Por Guillermo Lehmann

Por Guillermo Lehmann
Quisiera compartir mi preocupación ante un hecho que compromete la esencia misma de la provincia de Santa Fe. Se discute en estos días la eliminación del culto católico de nuestra Constitución provincial (debido a la propuesta de modificación del artículo 3). Esto constituye un hecho grave, porque rompe con una tradición que dio forma a la identidad cultural e institucional de la provincia, y altera la matriz moral sobre la que se construyó el orden jurídico santafesino.
El catolicismo forma parte del nacimiento, la historia y la cultura de Santa Fe. Desde su fundación, su presencia ha organizado la educación, la salud y la vida social en pueblos y ciudades. Esa huella perdura hoy en parroquias, hospitales, escuelas y fiestas patronales que integran la identidad provincial.
El catolicismo establece además un marco moral basado en el bien común, la dignidad humana, la justicia social y la familia como núcleo ordenador, valores que forman parte del ADN santafesino. Suprimirlo debilita el fundamento ético de nuestra convivencia y abre paso a una cultura del relativismo, donde la verdad se reduce a lo que impone el poder de turno. En nombre del pluralismo, algunas voces incluso desde ámbitos eclesiásticos han avalado esta modificación.
Lamentablemente, esto abre la puerta a situaciones inquietantes, como ocurre hoy en los Estados Unidos, donde organizaciones como la Iglesia de Satanás desarrollan actividades en escuelas primarias y jardines de infantes, amparadas en la igualdad religiosa. Hoy más que nunca, somos los ciudadanos quienes debemos defender con firmeza los valores que hemos heredado y que siguen dando forma, sostén y sentido a la identidad más profunda de nuestra querida provincia.
(*) Santafesino residente en Nueva York.




