Se emociona a cada rato y no es para menos. Aquella imagen de tipo duro adentro de la cancha, de enorme personalidad y gran temperamento, contrasta con esos recuerdos que afloran a cada momento y que disparan alguna risa, algún enojo también y mucha nostalgia, sobre todo cuando mira ese estadio de Colón vacío y en silencio que él supo disfrutar y admirar en otros tiempos.
Enzo Trossero era un pibe cuando llegó a Santa Fe, procedente de aquella Esmeralda de menos de 1.000 habitantes o de esa San Francisco que vio sus primeros pasos futboleros vistiendo la camiseta de Sportivo Belgrano, un club abonado a ser el elegido de los clubes de Primera de la zona para realizar partidos amistosos y, como en el caso del Gringo, descubrir potables grandes figuras.
No se cansa de repetir que con Villaverde formaron la segunda dupla central con más partidos en la historia del fútbol mundial. “No me preguntes cuál es la que más jugó, pero te aseguro que nosotros, con más de 300 partidos, somos la segunda… Nunca discutimos con Hugo… Bah, sí, una sola vez. Le reproché algo, terminó el partido y me llamó a un costado en el vestuario y me dijo: ‘Enzo, es la primera y última vez que me gritás como me gritaste adentro de una cancha, ¿estamos?’. Y nunca más”.
-¿Cómo empezó esta historia, Enzo?
-Yo jugaba en el club Atlético Esmeralda y había un señor de apellido Goncebat. Teníamos una camiseta parecida a la de San Lorenzo. Fuimos a jugar un torneo nocturno a María Juana y este señor nos habló a cuatro muchachos y nos fuimos a Sportivo Belgrano. De ellos, tres no quisieron seguir y yo me quedé. Viajaba en bicicleta de la pensión al club todos los días.
-¿Y lo de Colón, cómo sale?
-Jugamos amistosos contra Newell’s y Colón. Los dos me quisieron comprar y ganó la pulseada Colón. Viví mucho tiempo con Daniel Silguero en la casa. Son momentos inolvidables para mí.
"En Colón teníamos un plantel extraordinario"
-¿Qué fue lo más lindo y lo más feo que te pasó en Colón?
-Lo más lindo es que peleábamos el campeonato, teníamos un equipo integrado por jugadores de Estudiantes de La Plata, que habían venido con el Vasco Urriolabeitia, de Santa Fe, de Santo Tomé como el Bambi Araos, Huguito Villaverde o el Torito Giombi y otros como yo, que veníamos de un poquito más lejos. Eramos todos chicos jóvenes… Estaba la Chiva Di Meola, José Luis Córdoba… Teníamos un plantel extraordinario y peleábamos el campeonato…
El Servicio Militar y la hepatitis
-Mirá, a mi me tocó hacer el Servicio Militar y la verdad es que sufrí mucho, me maltrataron… No la pasé para nada bien… ? Todos los lunes me recibía mi jefe, el mayor López, que odiaba el fútbol. Cuando con Colón jugaba en Buenos Aires, llegábamos a Santa Fe a las 3 de la mañana, me iba a la pensión donde vivía con el Negro Baley y Hugo Coscia, de ahí me tomaba dos colectivos, y llegaba al Liceo Militar General Belgrano a la mañana. Había dos soldados amigos míos que eran fanáticos de Colón y querían hacer la guardia por mí, pero como llegaba tarde, me sacaban “raneando” hasta el cuartel, me hacían vestir de combate y me dejaban de guardia hasta el martes. Así fue durante 6 meses: tenía que ir todos los días al liceo a las 6, me daban autorización para salir a las 8, me tomaba el colectivo para ir a entrenar y después me tenía que presentar… En ese tiempo habían matado a un teniente primero y a un Mayor e hirieron a un soldado de apellido Salas… Hasta que llegó el teniente coronel Alberto Candioti.
El equipo de Colón de 1974. De pie Zimmermann, Araos, Villaverde, Trossero, Fernández y Baley. Agachados Lamberti, Cococho Alvarez, Coscia, Brítez y Carlos López.-¿El que luego fue dirigente de Colón?
-Exactamente. Conmigo se portó muy bien y le tengo un gran cariño… Cuando me iban a dar de baja, tenía mucha temperatura y me atendió el doctor Pizzi. Resulta que tenía una hepatitis severa y estuve 99 días en cama… Los dirigentes de Colón de esa época, año 1975, no me fueron a visitar nunca… ¡Hasta los remedios me tenía que comprar…!
-Ese año no pudiste jugar nunca en Colón…
- ¡Claro!… El técnico de Colón era el Gitano Juárez y un día me agarró me dijo: ‘Enzo, tenés dos chances: jugás los últimos partidos de este año en Colón o te venís conmigo a una gira con la selección del interior’. Después de ciento y pico de días en los que ningún dirigente me había ido a visitar para ver cómo andaba, no lo dudé… No se portó mal Colón conmigo, sino los dirigentes de Colón… Entonces, fui el primer jugador de Colón en ir a una selección mayor con esa del interior que había armado el Flaco Menotti y la dirigía el Gitano.
-¿Cómo se dio lo de Independiente?
-Estábamos en Venezuela y el Gitano me dijo que me había comprado un club grande de Argentina pero no me dijo cuál… Cuando llegué era Independiente y ahí arrancó mi etapa allí.
El Gringo Trossero con el biógrafo que lo ayudó a escribir su libro "La historia del Vikingo", que fue presentado en Colón.-Cuando volviste, pero como entrenador, planteaste de manera estupenda el partido con Boca en la Bombonera, cuando volvió Diego al fútbol argentino. ¿Tenía que ganarlo Boca si o si a ese partido?
-El árbitro, que era Francisco Lamolina, se equivocó… Caniggia le metió un planchazo a Unali que era para roja y después se armó la discusión entre Maradona y Toresani… Lamolina cobró de una manera increíble y Scocco, que hizo el gol, estaba todo ensangrentado y no debía estar adentro de la cancha… A Lamolina me lo crucé después…
-El me encaró para saludarme y yo le dije: ‘Ahora venís a saludarme después de haberme entregado como me entregaste… Me rompiste todo’, le dije… El tipo se quedó petrificado…
-¿Te fuiste caliente después de la derrota con Gimnasia de Jujuy?
-Y bueno… Vignatti tomó esa decisión, que yo no compartía… En Colón jugué 108 partidos, le metí un gol de cabeza a Boca en el arco del Fonavi y yo a Colón lo recuerdo de esa manera… Con el Negro Baley y Coscia nos tomábamos el colectivo para ir al entrenamiento. Nos cargaban porque íbamos con Baley y nos decían ‘ahí venían el Negro y el Blanco’… Y parábamos en una casa en la que también vivían jugadores de Unión, en calle Avellaneda a dos cuadras y media de bulevar.
-Jugaste con Passarella en la zaga central, los dos zurdos. No es común…
-¡Todas las Eliminatorias jugamos juntos…! Debutamos en un partido en Escocia, que ganamos 3 a 0… Huguito Villaverde había jugado el partido contra Holanda en Berna, por el festejo del primer aniversario del Mundial de 1978 y ese día, Hugo pateó un penal en la definición desde los doce pasos y fue el único gol que hizo en su carrera.
-¿Se complementaban bien los dos zurdos en la zaga?
-La mayoría tiene dos derechos en la zaga y yo pregunto si no pueden jugar dos zurdos… ¡Claro que pueden jugar! Nunca tuvimos problemas con Passarella para complementarlos. Pero con Hugo jugamos más de 370 partidos oficiales.
-Le hiciste un gol a Ferro, otro a San Lorenzo y el otro contra Boca…
-Yo me tenía que presentar a las 8 de la mañana en el Liceo Militar y me presenté a las 10 y me dieron diez días de arresto. Colón había perdido con Banfield, salgo del arresto y me ponen de titular contra Boca. Ganamos 4 a 1, el mio fue de cabeza, hizo dos goles Lamberti y el otro lo hizo Edgar Fernández desde la mitad de la cancha. El arquero de Boca era Rubén Omar Sánchez.
-¿Te quedó algún resquemor con Bilardo porque no te llevó al Mundial de México?
-Al principio tenía una bala bárbara… Pero después me mandó a buscar para llevarme a integrar su cuerpo técnico y también me llevó de ayudante al Mundial de Italia… Fueron dos años y medio de una carrera universitaria extraordinaria, porque estando en Italia me vino a buscar el Sión de Suiza y arranqué como entrenador… De él aprendí cualquier cantidad… El día que me fue a buscar me dijo: ‘Para mí, te saqué bien del Mundial, pero ellos dicen que no. ¿Querés venir a trabajar conmigo?’. Al lado de él estaban Pachamé y Madero. Le dije a Carlos que lo iba a pensar, porque todavía seguía enojado… Carlos se fue y me agarró Pachamé. ‘Enzo, por favor, vení’, me dijo. Y fui. Hice una universidad acelerada del fútbol con él…
El Gringo Trossero cuando era DT de Colón en el 95-96.-¿Los mejores entrenadores que tuviste?
-El Gitano Juárez en Colón, el Pato Pastoriza… De todos aprendí algo… El Flaco Menotti me tenía en cuenta, estaba en la lista de los 40 preseleccionados para el Mundial de 1978. Habíamos jugado esa final con Talleres en Córdoba, cuando terminamos 11 contra 8. Nos echaron a mí, a Galván y a Larrosa… Nos mataron… A mí y al Negro Galván nos dieron 20 fechas. Me tuvieron que sacar de la lista de preseleccionados, pero ese partido fue inolvidable… La gente de Talleres nos despidió con aplausos y acabábamos de arruinarles la fiesta… ¡Tenía un equipazo Talleres!
-¿Delanteros bravos para marcar?
-Ufffff… Varios… El “Búfalo” Funes, Trama… Había grandes centrodelanteros en ese momento.
-Bueno, tuve varios que eran muy buenos… El Bocha era un fenómeno adentro de la cancha, un tipo genial con una inteligencia tremenda… Bertoni, Burruchaga… Salimos campeones del mundo con Independiente y cobramos 800 dólares cada uno (risas).
-¿Se arregló tu juicio con Colón?
-Demoró mucho, pero está todo saldado… A Independiente no le hice juicio, pero me volví de Europa porque me llamaron de allí para hacerme cargo del equipo y a los seis meses me echaron. Ni yo ni Villaverde le hicimos juicio a Independiente.
-¿Tenés algún otro recuerdo con Colón?
-Un viernes a la noche, con Independiente veníamos con un invicto de 8 fechas y perdimos 3-2 con Colón en nuestra cancha. Ahí dejamos escapar la chance de ser campeón, en el Clausura 2000. Terminamos subcampeones.