Por Claudio H. Sánchez (*) Docente y divulgador científico.
Por Claudio H. Sánchez (*) Docente y divulgador científico.
Cerca del centro de Canadá, en la provincia de Manitoba, se encuentra la localidad de Gimli, un pueblo semi rural de unos dos mil habitantes. Un lugar donde uno diría que nunca pasa nada. Sin embargo, Gimli fue el escenario de un episodio importante en la historia de la aviación.
En 1983, un Boeing 767 de Air Canadá, con unas 70 personas a bordo -entre pasajeros y tripulación-, tuvo que hacer un aterrizaje de emergencia en Gimli. La ciudad no tenía un aeropuerto activo por lo que el aterrizaje se hizo en un antiguo aeropuerto militar abandonado reconvertido en pista para carreras de autos.
¿Cuál fue la emergencia? El avión se había quedado sin combustible. El vuelo trascurría con normalidad cuando, a mitad de camino entre Edmonton y Montreal, comenzaron a sonar las alarmas que indicaban falta de presión en las bombas de combustible. Aunque los pilotos ensayaron algunas medidas para resolver el problema, luego de unos minutos los dos motores del avión se apagaron por falta de combustible.
Por una feliz coincidencia, el comandante del vuelo tenía un pasatiempo: además de volar grandes aviones comerciales para la aerolínea, en sus ratos libres volaba planeadores. Aplicando técnicas de vuelo sin motor hizo planear el avión con los motores apagados durante más de cincuenta kilómetros, lo aterrizó de manera segura en ese aeropuerto completamente inadecuado, no hubo ningún pasajero lastimado y, después de una revisión, el avión siguió volando durante veinticinco años. Conocido desde ese momento como "Gimli Glider" (El Planeador de Gimli), salió de servicio en el año 2008.
El punto central de esta historia es cómo pudo un Boeing 767, uno de los aviones más avanzados de ese tiempo, sufrir un desperfecto tan trivial y, al mismo tiempo, tan grave como quedarse sin combustible. Como muchos accidentes aéreos, éste fue consecuencia de una suma de causas.
El avión había tenido problemas con los indicadores de combustible por lo que, cuando se hizo el reabastecimiento en el aeropuerto de Edmonton, se usó sistema manual: se midió la cantidad de combustible con una varilla y el volumen medido, en litros, se convirtió a kilos. Pero esto ocurría en 1983, cuando Canadá comenzaba a usar el sistema métrico. Abandonaba el antiguo sistema inglés de medidas (el de millas, pulgadas, libras y galones) y hacía la transición hacia el sistema métrico decimal. Los técnicos todavía no estaban familiarizados con las nuevas unidades y, en vez de multiplicar los litros medidos por 0,8 para expresarlo en kilos, multiplicaron por 1,77, que es el factor correspondiente a libras. En vez de cargar los tanques con 30.000 kilos, que era lo que marcaban las especificaciones, cargaron 30.000 libras, que es menos de la mitad. Inevitablemente ese combustible se agotó a mitad de camino y sólo gracias a la extraordinaria pericia del piloto, esta historia tuvo final feliz.
Incidentes de este tipo, debidos a un mal manejo de las unidades de medida, ocurrieron muchas veces desde que se creó el sistema métrico decimal a fines del siglo XVIII. El sistema métrico decimal fue un subproducto de la Revolución Francesa. Para sus impulsores, la revolución era el comienzo de una nueva era que no se limitaba a la forma de gobierno sino que debería afectar a todas las actividades humanas.
Por ejemplo, los sistemas de medición. Se abandonarían las antiguas unidades de medidas, basadas muchas veces en la anatomía del rey, como la longitud de su pulgar o de su pie, y se crearían nuevas unidades, basadas en propiedades de la naturaleza, inmutables y disponibles para todos. Por ejemplo, la unidad de longitud, el metro, sería igual a la diezmillonésima parte de un cuarto de meridiano terrestre.
A pesar de su simplicidad y racionalidad, el sistema métrico no fue aceptado por la población en general. Por un lado, la gente estaba demasiado acostumbrada a las unidades tradicionales. Por otro, no había suficientes instrumentos de medida graduados en el nuevo sistema como para satisfacer las necesidades del comercio y de la industria. Varas para la medición de telas, por ejemplo.
En 1812, Napoleón autorizó el uso de las unidades tradicionales en el comercio, aunque mantuvo el sistema métrico en el ámbito oficial. En 1814, con la Restauración, el rey Luis XVIII, decretó el abandono del sistema métrico decimal.
Francia volvió al sistema métrico en 1837 y otros países la siguieron a partir de la segunda mitad del siglo XIX. España lo adoptó en 1858, Italia en 1870 y Alemania en 1872. Nuestro país lo hizo en 1863, por un decreto del presidente Bartolomé Mitre.
Los países anglosajones siguieron usando el viejo sistema durante mucho más tiempo. La India comenzó la transición al sistema métrico en 1958, el Reino Unido en 1965 y Australia en 1970. Estados Unidos, mientras tanto, es uno de los pocos países que sigue usando las unidades derivadas del sistema inglés.
Esta oposición al uso del sistema métrico en Estados Unidos ha sido fuente de incidentes similares al del avión canadiense. En 1999 la NASA lanzó al espacio la Mars Climate Orbiter, una sonda que debía tomar datos de la atmósfera marciana. La sonda tenía que sobrevolar Marte a no menos de 50 millas del suelo. Mientras el indicador de altura mostraba un valor de 60, los técnicos se sintieron seguros. Lo que ellos no sabían era que el indicador estaba graduado en kilómetros. Y 60 kilómetros son menos de 40 millas. La sonda se estrelló, lo que representó para la NASA una pérdida de 125 millones de dólares. "La gente a veces comete errores" dijo, a modo de disculpa, un vocero de la agencia espacial.
Estos desencuentros entre el pueblo norteamericano y el sistema métrico decimal ya son parte del folklore de ese país. Como en el episodio de "Friends" en el que el personaje de Jennifer Anniston está por tener a su bebé. Le explican que debe esperar porque sólo tiene tres centímetros de dilatación. Ella asegura que tres centímetros son suficientes y, cuando le muestran cuánto son realmente tres centímetros, ella sólo alcanza a exclamar "¡estúpido sistema métrico!".
El avión había tenido problemas con los indicadores de combustible por lo que, cuando se hizo el reabastecimiento en el aeropuerto de Edmonton, se usó sistema manual: se midió la cantidad de combustible con una varilla y el volumen medido, en litros, se convirtió a kilos. Pero esto ocurría en 1983, cuando Canadá comenzaba a usar el sistema métrico. Abandonaba el antiguo sistema inglés de medidas (el de millas, pulgadas, libras y galones) y hacía la transición hacia el sistema métrico decimal.
El sistema métrico decimal fue un subproducto de la Revolución Francesa. Para sus impulsores, la revolución era el comienzo de una nueva era que no se limitaba a la forma de gobierno sino que debería afectar a todas las actividades humanas.




