La política migratoria en Estados Unidos vuelve a estar en el centro de la escena. El Departamento de Estado confirmó que está revisando los archivos de más de 55 millones de personas con visas vigentes, como parte de un proceso que podría desembocar en la revocación de permisos de ingreso ya otorgados.
Según las autoridades, la medida busca detectar situaciones de exceso de permanencia, actividad criminal, amenazas a la seguridad pública o vínculos con grupos terroristas. Los casos que entren en alguna de estas categorías quedarán expuestos a la deportación inmediata.
La administración de Donald Trump sostiene que se trata de una acción de control necesaria. “La investigación continua permitirá cancelar visados si surgen cuestiones de inelegibilidad”, explicó el Departamento de Estado en un comunicado. La medida incluye a visas de turistas, estudiantes y laborales.
Desde enero, el gobierno estadounidense ya revocó 6.000 visados de estudiantes que habían excedido los plazos de permanencia permitidos o violado leyes locales, estatales y federales. Los casos detectados marcan la línea que ahora busca extenderse al conjunto de los registros.
El Departamento de Estado informó que la medida incluye visas de turistas, estudiantes y laborales.Repercusiones internacionales
La decisión no tardó en generar reacciones diplomáticas. China manifestó su preocupación por la manera en que sus ciudadanos han sido tratados en los aeropuertos estadounidenses. Según la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Mao Ning, varios estudiantes chinos fueron “interrogados, hostigados y repatriados injustificadamente” al momento de ingresar en el país.
Mao Ning reclamó a EE.UU. respeto por los derechos de los estudiantes chinos.“Pedimos a Estados Unidos que investigue a fondo y corrija sus errores”, expresó Mao en conferencia de prensa. Beijing presentó gestiones ante Washington en cada caso y advirtió que continuará tomando medidas para proteger los derechos de sus ciudadanos.
La queja china se suma a las tensiones bilaterales que ya existen en el plano comercial y geopolítico. Para analistas internacionales, esta revisión masiva de visas podría profundizar las diferencias y sumar un nuevo capítulo de fricciones diplomáticas.
Seguridad versus derechos
El gobierno de Trump defiende la medida bajo el argumento de reforzar la seguridad nacional. La revisión busca garantizar que los extranjeros que permanecen en Estados Unidos cumplan las condiciones originales de su visado. En caso contrario, se habilita el procedimiento de deportación.
Organizaciones de derechos humanos, en cambio, advierten sobre los riesgos de esta iniciativa. Señalan que la falta de transparencia en los criterios de revisión puede dar lugar a situaciones arbitrarias y a un impacto negativo en la comunidad internacional de estudiantes y profesionales.
Los especialistas en migración agregan que millones de familias podrían quedar en incertidumbre. Las visas de turista y trabajo también forman parte del proceso de revisión, lo que podría afectar a visitantes frecuentes, empresarios o trabajadores temporarios.
Un contexto más amplio
El control migratorio ha sido uno de los ejes centrales de la gestión de Donald Trump desde el inicio de su mandato. El refuerzo del muro en la frontera con México, la reducción de cupos de refugiados y las restricciones a países considerados de “riesgo” marcaron la agenda en los últimos años.
La revisión de visados ya otorgados se presenta como una profundización de esas políticas. En términos prácticos, significa que incluso quienes obtuvieron su ingreso de manera legal pueden ver cuestionado su estatus en cualquier momento.
En los próximos meses se espera que el Departamento de Estado publique cifras actualizadas sobre los resultados de este proceso. Mientras tanto, países como China mantienen la presión diplomática para evitar que estudiantes y ciudadanos queden afectados por medidas que consideran injustificadas.