, y Cacho Castaña entró casi arrastrado por sus compañeros: le habían puesto una inyección para que aguantara. Sería un estado gripal que también afectaba a Susana Giménez. No obstante, resultó una tertulia que pudo desarrollarse con soltura a pesar de ese medio ambiente amenazado por neumonías.
MATAN
“Un grupo que está matando, ídolos carismáticos y cancherísimos”, fue la presentación de la anfitriona mientras los pobres viejos se iban acercando a los sillones y se sentaban dificultosamente con sonido a rótulas.
La noche se pobló de risas y cuentos, pero ignoramos si es un ejemplo de salud mental que hombres que llegan a esa edad intenten demostrar que fueron y siguen siendo los más piolas. Cancheros de máxima pureza, como se suele decir, tuvieron en Beto Casella una especie de traductor, coordinador, exégeta y acompañante terapéutico que los paseaba en una salida del hogar.
Habría que convencerse de que la espontaneidad de Susana no es falsificada: inoportuna, les preguntó si en su vida de fechorías alguna vez habían estado en la cárcel. ¿Es necesario recordar al jarrón de cocaína de Coppola y el abuso de menores del Bambino? (2).
Cacho Castaña recorre los medios hablando con orgullo de todas las minas que se fumó, y nadie duda de su condición de supermacho porteño, aunque su conducta no honra los atributos de un discreto caballero. Naturalmente, se habló de aquel cansador episodio que protagonizó escapándose en el baúl de un auto de la casa de Susana. Estaba evitando la posibilidad de ser pulverizado por Carlos Monzón, en ese tiempo novio de la conductora. Ella se disculpó de la presunta infidelidad diciendo que el episodio se produjo durante una corta “impasse” de la relación -de un día y medio, se oyó- y entonces Beto Casella arrojó dinamita: hubo un tercero.
—En esa época, Su tenía un señor del que Cacho no sabía nada -agregó.
—¡Estás loco! Te juro que no, hice travesuras, pero eso no, eso es la mitología popular. Hay cosas que corren y no son verdad -se defendió la presunta triple infiel.
Casella volvió a la carga diciendo que “en esa época también hubo un touch con un arquero”. Al día siguiente, Susana manifestó su molestia por las impertinencias de Casella: “Lo invito al programa y me viene a destruir”.
Susana le reprochó a Cacho el haber citado públicamente y con reiteración al histórico episodio de la fuga involucrándola, pero él sostuvo que nunca mencionó su nombre aunque, no es noticia, siempre lo sugirió. Y entonces fue oficializado: por primera vez en la historia se pronunció el nombre de Susana Giménez como amante furtiva de Cacho Castaña, y ella lo aceptó con un “bah, han pasado tantos años”.
EL BAMBI Y SUS TIEMPOS DORADOS
Con la ayuda de Casella, se recuerdan las andanzas del Bambino en Hollywood, donde conoció a mujeres bellas y famosas, y se quedó con una chica de un film de James Bond. “Cuatro días sin dormir”, dice con modestia. Llega Casella para reforzar: “En Hollywood, estaban muertas por él”. Luego, sorprende revelando un récord de la época de oro del ex futbolista y técnico. “El Bambi estuvo (3) con seis de las conductoras más importantes de la Argentina. Verónica Lozano (4) no entra en ese nivel, es más arriba. ¡Lo que era este muchacho!”, pondera Casella.
Coppola se levanta con dificultad, por sus pantalones ajustados, y delicadamente comenta “estoy más apretado que huevos de torero”. Es para obsequiarle a Susana un rosario que ella se cuelga al cuello, mientra la cruz se va hundiendo blandamente entre los pechos sublimes de la diva.
Ahora le toca al Papa, y elogian mas no imitan su austeridad. “La verdad es que a la Argentina le viene bien, porque a veces hemos exportado modelos que no son buenos”, apunta Casella, y Coppola coincide: “Es el mejor momento de la Argentina”, se entusiasma, y pasa a enumerar a nuestras celebridades con figuración en el circuito internacional. Susana adhiere, contando que cuando descendió a la tumba de Tutankamón, se topó con una especie de sacerdote egipcio que le decía: “Maradona... Maradona”.
A propósito del Papa, Guille contó la divertida anécdota de la visita al Vaticano con la familia Maradona. Según se entendió, Maradona rechazó el rosario bendecido por el Papa, porque el suyo era igual al que obsequiaron a los demás. Sonrisa general y la frase de rigor: “Diego es así”.
(1) Un viejo amigo de esta ciudad a quien se recuerda por su escasa aplicación al trabajo. Había que ubicarlo con la policía para que fuera a entrenar. En la jerga plebeya se lo llamaría “ladri”.
(2) Con aquella hazaña sexual, el Bambino terminó de ganarse el corazón de las hinchadas.
(3) Es un modismo que no necesita explicación.
(4) ¿Por qué Casella puso a Verónica Lozano como ejemplo de insignificancia? ¿Quiso congraciarse con la anfitriona, cuyo ex Corcho Rodríguez es la pareja de la Lozano ? ¿O, mencionándola, estaba patoteando subrepticiamente a Susana?
































