Por Claudio H. Sánchez (*)
De cómo una apuesta deportiva derivó en la invención del cine.

Por Claudio H. Sánchez (*)
Hacia 1870 una cuestión dividía a los aficionados a las carreras de caballos en los Estados Unidos: cuando un caballo galopa a gran velocidad, ¿tiene en algún momento las cuatro patas en el aire, o siempre tiene por lo menos una pata en contacto con el suelo?
La controversia no podía resolverse por observación directa porque el movimiento de las patas es tan rápido y caótico que es imposible distinguir qué es lo que está pasando. Una opción sería fotografiar el galope. Pero la tecnología fotográfica de la época no estaba suficientemente desarrollada. La película requería demasiado tiempo de exposición y el obturador de la cámara se abría y cerraba manualmente. Se requería una película mejor y algún mecanismo automático de disparo.
En 1872 el político y empresario norteamericano Leland Stanford apostó 25000 dólares a que había un momento en el que el caballo estaba efectivamente en el aire. Stanford, que había sido gobernador de California y fundó la universidad que lleva su nombre, tenía afición por el arte y por la ciencia y creía que las representaciones habituales del movimiento del caballo no eran correctas. Para resolver la cuestión acudió al fotógrafo Eadweard Muybridge. Aunque había nacido en Gran Bretaña, Muybridge desarrolló la mayor parte de su carrera en Estados Unidos y era uno de los fotógrafos más importantes del momento.
Muybridge ideó mecanismos de disparo automático y usó sábanas blancas como telón de fondo para aumentar el contraste. Hizo distintos intentos a partir de 1873 pero los resultados obtenidos no fueron concluyentes.
Para 1878 la sensibilidad de las placas fotográficas había mejorado notablemente. Muybridge dispuso doce cámaras regularmente separadas a lo largo de un tramo de diez metros de la pista del hipódromo de Palo Alto, en California. Una serie de hilos cruzaban la pista de modo que el caballo los enganchaba con sus patas al correr. Eso accionaba un mecanismo que disparaba automáticamente cada cámara.
Muybridge invitó a la prensa y a aficionados a los caballos a presenciar el experimento. Corriendo a 1m40s la milla (unos 60 km/hora) el caballo accionó las doce cámaras en algo menos de medio segundo. Así se obtuvieron doce fotos que mostraban al caballo en distintas fases de su galope. Por lo menos tres de las fotos mostraban al caballo con todas sus patas en el aire, como afirmaba Stanford. El conjunto de imágenes fue publicado ese mismo año con el nombre de El caballo en movimiento.
Además de resolver la controversia, este experimento tuvo una segunda consecuencia. Una vez separado el movimiento del caballo en doce imágenes fijas, tal vez sería posible recorrer el camino inverso: recomponer las imágenes fijas para reproducir el movimiento del caballo.
Existía en esa época un juguete llamado zootropo que consistía en un cilindro giratorio con las imágenes sucesivas de alguna escena animada: una pareja bailando, un payaso saltando, un niño corriendo. Haciendo girar el cilindro y observándolo a través de una mira se podía ver a los personajes en movimiento. Muybridge creó una variante del zootropo a la que llamó zoopraxiscopio: imprimió sus fotografías en un disco transparente que, al girar, proyectaba las imágenes del movimiento del caballo sobre una pantalla. Esto puede considerarse la primera película cinematográfica obtenida a partir de imágenes reales. Thomas Edison se basó en el zoopraxiscopio de Muybridge para crear el kinetoscopio, precursor del cinematógrafo.
Muybridge siguió perfeccionando su técnica y en los años siguientes registró y publicó el movimiento de trabajadores, deportistas, bailarines y algunos de los animales del zoológico de Filadelfia. Murió en Surrey, Inglaterra, en 1904, a los 74 años.
(*) Docente y divulgador científico
Corriendo a 1m40s la milla (unos 60 km/hora) el caballo accionó las doce cámaras en algo menos de medio segundo. Así se obtuvieron doce fotos que mostraban al caballo en distintas fases de su galope.
Imprimió sus fotografías en un disco transparente que, al girar, proyectaba las imágenes del movimiento del caballo sobre una pantalla. Puede considerarse la primera película cinematográfica obtenida a partir de imágenes reales.




