La salsa de la casa

Natalia Pandolfo

Bajo la premisa de evocar las viejas kermeses, una vez más la Plaza 25 de Mayo alojó en su seno a artistas de ramas varias y público ídem. Luego de una noche destinada al folclore -el viernes estuvieron Horacio Guarany, Efraín Colombo y el grupo Setúbal- ayer fue el turno de los ritmos latinos.
La pista de baile floreció de parejas que danzaron al ritmo de la salsa, la rumba, el mambo y el chachachá.

El número local fue la Sonora D’Irse: con sus jóvenes seis años de vida, la banda es un clásico del género en Santa Fe. Integrado por Rubén Carughi, Marcelo Huser, Ariel Theuler, Sebastián Greschuk, Danilo Cernotto, Pancho Torres, Alejandro Valls, Ángel Ruiz Díaz, Maxi Maglianese, José Luis Viggiano y Franco Bonacci, el grupo calentó el escenario con una versión salsera de “Bonita pero mentirosa” a la que siguieron “Vivir mi vida”, “Yo no sé mañana”, “El cantante”, “Zandunguera” y “La pollera colorá”, más algunos temas de cosecha propia como “Caramelo for you”, entre otros.

Dos parejas se lanzaron a la pista y marcaron la huella: en cinco minutos, el número de bailarines empezó a multiplicarse hasta tapizar el piso.

Por el aire

Camilo Céspedes y Soledad Almirón fueron los animadores de una fiesta que apagó sus luces pasada la medianoche.

Más allá del escenario, en los distintos puntos de la plaza, un stand de la Agencia Provincial de Seguridad Vial proponía concientizar a chicos y grandes respecto de la importancia de una conducción segura.

Sobre San Martín, la Feria de Emprendedores reunió puestos de gastronomía y producciones locales.
En los intervalos, el payaso Tuti Núñez y los acróbatas Federico Brasca y Loli Pijuán regalaban magia y sonrisas al paso. Los últimos debieron lidiar con la falta de sonido: sin micrófonos y con música alta de fondo, sólo quedaba adivinar las palabras de los artistas, mientras se disfrutaba de las peripecias de Brasca por los aires.

Fin de fiesta

Claribel Medina presentó su espectáculo “Las Gardenias”, acompañada por una banda con la que la conductora de “Cuestión de peso” se le anima al chachachá, el mambo y otros parientes del género, aunque también aborda algunos boleros.

De vestido negro generoso en brillos y transparencias, la actriz propuso un show de corte autobiográfico, en el que relata sus vivencias entre los dos territorios en los que desarrolló su vida: Argentina y Puerto Rico. Medina enhebra momentos de su vida al son de un listado de canciones propias y de autores como Piazzola, Rubén Blades, Ismael Rivera, La Lupe o Chico Novarro, intercalándolas con monólogos con los que pretende entablar empatía con el público. De hecho, en un tramo se bajó del escenario y compartió unos pasos de baile con la gente.

Así pasaron “Lágrimas negras”, “Paisaje”, “Lo mismo que a usted” y “Amándote”, entre otros.
Lejos del esplendor de otras ediciones, tanto en la multiplicidad de propuestas artísticas como en la calidad de los números principales y la convocatoria de público, la plaza vistió sus mejores galas y, con banderines que danzaban al ritmo del viento y foquitos de colores, se convirtió una vez más en un gran patio, plataforma para compartir música, baile y encuentros, con el fondo de la Casa Gris llena de colores.