Desde este lunes 1 de septiembre todos los smartphones y tablets de Rusia deberán contar con tres aplicaciones obligatorias, entre ellas la nueva Max, una herramienta de mensajería que pretende ser una app universal.
Todos los dispositivos inteligentes deberán contar con esta app, que busca desplazar completamente a Telegram, y otras dos más estatales.

Desde este lunes 1 de septiembre todos los smartphones y tablets de Rusia deberán contar con tres aplicaciones obligatorias, entre ellas la nueva Max, una herramienta de mensajería que pretende ser una app universal.
La decisión de Moscú pasó por la Asamblea Federal de Rusia y cuenta desde finales de junio con su ley federal "Sobre la creación de un servicio multifuncional de intercambio de información", que obliga también a la presencia de RuStore, plataforma de descargas, y Lime HD TV, que brinda acceso gratuito a programas estatales rusos.
En el caso de Max, está presente en casi todas las plataformas de descarga de todos los dispositivos desde hace cinco meses, alcanzando en las primeras semanas los 2 millones de usuarios, pero con la expectativa de crecer a partir del mes entrante debido a la obligación legislativa.
De momento, Max incluye chat personal y grupal , mensajería de voz, llamadas , videollamadas , transferencia de archivos de hasta 4 gigabytes , stickers , emojis , herramientas para crear chatbots y miniaplicaciones, y herramienta con inteligencia artificial generativa llamada GigaChat. El objetivo es optimizar para los próximos meses el sistema de pago digital.
La app pertenece en un porcentaje al gobierno ruso y en otro a VK, desarrolló una serie de servicios digitales, entre los que se destaca a VK Messenger, el primer formato de Max que no logró el éxito esperado.
De momento, los usuarios sólo podrán loguearse mediante números telefónicos registrados en Rusia y Bielorrusia.
A pesar de que uno de los objetivos iniciales es desplazar a Telegram, la cual sufrió restricciones en sus llamadas dentro del país, el anuncio oficial del gobierno de Vladimir Putin salió justamente por dicha red social.
“El 1 de septiembre la plataforma digital Max entrará en la lista de programas obligatorios para la preinstalación en teléfonos inteligentes y tabletas”, indica una parte del comunicado.
El mensaje detalla la obligación de las otras dos apps: “Además, a partir del 1 de septiembre, la tienda nacional de aplicaciones RuStore será obligatoria para la preinstalación en dispositivos que utilicen los sistemas operativos iOS e HyperOS. Una vez que RuStore esté actualizada sobre la tecnología, funcionará con los sistemas operativos Android y HarmonyOS”.
“Desde el 1 de enero de 2026, los televisores con la función Smart TV están instalados en el programa Lime HD TV”, concluye el breve mensaje.
Un día después de la sanción de la ley, desde el Senado se anunció que Max incorporaría el servicio del gobierno ruso Gosuslugi, encargado de proporcionar a personas físicas y jurídicas acceso en línea a información sobre los servicios estatales y municipales.
Con foco en este último punto, Human Rights Watch, publicó en julio un informe que critica la vulnerabilidad de la privacidad al no ofrecer cifrado de extremo a extremo, el incremento del control y la supresión de la libre elección digital.
Facebook, Instagram y X ya han sido prohibidas en Rusia, mientras que WhatsApp y Telegram han sufrido restricciones en sus llamadas de voz “para contrarrestar a los delincuentes”, según el relato oficial.
Pavel Durov, el fundador de Telegram, alguna vez fue considerado un emblema del talento tecnológico ruso. Sin embargo, su relación con el Kremlin ha atravesado un proceso de creciente tensión que derivó en choques legales, censura y exilio.
Durov, conocido como el “Mark Zuckerberg ruso”, fundó la red social VKontakte (VK) en 2006. Tras resistirse a entregar datos de usuarios opositores al gobierno durante las protestas de 2011 y 2012, enfrentó presiones crecientes. En 2014, denunció haber sido forzado a vender su participación y abandonó el país. Ese mismo año, desde el exilio, lanzó Telegram, una app de mensajería enfocada en la privacidad y la resistencia a la censura. Su éxito fue rotundo: más de 900 millones de usuarios en 2025.
Desde sus inicios, Telegram fue vista con recelo por Moscú. En 2018, el gobierno exigió acceso a las claves de cifrado para monitorear contenidos, amparado en la lucha contra el terrorismo. Durov se negó rotundamente, citando la protección de la privacidad de los usuarios.
La negativa desató una ofensiva del Roskomnadzor (ente regulador ruso), que intentó bloquear la app en todo el país. El resultado fue un fracaso técnico y una humillación política: Telegram siguió funcionando gracias a técnicas de evasión, y la censura fue levantada en 2020. Pero en los últimos meses se retomó la lucha contra el empresario radicado en Emiratos Árabes Unidos y las limitaciones sobre Telegram van en crecimiento hasta un posible cierre absoluto.




