Un árbitro que vuela alto y lleva el nombre de Santa Fe por todo el país
El arbitraje santafesino cuenta con una figura que se destaca no solo por su rendimiento dentro del campo de juego, sino también por su historia de esfuerzo, perseverancia y amor por el fútbol.
Un árbitro que vuela alto y lleva el nombre de Santa Fe por todo el país
Nacido en barrio Roma de la capital santafesina, Maximiliano Manduca se ha convertido en un verdadero embajador del referato de la Liga local de Fútbol, recorriendo miles de kilómetros y dirigiendo en distintas categorías del fútbol argentino. Con los pies bien en la tierra y los sueños en constante crecimiento, su recorrido profesional es una muestra clara de que cuando hay vocación, todo es posible.
"Mi carrera comenzó como futbolista. Jugué en El Quillá, después pasé por Colón y también estuve en Gimnasia de Ciudadela. El fútbol siempre fue parte de mi vida, pero en un determinado momento me sentí cansado. Fue ahí cuando mi papá me hizo una sugerencia que terminaría cambiando mi vida: me dijo que probara con el arbitraje", cuenta Manduca, recordando con una sonrisa aquel punto de inflexión.
Sin saberlo, ese consejo paterno lo pondría en un camino nuevo pero no menos desafiante. "Un día me acerqué a la Liga Santafesina para averiguar. Me dijeron que las clases para ser árbitro comenzaban ese mismo viernes. Fui, me inscribí y empecé. A los dos meses ya estaba dirigiendo divisiones inferiores. Desde entonces, no paré más", relata.
Su debut oficial como árbitro fue en 2016, y en apenas dos años ya se encontraba dirigiendo partidos en el ascenso de la Liga. Con una formación sólida y un compromiso que se hizo notar desde el primer momento, fue invitado a realizar el curso de Árbitro Nacional. Superó cada etapa y, tras recibirse, firmó su primer contrato con la Asociación del Fútbol Argentino. Un logro que no todos alcanzan y que habla de su enrome capacidad, pero también de su disciplina.
Maximiliano Manduca. Cada sábado en Liga Santafesina de Fútbol y los domingos en canchas de todos el país. Así transcurre cada fin de semana. Crédito: Flavio Raina
"Pasar al ámbito nacional te cambia la cabeza. Ya no es lo mismo que cada sábado en la Liga. Tenés que entrenar como un profesional. Ir al gimnasio, mantenerte físicamente en forma, descansar lo necesario, comer bien. Todo influye. Cuando llegas al profesionalismo tenés que tener todos los cuidados para rendir al máximo, para que cuando llegue tu momento, puedas estar a la altura", destaca Manduca, consciente del nivel de exigencia que requiere su rol.
La preparación física es una parte esencial de su rutina diaria. No solo la propia, sino también la de otros. "Soy preparador físico y trabajo en dos gimnasios. Eso también implica organizarme bien, porque después tengo que encontrar tiempo para mi propio entrenamiento, para estudiar, para analizar partidos. El tiempo es limitado, así que la clave está en la organización", comenta con la claridad de quien sabe que el sacrificio es parte del camino.
Sin embargo, detrás de la firmeza y profesionalismo, hay también una historia de vida que lo marcó profundamente. "En mi familia somos mi mamá, mi papá, yo… y mi hermana, que lamentablemente falleció hace muy poco. Fue un golpe muy duro. Pero siento que todo lo que estoy logrando también es por ella y para ella. Estoy muy feliz por lo que me está pasando y sé que debo seguir trabajando, creciendo en algo que realmente me apasiona y despierta una gran vocación en mí", confiesa con emoción.
Maximiliano Manduca. Cada sábado en Liga Santafesina de Fútbol y los domingos en canchas de todos el país. Así transcurre cada fin de semana.
Manduca no solo ha dirigido en campos de toda la provincia, sino que ha llevado el nombre de la Liga Santafesina a escenarios nacionales, demostrando que el arbitraje local tiene calidad, compromiso y un futuro prometedor. Su figura se ha consolidado como un modelo a seguir para muchos jóvenes que comienzan a dar sus primeros pasos en el referato.
"Uno nunca deja de aprender. Siempre hay algo para mejorar. El fútbol es dinámico, cambiante, y nosotros tenemos que estar a la altura. Por eso sigo formándome, sigo entrenando y sigo soñando con llegar cada vez más alto", concluye.
Maximiliano Manduca representa lo mejor del espíritu del arbitraje santafesino: compromiso, dedicación, humildad y una fuerte vocación de servicio. Con miles de kilómetros recorridos, cientos de partidos en su haber y una historia que inspira, su nombre ya está grabado en las páginas importantes del fútbol de la región. Y todo indica que lo mejor, todavía está por venir.