Mendoza puso en marcha un plan piloto con el objetivo de reducir las tasas de cesáreas en clínicas privadas, donde en algunos casos se registran cifras que alcanzan hasta el 80 % de los nacimientos.
El Ministerio de Salud de Mendoza, con apoyo técnico de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), presentó una estrategia inédita en Argentina para disminuir la práctica de cesáreas innecesarias en el sector privado y alentar partos respetados y basados en evidencia clínica.

Mendoza puso en marcha un plan piloto con el objetivo de reducir las tasas de cesáreas en clínicas privadas, donde en algunos casos se registran cifras que alcanzan hasta el 80 % de los nacimientos.
El proyecto fue presentado por el Ministerio de Salud y Deportes provincial y cuenta con el acompañamiento técnico de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Las cifras de cesáreas en la provincia contrastan con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que históricamente plantean que tasas por encima del 10 %–15 % no muestran beneficios adicionales claros para la madre ni para el recién nacido en términos de salud.
Según las autoridades sanitarias mendocinas, en el sector privado cerca de ocho de cada diez partos son por cesárea, mientras que en el sector público la proporción ronda el 40 %.
Este marcado contraste revela prácticas asistenciales muy diferentes según el tipo de establecimiento y plantea interrogantes sobre la adecuación de las decisiones médicas frente a cada embarazo.
La OPS, organismo técnico de salud de la Organización de Estados Americanos (OEA) y con vínculos de cooperación en toda la región, acompañará la implementación y evaluación de este plan en territorio mendocino.
De forma explícita, la organización ha señalado que “si la cesárea no está indicada médicamente, no la recomendamos”, subrayando que la intervención debe reservarse para situaciones de riesgo real para la madre o el bebé.
Las iniciativas para enfrentar el uso excesivo de cesáreas no son únicas en el mundo. Diversos organismos internacionales, incluida la OMS, han publicado guías y recomendaciones para reducir la práctica de cesáreas innecesarias mediante educación, mejores prácticas clínicas y políticas sanitarias que favorezcan la elección informada y segura del modo de parto.
Este proyecto en Mendoza se convierte, según describen fuentes oficiales, en la primera política de este tipo implementada a nivel provincial en Argentina, con el desafío de modificar la práctica obstétrica en clínicas privadas, donde la intervención quirúrgica se ha vuelto la forma predominante de nacimiento más allá de las indicaciones médicas estrictas.
El crecimiento global de las cesáreas ha sido objeto de análisis y debate en la comunidad médica. En varios países se observa que el sector privado tiende a tener tasas más altas de cesáreas programadas que los servicios públicos.
Por ejemplo, en regiones de España se estima que la proporción de cesáreas planificadas en centros privados es más del triple que en hospitales públicos.
En Argentina, aunque no existe una estadística consolidada reciente a nivel nacional sobre todas las tasas en cada provincia, informes y análisis previos indican que los porcentajes de cesáreas en algunos centros privados pueden superar ampliamente lo recomendado por la OMS.
Las cesáreas, cuando se realizan por razones médicas claras —como riesgo para la madre o el feto, presentaciones anómalas o complicaciones del trabajo de parto— son procedimientos seguros y necesarios.
Sin embargo, cuando se llevan a cabo sin una indicación clínica, pueden traer consigo mayores riesgos de complicaciones postoperatorias, recuperación más prolongada para la madre y mayores costos para los sistemas de salud.
En el contexto de esta nueva política, Mendoza busca promover un enfoque asistencial que privilegie los partos vaginales cuando no existan contraindicaciones médicas, combinando capacitación profesional, herramientas de decisión compartida entre el equipo de salud y la persona gestante, y una mayor transparencia en las prácticas clínicas.
Especialistas en salud materno‐infantil señalan que la sobreutilización de cesáreas también puede estar influenciada por factores no clínicos, como la organización de los servicios, la preferencia del profesional o la comodidad percibida por quienes dan a luz.
Reducir este tipo de intervenciones cuando no son necesarias forma parte de las estrategias que diversas guías internacionales vienen proponiendo desde hace años.
Por otra parte, promover modelos de parto respetado —en los que la persona gestante recibe información adecuada, acompañamiento continuo y un entorno clínico que favorezca las decisiones informadas— se alinea con prácticas definidas por políticas de salud reproductiva modernas y basadas en evidencia.




