Por H. A. R. Norman

Por H. A. R. Norman
El llamado "puerto de ultramar" ya no es más de ultramar, es solo fluvial. Veamos por qué. Han ocurrido muchas cosas en los últimos 40 años.
En primer lugar, aumentó considerablemente el tamaño de los buques oceánicos y, por ende, la exigencia de una profundidad mayor en la vía navegable principal hasta la zona de rada Santa Fe, y adicionalmente en el canal de acceso.
Esto constituye un condicionamiento comercial importante al momento de decidir la llamada "opción Santa Fe", obviamente más costosa, pues el buque será comparado en término de costos con los puertos de Rosario, San Lorenzo, Timbúes, etc., con más profundidad, navegación continuada diurna y nocturna, y sin requerimiento de uso de remolcadores, para un final con mucho mayor carga levantada.
En segundo lugar, el puerto de Santa Fe actual requiere la utilización de dos remolcadores para la entrada y salida. Va de suyo conocer que en Santa Fe no hay remolcadores disponibles, y que su contratación implica el altísimo costo de su navegación desde un puerto del sur, como pueden ser San Nicolás o Campana, hasta rada Santa Fe. Desde este punto, se debe efectuar el servicio de remolque de entrada y atraque; y luego, la espera de los remolcadores hasta que el buque reciba su carga; para realizar a continuación el servicio de maniobra de salida hasta rada; y, por último, regresar a su base. El costo del uso remolcadores es altísimo y se refleja inmediatamente en el flete. Mientras que Rosario, San Lorenzo y Timbúes no requieren el uso de remolcadores para los buques.
En tercer lugar, la reglamentación requiere que la navegación de entrada y salida desde rada hasta el interior del puerto y viceversa se realice, por seguridad, con luz diurna. En términos económicos, esta condición implica en muchos casos pérdidas de tiempo costosísimas que se reflejan en el flete. Rosario, San Lorenzo y Timbúes operan día y noche, sin pérdidas de tiempo.
Frente a estas realidades, el exportador que ha adquirido sus cereales u oleaginosas en la zona de influencia de Santa Fe, básicamente al norte y al oeste del puerto, compara los costos adicionales de embarcar sus productos aquí con los de operar desde puertos ubicados al sur. Y en esa compulsa elige el sur.
No obstante, Santa Fe también puede aprovechar la ruta navegable principal.
En este sentido, el famoso proyecto de construir un verdadero puerto de ultramar, comercialmente viable ha sido manoseado por personajes que desconocen las verdaderas y simples posibilidades existentes.
Fue así que hubo un intento de llevar a cabo la construcción de un puerto en la zona de rada Santa Fe, para lo cual se licitó un proyecto absurdo de concesionamiento total que implicaba obligaciones muy costosas, licitación que obviamente no despertó el más mínimo interés, y no hubo interesados.
El replanteo de la idea pasa por conocer que, en la isla situada en la zona de rada, costa del río Paraná principal, que allí tiene una buena profundidad natural y acepta un fácil dragado de mantenimiento, hay una costa de buena altura que permitiría construir una sucesión de muelles, en una extensión superior a los 2.000 metros.
Esa zona frente a la rada permitiría la construcción, por parte de interesados privados, de muelles adaptados a las necesidades de cada empresa, con muy buen calado, buques oceánicos, sin costo de remolcadores y navegación diurna y nocturna. A la vez, a sus "espaldas", hacia el oeste, la isla cuenta con una enorme superficie aprovechable (más de 3000 hectáreas) donde se podrían desarrollar las actividades de acopio, industria y comercio que se requieran.
Va de suyo que las superficies que cada empresa interesada requiriese podrían serle vendidas, bajo la condición de realizar las inversiones necesarias en muelle e instalaciones, y simultáneamente, con los dineros recaudados de las ventas, se debería constituir un fondo financiero de aplicación exclusiva a la construcción de la ruta de acceso, vías férreas y puente correspondiente a la conexión con la autopista de circunvalación de la ciudad de Santa Fe.
Nótese que las empresas paraguayas, brasileñas o bolivianas interesadas en tener un sitio de acopio de minerales o commodities cerealeras para la exportación serían, muy seguramente, interesadas inmediatas en posicionarse para depositar/acopiar sus productos llegados en barcazas para ser reembarcadas a buques oceánicos.
El volumen de embarques del proyecto, una vez concluido, estimamos que superaría rápidamente los 10 millones de toneladas anuales, dado el enorme hinterland de influencia natural de su ubicación.
No se puede dejar de apreciar la enorme cantidad de mano de obra que toda esta gran futura actividad demandaría, con beneficios importantísimos para nuestra zona.
Pero hay mucho más en este nuevo gran escenario. Se trata del aprovechamiento de la gran superficie de la isla Clucellas para un desarrollo urbano que garantice la expansión impensada de la ciudad capital provincial con la definición de barrios bien diseñados, y calles costaneras bordeando las hermosas lagunas que existen en la isla.
El gobierno provincial que capitalice este emprendimiento pasará sin dudas a la historia grande de Santa Fe.
El replanteo de la idea pasa por conocer que, en la isla situada en la zona de rada, costa del río Paraná principal, que allí tiene una buena profundidad natural y acepta un fácil dragado de mantenimiento, hay una costa de buena altura que permitiría construir una sucesión de muelles, en una extensión superior a los 2.000 metros.
A la vez, a sus "espaldas", hacia el oeste, la isla cuenta con una enorme superficie aprovechable (más de 3000 hectáreas) donde se podrían desarrollar las actividades de acopio, industria y comercio que se requieran.




