Cuini Amelio Ortiz (desde Berlín)

Cuini Amelio Ortiz (desde Berlín)
El trabajo de la realizadora mejicana Lila Avilés se llama “Tótem” y ha sido una experiencia refrescante en este festival. Mis colegas teutones estaban algo perplejos por el sentido del humor que acompaña la narración de semejante drama. Un joven padre enfermo en estado terminal, una fiesta de cumpleaños que a la vez es de despedida, vista desde los ojos de Sol, su pequeña hija. Y es esa Sol, tan genuina y bella, con tanto deseo que su papá siga viviendo la que nos encanta. Todo transcurre en una enorme casa caótica, el abuelo que trata a una paciente quién se larga a llorar en plena sesión, una tía intenta hornear un pastel pero se le complica la tarea, la otra tía llama a una bruja para que ahuyente los malos espíritus de la casa y el tío que pide a todos cerrar los ojos y mandar buenas energías al enfermo. Caos, fiesta con cantos, baile, risas, chistes con la muerte allí, inminente. A mis colegas teutones les aconsejé una estadía de seis meses en Puebla, en caso que deseen entender el humor mejicano – pero sin garantías de que lo consigan.
La película española “20.000 especies de abejas” de Estibaliz Urresola Solaguren, nos cuenta de Aitor, un niño de ocho años que no se identifica ni con su nombre, ni con lo que los adultos esperan de él. En unas vacaciones con su madre, su hermano y su hermana, de visita en la casa de su abuela, evidencia que prefiere ser niña y confiesa a su hermano que le gustaría llamarse Lucía. Entramos en la dinámica contradictoria de su familia, su entorno social, una madre comprensiva – pero con límites –, una abuela negadora y una tía abuela apicultora, la única capaz de relacionarse con Aitor/Lucía en la misma sintonía de onda. Un film excelentemente realizado, con una narración intimista que nos lleva a mirar en el alma de sus protagonistas, estupenda Sofia Otero, en el rol del niño con identidad sexual disidente. Aplausos en la proyección para prensa y especulaciones de un posible oso en las premiaciones.




